“Hay que investigar en qué situación está la Policía. Uno los ve nerviosos. No sé si están cansados, pero no es normal. No sabemos si están drogados, o cómo están. No actúan normalmente. O están desquiciados con las comunidades originarias. No encaran con normalidad”. Así describía ayer ante el fiscal Gustavo Ponce Asahad un integrante de la comunidad Qom que ayer fue blanco de brutal accionar por parte del Comando Radioeléctrico en Magallanes y pasaje 6 del barrio Toba de zona oeste. Catorce personas –diez hombres, dos mujeres y dos menores– terminaron en la comisaría 19ª, algunas visiblemente golpeadas, e incluso una joven terminó internada, por múltiples fracturas en el cuerpo. Nada de eso quedó asentado en las 14 constancias que hizo ayer el médico policial, lo que movilizó a legisladores a denunciar apremios. Además, un adolescente de 15 años, también de ese barrio, fue trasladado por sus padres al hospital Carrasco y luego al Heca porque, según denunciaron los familiares, fue golpeado y abandonado en un descampado por la Policía. La denuncia más alarmante de los familiares de los detenidos fue que la represión ocurrió a las 7 de la mañana y recién pudieron verlos ingresar a la comisaría a las 9.30. “Durante dos horas se dedicaron a pasearlos y a pegarle”, dijo una de las familiares.
Con un panorama más claro, el fiscal Ponce Asahad dio una conferencia de prensa, quien se quejó porque la Policía aún no le había dado las actuaciones. “Nos encontramos con una versión policial por un lado y los testimonios de los vecinos, que no coinciden”, destacó y agregó: “Los vecinos dicen que fueron víctimas de una situación de muchísima agresión y maltrato”, sostuvo el fiscal.
La versión policial que fue aportada por dos agentes del Comando Radioeléctrico al fiscal da cuenta de que “estaban en un procedimiento de rutina, quisieron identificar a dos jóvenes, lo que dio lugar a un tumulto por lo que pidieron ayuda y aparecieron entre 40 y 50 efectivos”. El fiscal dispuso que se retiren las armas de los policías ya que confirmó que hubo disparos.
Apremios
“Constaté los golpes y contrastaban con el informe del médico policial (que decía que no estaban heridos). Ordené abrir una causa al médico por encubrimiento, incumplimiento de deberes de funcionario público, y falsificación de instrumento público”, indicó el fiscal a El Ciudadano, ya que entre los detenidos hay dos menores de edad. De acuerdo con el fiscal todas las constancias tienen el mismo registro horario: 11.30, lo que le resultó sospechoso.
“Había dos mujeres en la comisaría, una con quebraduras y traumatismo, con epilepsia. Pedí que viniera el Sies y la trasladaron a un hospital. Además había tres hombres visiblemente golpeados”, destacó Ponce Asahad, quien agregó que pidió intervención a la Dirección de Asuntos Internos, la División Judiciales y pidió análisis de alcohol y drogas de venta ilegal a los agentes involucrados. También solicitó ayer que los testigos declaren en Fiscalía, donde se encontraba la defensora oficial, un traductor Qom y representantes de asuntos indígenas.
Las versiones
Según lo que comenzó a reconstruirse en la puerta de la comisaría 19ª ayer a la mañana, fueron distintas secuencias que tuvieron a la Policía como protagonista en la zona de Garzón al 4400. “Estaban mi papá y mis tíos en la puerta de mi casa tomando algo. En la esquina de mi casa había unos pibes. Pasó el móvil, los revisaron y le llevaban todas las cosas y le decían que eran unos negros y uno tobas. Los empezaron a correr a los pibes y después los pibes a ellos (por la Policía)”, contó Cecilia, vecina del barrio.
“Le dije a mi papá y a mi tío que se metieran dentro de casa. En eso vemos que vienen un montón de patrullas. Los policías se meten en mi casa y me lo llevaron a mi papá, a mis dos tíos, a mis primos. Les pegaron y se llevaban los cuchillos de la casa, que teníamos para comer. También las herramientas que tiene mi mamá del programa Nueva Oportunidad, donde los pibes hacen carpintería, como los martillos, por ejemplo”, agregó la joven.
La defensora oficial María Laura Maenza se entrevistó con los detenidos y junto con el fiscal constataron que dos de ellos estaban muy golpeados. Dos jóvenes, de 14 y 17 años, fueron liberados antes del mediodía.
Alejandra Fedele, del Movimiento Evita, contó que muy temprano comenzó a recibir llamados desde el barrio Toba. “La Policía dice que por un llamado al 911 llegaron al lugar y empezaron a entrar a las casas sin ninguna orden, deteniendo a mucha gente. Hay menores de edad, entre ellos uno que está en el Heca. Es un chico que fue torturado en un campito. La familia lo asistió y lo trasladaron”, explicó la referente. Al cierre de esta edición, el chico había sido dado de alta.
“Hay gente muy golpeada. Los hechos entre lo que dice el Comando y los familiares no coinciden”, destacó. “El Comando dice que recibió una llamada por un tiroteo, pero no fue así. Vieron cuatro chicos tomando en una esquina y fueron a detenerlos”, sumó Fedele.
“Somos trabajadores y me rompieron toda mi casa. Mi bebé de tres años quedó llorando por lo que le hicieron al padre. Nos destruyeron todo”, le explicó al fiscal otra de las vecinas y agregó que este tipo de apremios suceden a menudo en el barrio. Otro de los vecinos ejemplificó: “Hace unos meses le dispararon en la cara a un sobrino mío. Él puso la mano para protegerse. Esto es común”.
Versión en duda
La versión policial a la que hizo referencia Ponce Asahad es que los dos agentes del Comando Radioeléctrico trataron de identificar a cuatro personas que estaban tomando algo en la esquina. “Se acerca una quinta persona y ahí empieza como un cierto tumulto que termina en una horda de 50 personas, donde los policías se vieron excedidos, jaqueados en su integridad física ya que les arrojaban piedras. Por eso pidieron refuerzos”, dijo el fiscal a El Ciudadano y agregó que a raíz de lo constatado giró actuaciones a la Unidad de Violencia Institucional dirigida por Carina Bartocci, que es quien debe investigar a los policías en casos como el de ayer.