El Banco Central llevó en la mañana de este lunes el dólar oficial (mayorista) a 350 pesos, lo que se traduce en una devaluación del 22% y empuja al minorista a 365,50 pesos para la venta. A la par, dispuso una suba de la tasa nominal anual para los plazos fijos hasta el 118%, del 97% vigente hasta el viernes. Esto es, 21 puntos.
El aumento del dólar oficial de un tirón es el mayor en los últimos cuatro años, desde que el 12 de agosto de 2019, después de las Paso que encumbraron a la fórmula presidencial de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, la divisa mayorista trepó desde los 45,40 a los 55,75 pesos, una suba del 22,8 por ciento.
Con la decisión de este lunes, el dólar mayorista, que rige en las operaciones de comercio exterior, acumula en lo que va del año un incremento de 97,6%, con todo, por debajo de la inflación del período. Fuentes del Banco Central aseguraron que hasta las elecciones presidenciales del 22 de octubre se mantendrá el valor de 365,50 pesos por unidad verde y 350 pesos para la venta mayorista.
La decisión del Central de subir la tasa de política monetaria al 118% nominal anual implica un 208,2% de tasa efectiva anual (si se reinvierte capital más intereses). Es con la cual se pagan las Letras de Liquidez (Leliq) del BCRA que respalda la tasa de plazos fijos que pagan los bancos a sus clientes.
Con esto, se busca retener los depósitos en pesos para que no se vayan a la demanda de bienes y servicios abonando más inflación, o de dólares con la consiguiente mayor presión devaluatoria. El costo: el enfriamiento de la economía y el efecto dudoso.
Es que hay un posible efecto búmerang: el alza del dólar mayorista se traslada inmediatamente a los precios al público del dólar en bancos y encarece las importaciones de bienes con los que se elaboran los productos locales, lo que se traducirá en los mostradores. Lo mismo, con las subas de intereses con los que se financia la actividad productiva.