A fines del mes pasado, Luciano Rey, estudiante de paleontología, fue convocado por el Centro Único Patrimonial con la misión de relevar espacios de la ciudad en los que puedan resistir señales de animales prehistóricos o civilizaciones pretéritas en el sur de Santa Fe. Encomendado por el Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe, el joven empezó por la cuenca del Saladillo, en el Parque Regional Sur de Rosario. La razón es que las barrancas –al ser un recorte de capas de tierra y sedimentos acumulados– hacen que sea más fácil el hallazgo de algún resto arqueológico. En un sector de la ribera de las 37 hectáreas, que forman parte del perfil estratigráfico pretendido por el gobierno y relativo al Parque Regional Sur de la ciudad, Rey detectó un segmento que sobresalía. A primera vista, el bloque parecía un caparazón de tatú carreta o mulita. Pero no. Como si fuera un sol emitiendo rayos, el dibujo formado por la disposición de las placas en su espalda lo delató. Era un ancestro de los quirquinchos que vivió hace unos 8 mil años y dejó sus huesos en la ciudad. Su nombre es Neosclerocalyptus y era contemporáneo de los mamuts o tigres diente de sables. Reunidos bajo la clasificación científica “megafauna” de Pleistoceno, período de glaciaciones, puede ser reconocido por algún infante en las animaciones cinematográficas de “La Era de Hielo”. ¿Pariente conocido? Gliptodonte, habitual en los hallazgos paleontológicos de Santa Fe. ¿Estado del animal? Extinto y en peligro. Al estar sobre la caída del trazado, los restos de lo que fuera un bicho que alcanzaba a medir dos metros por 70 centímetros y pesar unos 250 kilos cuelgan de cara a las aguas del Saladillo. El rescate era necesario.
Según confirmaron desde el gobierno provincial, la extracción se dará en los próximos días y seguirá los protocolos científicos de preservación. Mediante la técnica “bochón”, en la que se empaquetan los sedimentos con yeso. Luego de secado, el bloque es retirado por una pluma como las utilizadas por las constructoras en la urbe. Será trasladado en un camión a una repartición municipal o provincial a definir a la espera de la intervención de los profesionales del Museo de Ciencias Naturales Ángel Gallardo. Tras la puesta a punto de los restos, la idea es ubicarlo en algún espacio de libre acceso para el barrio con la finalidad de que sirva de museo. “Es importante que la gente pueda disfrutar de su patrimonio”, sintetiza Luciano.
Gliptodonte y Pampa
No es un hallazgo infrecuente para las autoridades del Centro Único de Patrimonio (CUP), que también recibe alertas por hallazgos arqueológicos y otros tantos pedidos de municipios y comunas para que se declare un inmueble de valor patrimonial. Lo poco frecuente es que el hallazgo se haya dado por un relevamiento y no por su causa habitual: cuando se abren canales o se construye.
El ejemplo más cercano fue en noviembre del año pasado en la vecina localidad de Casilda donde un grupo de obreros municipales encontró restos de un gliptodonte, pariente del encontrado en el parque Regional Sur, mientras extendían una red de agua potable. Contrario a lo que se pensaría, los restos estaban a menos de 2 metros de profundidad y constituyó el cuarto mamífero extinto encontrado en la ciudad.
También durante 2011, Cañada de Gómez, a 70 kilómetros de la ciudad, fue el escenario de un episodio similar. La empresa Aguas Santafesinas (Assa) estaba instalando las cañerías para conectar la localidad con la Planta de Ósmosis y la Planta de Tratamiento de Líquidos Cloacales. Durante la excavación, un operario reconoció unos huesos aunque no se trataba de un equino sino de otro gliptodonte.
En lo que va del 2012, se sumaron dos fósiles más al catalogo de bienes culturales históricos del CUP. Primero, un gliptodonte más en la localidad norteña de La Criolla. Segundo, en la sureña localidad de Juncal, donde encontraron restos de un megaterio, antepasado de los perezosos que llegaron a medir seis metros de alto hace 8 mil años.
Según el decreto por el que se creó el CUP en 2004, la repartición se dedica a la ardua tarea de recibir alertas sobre hallazgos de todo el territorio provincial hasta evaluar y expedir permisos para que inmuebles o sitios de todas las localidades se conviertan en patrimonio. El crisol es amplio ya que la norma define bienes culturales históricos – artísticos, esto es, “todos los objetos o sitios que constituyen el testimonio de la creación humana, que tienen un valor arqueológico, histórico, artístico, científico o técnico excepcional y que constituyen el acervo cultural de la provincia”.
El yacimiento más importante en parámetros históricos sigue siendo el fuerte Sancti Spiritu, en Gaboto, que es el primer asentamiento europeo en el territorio argentino en el siglo XVI.