El gobierno del conservador Antonis Samaras vivió ayer su primera huelga general y movilización desde que llegó al poder en la endeudada Grecia, con una jornada de protesta contra el ajuste, que en Atenas se transformó en una batalla campal entre policías y manifestantes con heridos y detenidos.
Los disturbios, sumados a las fuertes protestas anti ajuste en España, reflejaron los problemas y la persistente resistencia popular que enfrentan los gobiernos de esos países y la Unión Europea (UE) en general, frente a sus esfuerzos por contener la crisis financiera continental y estabilizar el euro.
La huelga griega, convocada por los dos mayores sindicatos del país, congregó a decenas de miles de personas en las calles para protestar contra las nuevas medidas de ajustes que el gobierno, asumido en junio, se dispone a ejecutar a exigencia de la UE y el FMI a cambio de la asistencia financiera que recibe de ellos.
En Atenas, unas 100.000 personas salieron a las calles para protestar según informaron las centrales de trabajadores, en tanto la Policía estimó que fueron 50.000. Aunque la manifestación comenzó de manera pacífica, unas 200 personas se desprendieron de la marcha central y provocaron disturbios frente al Parlamento, donde lanzaron cócteles molotov y pedazos de mármol arrancados contra la policía, que respondió con gas lacrimógeno y granadas de humo, según mostró la televisión. Unas 120 personas fueron detenidas y 20 efectivos policiales resultaron heridos, informaron autoridades de Atenas citadas por medios estatales. “No nos someteremos a la troika” y “UE y FMI fuera”, fueron algunas de las consignas coreadas por los manifestantes contra los organismos que otorgaron a Grecia un paquete de rescate para evitar la quiebra.