Pudo ganarlo, pero no supo cómo. Lo empezó perdiendo, y tuvo la capacidad para darlo vuelta. Estuvo en ventaja, pero le faltó inteligencia para cerrarlo. Así pasó Rosario Central por Junín, a puro vértigo, con sus problemas de retroceso a cuestas. Fue 2 a 2 con Sarmiento, y quedó la sensación de que se lo podría haber llevado cualquiera. Pero para el Canalla, el punto sirve poco. Por eso, el equipo dejó el terreno entregando una mueca de decepción. El envión por las dos victorias consecutivas de arrastre llegó hasta aquí.
El primer tiempo fue desprolijo, abundaron las imprecisiones y los dos equipos mostraron problemas de manejo a la hora de la elaboración del juego. En ese escenario, fue Sarmiento quien se sintió más cómodo. Es que, en el desorden, casi todo se hizo parejo. Y Central tuvo escasas ocasiones para hacer pesar el valor y la jerarquía de alguna de sus individualidades.
Con sus ya clásicos problemas de retroceso a cuestas, el Canalla entregó oportunidades al local. En una de ellas, tras una grosera infracción de Villagra, llegó el primer gol del partido. Fue a los 26 minutos, tras un tiro libre ejecutado con precisión por el Yacaré Núñez.
En ventaja, el local no tuvo la inteligencia como para cambiar el ritmo y reducir el vértigo que le imprimía al trámite. Así, en una contra, sí, en un contragolpe, Central encontró el empate. Iban 40 minutos, y Teo mostró parte de su jerarquía dentro del área para asistir a Carrizo.
En el complemento, Montero apostó por la inclusión de Colman como armador. Pero antes de que el Canalla intentara imponer condiciones, encontró el gol. Se equivocó Sarmiento en el fondo, Teo aprovechó el regalo para asistir a Bordagaray y el delantero no perdonó.
Luego el partido siguió como venía: para cualquiera de los dos. Y en otro tiro libre en el borde del área nuevamente Núñez, apelando a la ley del ex, puso el 2-2 con una soberbia ejecución. Sobre el final el Canalla tuvo un par de ocasiones más, pero no pudo definirlo.
Un punto que sirve poco. Un equipo que no pudo aprovechar el envión de las dos victorias que traía. Un Central que aún no tiene una forma definida de jugar y que tiene fallas cuando retrocede. Fue empate en Junín, pudo haber sido para cualquiera, pero no fue para nadie y repartieron los puntos.