Las quemas en las islas desafortunadamente no ocurrieron sólo este 2020. Se trata de un conflicto que data de más de una década, pero este año se acentuó. Uno de los aspectos de esta destrucción de la biodiversidad son las afecciones respiratorias que conlleva la inhalación del humo que proviene de las quemas en las islas: en los primeros meses las consultas aumentaron un 41%. Y eso que, a simple vista, los meses más complicados llegaron más adelante, ya empezado el otoño.
La subsecretaria de Salud de la Municipalidad de Rosario, Silvia Marmiroli, recordó a El Ciudadano que desde enero la ciudad y el Gran Rosario padecen de manera sistemática el humo por la quema de pastizales y de materia orgánica. “Hemos tenido grandes focos, han llegado a ser 60 y provocan grandes daños medio ambientales y afectan a la salud de la población”, señaló.
En la Secretaría hay una mesa de información con diversas áreas. Con un equipo de rastreo relevaron datos en relación a las enfermedades o consultas asociadas a la inhalación del humo. El recorte estudiado va desde 2017 a 2020. La idea es continuar con un estudio más profundo, que incluya años anteriores ya que la problemática data desde hace más de diez años, para generar comparaciones y valorizaciones con respecto a cómo influye o afecta en el cuerpo, además de considerar las posibles enfermedades crónicas que se pueden llegar a padecer a futuro.
El humo es una mezcla de partículas en suspensión producto de la quema de vegetación y materiales orgánicas que penetran en las vías respiratorias afectando pulmones, causando irritación en los ojos, goteo o molestias nasales hasta enfermedades crónicas. “Es acumulativo, mientras más humo con estas partículas suspendidas respirás, más posibilidades tenés de contraer algún tipo de enfermedad”, dijo Marmiroli.
El estudio está bastante sesgado ya que se acota a los centros de salud y existe una variante más que especial: el coronavirus. Con la cuarentena y la pandemia, las consultas desde el 20 de marzo disminuyeron en cantidad. “A esta altura del año, en el Hospital Víctor J. Vilela teníamos hasta 300 consultas al día, pero este año bajaron a unas 60 ó 70”.
Comparando el primer trimestre de 2019 con el mismo lapso en 2020, las consultas por patologías asociadas al humo de las quemas de las islas aumentaron en un 41%: conjuntivitis, laringotraqueítis y bronquitis, entre otras.
También se pudo dilucidar que las consultas fueron mayores en adultos que en niños. Se tomaron dos rangos etarios: mayores y menores de 15 años. “El día que hubo quema de pastizales y el siguiente, se demostró que hubo un aumento de consultas por esas causas en mayores de 15 años”, explicó la funcionaria.
Dependiendo de los cuadros, el tratamiento varía. “Si es leve, se indica un tratamiento sintomático muy suave, si es un cuadro alérgico intenso, se indican antihistamínicos e incluso uso de corticoides. En caso de broncoespasmos, se recomienda el uso de broncodilatadores. Todo depende de la intensidad”, se refirió.
Las poblaciones de riesgo son las que más lo padecen
Los problemas en las vías respiratorias aparecen en la ciudad con más frecuencia a partir de los meses de abril y las consultas se prolongan hasta fines de agosto. Las poblaciones más sensibles son los adultos mayores, las embarazadas, los niños y niñas y aquellos que tienen una enfermedad de base como el asma o una afección cardíaca.
“En invierno, vemos muchos cuadros provocados por diferentes virus como el adenovirus o parainfluenza. Este año sumamos el coronavirus”, contextualizó la funcionaria del área de Salud. Con ello, argumentó que es difícil discriminar si la alergia es provocada por el humo de la quema de pastizales en las islas o es un síntoma provocado por algún virus. “Para saber que es alergia y no virus, tomamos de referencia sobre todo si el paciente tuvo fiebre, ya que eso denota un signo inflamatorio importante en el sistema inmunológico”, relató.
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Recomendaciones
“Si son síntomas leves, lo conveniente es no exponerse al humo, no hay que realizar actividad física al aire libre y recomendamos abrir las ventanas de los hogares (por el virus del covid-19) pero cuando no se vea mucho humo, porque el humo penetra en las vías respiratorias al ingresar a las casas”, dijo la subsecretaria municipal.
El uso del tapabocas por la pandemia también protege a las personas alérgicas o con problemas respiratorios de cualquier partícula suspendida que cause alguna reacción alérgica.
Daños crónicos
La contaminación ambiental por la desbordada quema con el tiempo provoca daños que causan enfermedades crónicas. Como ejemplo, algunos trabajos donde la persona terminan aspirando partículas tóxicas, como es el caso de los mineros, causan neumoconiosis (conjunto de enfermedades pulmonares producidas por la inhalación de polvo y la consecuente deposición de residuos sólidos inorgánicos o —con menos frecuencia— partículas orgánicas en los bronquios, los ganglios linfáticos y o el parénquima pulmonar, con o sin disfunción respiratoria asociada).
“La salud es una cosa integral, el tema de los incendios forestales afecta al ecosistema y es una amenaza para la biodiversidad, es un tema muy importante a tratar y de hacer efectivo para proteger a los humedades, ya que la salud física está vinculada al medioambiente donde se está”, concluyó.
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