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Buscan frenar extinción de huertas en Rosario

Por Agustín Aranda.- En 2003 había 50 y en la actualidad se redujeron a 28. Sin intervención sólo quedarán 15 en diciembre.

La ciudad obtiene sólo un 25 por ciento de las verduras que consume del cinturón verde que la rodea. La actividad de los quinteros descendió sensiblemente en los últimos años a partir de la urbanización, el “boom” sojero, y la falta de modernización de las técnicas de producción. Según los pronósticos del municipio, para fin de año, sin intermediación del Estado nacional, sólo quedarán 15 quintas. La Secretaría de Producción municipal envió un pedido de insumos al Ministerio de Agricultura para comenzar a fomentar las denominadas Buenas Prácticas Agrícolas por un millón de pesos para sólo 6 productores que funcionarán como parcelas modelos. El objetivo es desarrollar producción y consumos de cercanías que disminuyen la contaminación y promueve lotes de verdura menos costosos, más diversos e identificables en caso de que estén en mal estado. “Lo que ocurre es que la producción hortícola de Rosario está por fuera de todo sistema: productivo, impositivo, laboral. No hay facturas, los trabajadores están precarizados y esto no favorece la inocuidad de la producción, que se traduce como un posible gasto en salud”, explicó el director del programa Alimentario del municipio.

El cinturón verde de Rosario –conjunto de quintas dedicadas a la frutihorticultura– estiliza a una ciudad en continuo crecimiento aunque cada día con menos fuerza. De los 50 espacios productivos que brindaban verduras –en su mayoría de hoja– a los mercados de Concentración de Fisherton y de Productores en 2003, hoy sólo quedan 28 y, según las previsiones dela Secretaríade Producción municipal, a fin de año no habrá más de 15.

En la actualidad, ambos mercados, que sirven de insumo a verdulerías y supermercados rosarinos, reciben sólo un 25 por ciento del total de sus productos del cinturón nutrido por productores locales. Ese porcentaje se reparte entre lechuga, radicheta, escarola, remolacha, acelga, espinaca, rúcula, rabanitos, entre otras. El resto proviene de zonas productivas que circundan las ciudades deLa Plata, Mar del Plata, Mendoza y hasta la capital santafesina. A diferencia de lo que ocurre en la periferia dela Cunadela Bandera, aquellos productores modificaron sus prácticas al incluir el invernáculo –dispositivo que protege los cultivos de las inclemencias climáticas–, el sistema de riego por goteo y el generador de ósmosis inversa (sistema de filtros que quita bacterias, arsénico, etc.), que permite disminuir la cantidad de sal del agua para mejorar las verduras.

Para el presidente dela Asociaciónde Comerciantes Mayoristas del Mercado del Productores, Héctor Manesi, la cifra de quinteros rosarinos que desistieron de la actividad es mucho mayor: “En los últimos 7 u 8 años de los 350 quinteros que había en la zona hoy quedan70”. La persona que tiene 50 o70 hectáreas, insistió Manesi, ya no se inclina por estos cultivos sino que siembra soja, mucho más rentable. “Muchas lluvias, alguna helada en condiciones de desprotección del cultivo, los arruina”, graficó.

Desde el Mercado de Concentración confirmaron que el cinturón verde “se está achicando” a partir de que la actividad no resulta rentable para los quinteros de la zona. Por ello, el mercado se abastece no sólo de Mar del Plata,La Platay Mendoza sino también del sector que bordea a la ciudad de Santa Fe. Los quinteros que resistieron y todavía se acercan a ofrecer sus cultivos –también tomates, melones y duraznos de la zona–, informaron desde Fisherton, lo hicieron a partir de una profesionalización de la actividad. Otro diferencial es la modalidad de compra por grandes volúmenes a costos menores, que deja por fuera a los pequeños productores.

Cabe destacar que ambos mercados abastecen no sólo a Rosario sino a localidades vecinas.

Relevamiento

En diálogo con El Ciudadano, el director del Programa Alimentario dela Secretaríade Producción dependiente del municipio, Roberto Llanes, explicó: “La agresión principal que sufre el cordón, el tipo de producción y los productores es la que proviene de la producción extensiva de soja, trigo y alfalfa. El boom destrozó a la producción frutihortícola de la periferia de Rosario”.

De acuerdo al médico veterinario que elaborara un informe de situación junto ala Facultadde Ciencias Agrarias dela Universidad Nacionalde Rosario, existen varios factores que hacen que los productores se alejen de este de tipo de producción. En primer término, no existe una generación –hijos, nietos– que mantengan la quinta por la poca renta que comparativamente pueden obtener de la soja. “Los que se quedaron lo hicieron porque las dimensiones de sus terrenos no permitían trasladarse al monocultivo, actividad que va en detrimento de la biodiversidad por su carácter y el actual abuso de agroquímicos que conlleva”, sostuvo Llanes.

El rescate

En el informe dela Secretaríade Producción se proponen medidas precisas para combatir esta baja en la actividad que va en desmedro del medio ambiente, el empleo y la salud de la población. Tal como apuntara Llanes, las iniciativas bajo el nombre de Buenas Prácticas Agrícolas tienen como objetivo posicionar estos establecimientos como “parcelas modelo” que reproduzcan una forma de producir y comercializar bajo normas de calidad en todo el proceso. Para ello, es necesario una serie de insumos: mediasombras, invernáculos –tiendas de 15 por80 metrosde plástico, palos, alambres que protegen el cultivo de las inclemencias del tiempo y tienen un costo de 80 mil pesos–, sistema de riego por goteo y generador de ósmosis inversa (sistema de filtros que quita bacterias, arsénico, etc.), que permite disminuir la cantidad de sal del agua para mejorar las verduras.

Simultaneo a las modificaciones en la producción, se propone empezar con la identificación de la misma. Según Llanes, es fundamental que todos los alimentos tengan su rótulo –fecha, cosecha, lote, responsable– para corregir eventuales problemas mediante un “rescate” de mercadería, que realiza el Instituto del Alimento de Rosario. Cabe destacar que el mismo organismo trabaja a la par del programa para analizar los animales de las quintas para controlar la carga parasitaria que pueden trasladar a las verduras.

“Si bien la inversión del Estado es grande, el beneficio es aún mayor: la inocuidad, garantizar la menor cantidad de problemas de salud en la población que consume los productos”, reflexionó el funcionario.

De acuerdo a Llanes, enLa Plata, Mendoza y Mar del Plata este tipo de producción permite “alimentar” a sus localidades y además “exportar”. “Lo valioso de la política de cercanías es que tiene un menor costo, es un producto más fresco y variado –existen variedades de lechugas que no se conocen y consumen en la ciudad, por ejemplo– y al ahorrar el traslado disminuye la contaminación que generan los camiones”, aseguró.

Como correlato del informe, el municipio envió al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca dela Naciónel proyecto para que el Estado subsidie los insumos –invernáculos, sistema de riego y filtro– a 6 productores locales por un valor cercano al millón de pesos. “Su compromiso será producir bajo los parámetros de las Buenas Prácticas de Agricultura. Se propone un cambio de hábitos radical a una práctica que se hace de la misma manera hace 100 años”, explicó. Según Llanes, la mayoría de los quinteros se negaron por falta de dinero para la inversión –si bien les darían los insumos, ellos deben pagar la instalación de invernáculos, sistemas de riego y filtro–, problemas de salud o edad, entre otras razones. “Otra de las demandas para que se acoplen a las BPA es tener en impecable estado sanitario a  los animales, los baños para los operarios, registro de plaguicidas, lotes, cosecha y rótulo”, abundó.

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