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Hugo Yasky: “Reducir la jornada laboral permitirá hacer más humana la vida”

El legislador y titular de la CTA de los Trabajadores consideró que el proyecto presentado en la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados acota los márgenes de accidentes de trabajo, el ausentismo y permite a los trabajadores pasar más tiempo con sus familias

El diputado nacional del Frente de Todos (FdT) y secretario general de la CTA T, Hugo Yasky, consideró que el proyecto sobre la reducción laboral significará, en el caso de ser aprobado por el Congreso, “una conquista que hará más humana la vida” de los trabajadores.

“La normativa que rige actualmente en Argentina establece una jornada laboral de 48 horas semanales, que fue instituida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Es algo que se estableció en 1919”, señaló Yasky en sus fundamentos.

Y agrego: “El proyecto de ley que aquí presentamos pretende la adopción por vía legislativa del principio de la semana de cuarenta horas previsto en el Convenio Nro. 47 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de conformidad con lo dispuesto en la Recomendación Nro. 116 de la OIT, sin disminución del salario que los trabajadores y las trabajadoras estén percibiendo en el momento en que se reduzca la duración del trabajo”.

A la hora de establecer un cuadro comparativo Yasky planteó que “la Argentina se encuentra dentro del grupo de países latinoamericanos con jornada de trabajo más extensa (entre las 46 y 48 horas de trabajo semanal), acompañados por Bolivia, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay”.

En ese contexto Ecuador es el país latino con la menor jornada, que llega a las 40 horas. En tanto Chile junto a Brasil, El Salvador, Honduras y República Dominicana se encuentran entre los países que tienen una jornada laboral semanal de 41 a 45 horas.

La reducción de la jornada laboral en Chile no tuvo ningún impacto negativo sobre el empleo y sobre los salarios

“El caso chileno es muy interesante: legisló la reducción de la jornada laboral de cuarenta y ocho a cuarenta y cinco horas a la semana, la que comenzó a ser implementada a comienzos del año 2005. Esta reducción no tuvo un impacto negativo ni sobre el empleo ni sobre los salarios”, preciso el legislador.

Y agregó: “En el año 2019 se debatió, además, reducir nuevamente la jornada a cuarenta horas a la semana. Creemos que, en la hora actual, es fundamental que en la Argentina se consagre legislativamente la reducción de la jornada de trabajo con miras a la adopción del principio de la semana de cuarenta horas previsto en el Convenio Nro. 47 de la OIT”.

En el análisis el efecto de la pandemia no podía estar ausente. En ese marco Yasky expresó:

“La Argentina y el mundo entero está viviendo aun los efectos devastadores de la pandemia del covid-19; los últimos datos de la OIT sobre el impacto en el mercado laboral revelan que millones de personas perdieron y perderán sus empleos”.

Y luego señaló respecto a la crisis que produjo: “Se trata de la peor crisis mundial desde la Segunda Guerra Mundial, que obliga a los gobiernos a redoblar sus esfuerzos para hacerle frente. Este proyecto se inserta en la lógica de adopción de respuestas políticas urgentes y significativas en la actual coyuntura del covid-19, ya que la reducción del tiempo de trabajo no es solo beneficiosa para los trabajadores y las trabajadoras, sino también para los propios Estados, desde el momento en que jornadas más reducidas dejan tiempo libre para la contratación de más personal”.

Es preciso señalar que en un escenario laboral tan crítico, con las negociaciones paritarias jaqueadas, con su consecuente correlato de pérdida del valor adquisitivo del salario; la iniciativa del oficialismo le aporta, al menos, a los trabajadores y las trabajadoras mejoras de las condiciones de trabajo lo que han perdido en términos de salario real.

“Desde todo punto de vista, la reducción de la jornada de trabajo impactará favorablemente en el sector trabajador, sobre todo si tenemos en cuenta que existe una estrecha conexión entre la jornada de trabajo y los descansos con la salud de los trabajadores. De acuerdo a la OIT, los horarios largos o que no permiten tener vida social son, entre otros, un factor de riesgo psicosocial”, afirma el dirigente sindical.

En efecto, en un extenso trabajo de la OIT de 2016, “Estrés en el trabajo: un reto colectivo”, se aborda la problemática en profundidad. (Disponible en http://www.ilo.org).

El empleador verá incrementada la productividad marginal del trabajo a partir de la reducción de la jornada laboral

Yasky remarcó algunas cuestiones vinculadas con la incorporación de las nuevas tecnologías en el ámbito laboral: “Desde que se instituyó la jornada de ocho horas diarias y 48 semanales, hubo cambios con la incorporación de tecnología, y cambios sociales y culturales que consolidaron la presencia de las mujeres en el mundo laboral. Para el núcleo familiar, esto implica la ausencia del hombre y de la mujer durante largas jornadas. Además, al horario laboral hay que agregarle el tiempo de traslado”.

Pero también la reducción de la jornada laboral implica, aunque se niegue sin argumentos, un aumento de los beneficios para el sector empleador que verá incrementada la productividad marginal del trabajo a partir de la reducción de la jornada laboral.

Tal como plantea la teoría económica en su conjunto, desde las corrientes liberales neoclásicas hasta John Maynard Keynes, la relación entre la productividad del trabajo y la jornada laboral son inversas; más aún en los trabajos de tipo mecánicos.

Esto implica que a mayor cantidad de horas trabajadas, menor es el producto que se obtiene por cada una de aquellas. De manera que, de convertirse este proyecto en ley, no sólo habría una mejora significativa de las condiciones laborales para las trabajadoras y los trabajadores, sino que aumentará la producción por trabajador y trabajadora, permitiendo un aumento de la rentabilidad empresarial.

“Algunos sectores empresarios tienen una mirada reactiva porque consideran que puede significar pérdidas. La experiencia demostró que no hay merma en la productividad o quebranto económico. Se reducen los márgenes de accidentes de trabajo, el ausentismo y los trabajadores pasan más tiempo con el grupo familiar”, apuntó Yasky.

Problemas derivados del exceso de trabajo

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT),el exceso de trabajo genera pérdidas de hasta un 3% del PBI. La falta de descanso impacta de distintas maneras: baja la productividad, aumenta el ausentismo, aumenta el riesgo de contraer enfermedades crónicas, cardíacas, cáncer, abortos espontáneos en el primer trimestre y nacimientos prematuros. Está demostrado que reducir la semana laboral de 40 a 32 horas funciona para empleados y empleadores.

«Hace 100 años pasamos de trabajar seis días a la semana a cinco», recordó la ONG 4DWG –que se dedica a la investigación de los problemas de salud generados por el exceso de trabajo– antes de subrayar que no se debe perder tiempo en esa discusión: «Ya estamos atrasados para una actualización».

Países que tomaron la posta en el achicamiento de la jornada laboral o discuten su implementación

La posibilidad de achicar la semana laboral se empezó a discutir en muchos países a raíz de las nuevas formas de trabajo que trajo la pandemia, aunque decenas de empresas en todo el mundo ya lo venían experimentando, cada una a su manera. Bélgica fue unos de los países que anunció una reforma laboral que incluye la posibilidad de reducir la jornada laboral a cuatro días por semana.

Según el acuerdo alcanzado entre los ministros de la coalición gobernante, que tiene asegurada su aprobación en el Parlamento, el trabajador podrá elegir concentrar sus 40 horas semanales en cuatro días o podrá optar por un régimen semanal variable, trabajando más horas una semana y teniendo más tiempo libre a la siguiente.

España, uno de los primeros países en hablar de semana de cuatro días, es diferente porque a lo que se apunta es a reducir las horas de trabajo, tal como señaló el diputado español Íñigo Errejón, impulsor del proyecto en su país. El proyecto que impulsa Más País, el partido que dirige Errejón, supone una rebaja de las horas y se le está dando impulso mediante proyectos piloto acordados con el Ejecutivo. Los principales gremios apoyan la medida impulsada por Errejón subrayando que se trata de una «reivindicación histórica del movimiento sindical». La patronal española, en cambio, rechaza ese modelo de trabajo porque teme que afecte la productividad.

El primer país en implementar la jornada reducida fue Islandia, tras una prueba de cuatro años (2015-2019) entre los empleados del sector público de la capital, Reikiavik.

Las 2.500 personas que trabajaron menos horas sin que se les reduzca el salario tuvieron menos estrés y agotamiento, mejoraron su salud y su equilibrio de vida y empleo sin disminuir la productividad y la recaudación del Estado. Hoy, el 86% de los islandeses trabaja menos horas o puede solicitar el nuevo patrón horario, algo que los sindicatos ya están negociando.

En Nueva Zelanda, la empresa Perpetual Guardian aprobó la semana laboral de cuatro días desde 2018 y Unilever lo hizo en 2021. En plena pandemia y con las fronteras del país selladas, la primera ministra, Jacinda Ardern, prometió extenderlo a todo el territorio para fomentar el turismo interno y la economía.

En el Reino Unido, en tanto, está en marcha la iniciativa a través de 30 empresas que, si logran su cometido, podrían ayudar a que el Parlamento adopte por ley la semana laboral de 32 horas a nivel nacional. Suecia, por su parte, probó reducir la jornada laboral en 2015 en varios centros de cuidados de ancianos, un sector al que le cuesta reclutar personal.

Las 70 enfermeras que participaron de una prueba registraron menos licencias por enfermedad, mejores condiciones de salud y aumentaron la productividad. Además, se crearon empleos adicionales y se redujeron los costos de cobertura por problemas de salud.

En Japón, Microsoft es la primera en aplicar la jornada laboral de cuatro días y comprobó que los trabajadores mejoraron su productividad en hasta un 40% y aumentaron las ventas, a la vez que redujeron los gastos de electricidad y de tinta y papel, entre otros.

En Estados Unidos y Alemania también son las empresas las que han estado impulsando la reducción horaria, cada una con sus diferencias, como la estadounidense Basecamp, que lo hace solo durante el verano.

 

 

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