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Hubo represión y amague de DNU, pero el ajuste no salió

En el marco de ocho horas de violencia fuera del Congreso, fracasó la sesión para tratar el proyecto de reforma previsional.

Tres operativos puso en marcha este jueves el gobierno nacional para aprobar aceleradamente el ajuste a los jubilados, eufemísticamente llamado reforma previsional. Y ninguno funcionó.

El primero, afuera del Congreso, con una militarización inédita de la zona y represión a las organizaciones sociales, gremios y legisladores que pretendían manifestarse contra la virtual aprobación, que el oficialismo daba por segura.

El segundo, en el recinto, con los esfuerzos de los legisladores de Cambiemos para alcanzar el quórum que le permitiera avanzar sobre la aprobación de la ley.

El tercero, por si fracasaban los anteriores, consistió en amagues mediáticos de la firma de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del presidente Mauricio Macri, que finalmente no se concretó. Ninguna de las variantes surtió efecto y los jubilados y beneficiarios de la Asignación Universal pueden respirar tranquilos, por ahora.

Sesión frustrada

El intento por alcanzar quórum duró mucho menos, fueron minutos intensos de griterío y acusaciones cruzadas, que sólo se desarmaron cuando la diputada oficialista Elisa Carrió reconoció que en esas condiciones no se podría sesionar.

En ese momento, el oficialismo decía tener 130 legisladores en las bancas (se necesitan 129 para sesionar) pero los diputados de la oposición denunciaban que dos de ellos eran diputados truchos, personas que sin ser legisladores ocuparon bancas a los efectos de llegar al quórum. Carrió arrió la bandera sólo para prometer que la semana próxima harían otro intento, y sería definitivo.

“Lo peor que podemos hacer es sesionar en este estado de violencia”, dijo Carrió y pidió a la Presidencia que se levantara “esta sesión escandalosa”. “La semana que viene vamos a ganar y votar la ley”.

El presidente de la Cámara, el macrista Emilio Monzó, aceptó la propuesta y se desarmó la sesión.

Represión

La represión en las afueras del Congreso duró varias horas y tuvo un saldo de 22 heridos, entre ellos varios legisladores.

Un desproporcionado operativo de Gendarmería y Policía Federal bloqueó los accesos a la Cámara de Diputados ante la llegada de miles de personas en rechazo a la reforma.

A pocas horas de que se levantara la sesión en la que se iba a votar la reducción en los haberes jubilatorios, la Gendarmería agredió a diputados nacionales en la puerta del Congreso, y  pasadas las 14 comenzaron los gases lacrimógenos, las balas de goma y los carros hidrantes, además de los golpes y empujones por parte de la policía contra los manifestantes y diputados.

DNU

Sobre las 20, cuando se acallaban los sonidos de los balazos de goma, los medios comenzaron a filtrar la posibilidad firme de que el presidente firmara un decreto para sellar la suerte de la reforma previsional sin pasar por el Parlamento.

Casi en el mismo momento, desde la CGT prometían paro general para hoy si eso se concretaba. Pero la amenaza más fuerte vino de las filas propias, a través de un fuerte tuit de Elisa Carrió.

Finalmente, pese a que trascendía  que el decreto estaba a la firma del presidente, la noticia se diluyó y el freno al ajuste en las jubilaciones y AUH se consolidó, al menos, parece, hasta la próxima batalla.

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