¿Tus compañeros roban? ¿Molestan a los que les va mal o repitieron? ¿Tu mamá o tu papá pertenecen a pueblos indígenas o son descendientes de pueblos indígenas? ¿Cuántas habitaciones tiene el lugar donde vivís sin contar la cocina y el baño? ¿Cuál es el máximo nivel educativo de tu mamá y el de tu papá? Estas fueron sólo algunas de las 30 preguntas personales que los estudiantes de escuelas primarias y secundarias de todo el país tuvieron que responder ayer en la segunda etapa del Operativo Aprender. El cuestionario vinculado a la vida de los alumnos, sus familias y sus compañeros era parte de uno de los tres módulos de evaluación. Los otros dos medían conocimientos de matemática y lengua. En las escuelas públicas y privadas de Rosario dispararon polémica y repudio entre estudiantes y docentes.
Una de las preguntas que más indignación generó fue la que pedía que respondieran con qué frecuencia sus compañeros robaban. Y las opciones para poner una cruz, más aún: siempre, muchas veces, pocas veces o nunca.
Otro de los ítems que disparó polémica fue que las opciones del multiplechoice solamente tenían dos espacios para marcar con una cruz el género varón o mujer, sin dejar un tercer lugar para las alumnas o los alumnos que se identificasen como transexuales.
De materias y otras yerbas
El test tenía varios módulos relacionados con las materias de Lengua, Matemáticas y Ciencias Sociales, entre otras. Pero hubo una treintena de preguntas estrictamente relacionadas con la vida de los estudiantes y sus familias y con la convivencia entre pares dentro de las escuelas que provocaron el repudio del estudiantado.
Julieta, una estudiante de 17 años que cursa el 5º año en un colegio privado, directamente no respondió el cuestionario. Luego de hacer pública su disconformidad a través de su cuenta de Facebook, en diálogo con El Ciudadano explicó lo que opinaba al respecto y contó que muchos de sus compañeros estaban de acuerdo con ella pero otros defendían la controvertida fase del Operativo Aprender.“Hoy en mi colegio se realizó la encuesta sobre Educación a nivel nacional, tenía tres ítems, la primera de Lengua que consistía en responder preguntas sobre Literatura, la segunda, problemas matemáticos y la tercera 30 preguntas personales”, contó.
“Mi pregunta al gobierno nacional es si tengo menos oportunidades de aprender si en mi casa hay sólo una habitación sin contar el baño o si en mi casa cuento con servicios como cable, internet o tenemos microondas y lavarropas. Ninguna de las profesoras que vino a hacernos la evaluación supo o quiso contestarme y sus respuestas fueron: ‘no lo sé, sólo vengo a trabajar’”, dijo Julieta.
La adolescente también se preguntó: “¿Acaso tengo menos oportunidades o soy menos capaz si soy proveniente de pueblos originarios? ¿Si mis papás no terminaron sus estudios, significa que yo tampoco? ¿Si mi escuela es pública o privada influye en mi educación? Y entonces digo: ¿con qué se relacionan estas preguntas con respecto a mi nivel de educación y por qué no preguntaron sobre drogas, un tema más que importante hoy en día que afecta a muchos jóvenes del nivel secundario? ¿Eso no importa?”.
“Quiero una respuesta y pedirle a todos los estudiantes de 5º año que vean más allá y no se dejen engañar”, remató la adolescente quien también pregunta, a través de su cuenta de Facebook, qué pasó con Santiago Maldonado.
Protesta estudiantil en el Normal 1
Cientos de adolescentes del Normal Nº 1 hicieron ayer una sentada para no participar de la evaluación. Hubo docentes y preceptores que acompañaron al alumnado en la protesta porque tampoco estuvieron de acuerdo con la evaluación propuesta por el gobierno nacional. En el Complejo Educativo Francisco Gurruchaga, de Salta al 3400, se hicieron actividades alternativas y muchos de los chicos que asisten a esa escuela se negaron a responder el cuestionario.
A primera hora de la mañana y también durante la tarde, los alumnos del Normal Nº 1, de Corrientes y Mendoza, se negaron a responder el cuestionario. Renata Labrador, presidenta del Centro de Estudiantes de la tradicional escuela pública ubicada en el corazón del centro de Rosario, dijo a este diario: “Repudiamos y no estamos de acuerdo con la evaluación porque son pruebas que no incluyen los conceptos que adquirimos en la escuela, nuestro recorrido y además no podes desarrollar respuestas y esas evaluaciones las corrigen máquinas”, dijo.
Labrador, que cursa el 4º año del secundario, reflexionó en “el para qué”, en “lo que se busca con este plan” y conjeturó que el objetivo es hacer un ranking de cuáles son las escuelas con mejor promedio y así dictaminar si van a obtener un subsidio nacional.
Estudiantes de distintas escuelas no quisieron asistir y hubo cruces entre los mismos docentes de diferentes establecimientos educativos. También repudiaron la evaluación referentes de los principales gremios docentes.
La fase que se llevó a cabo este martes en las escuelas de la ciudad la resolvió por mayoría el Consejo Federal de Educación, por lo que debieron adherir las provincias, entre ellas, Santa Fe.
Si bien desde el Ministerio de Educación de la Nación aseguraron que las evaluaciones serían anónimas, a través de las redes sociales hubo posteos en los que tanto alumnos como docentes mostraron que los cuadernillos mostraban la identificación de la escuela, grado, turno y el número de lista del estudiante.
“Cuando me dieron el cuadernillo los operadores que vinieron al colegio a coordinar el cuestionario me llamaron por mi nombre”, aseguró Julieta.