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Identidad, convergencia, valores para fortalecer lazos con las comunidades

Una mirada autogestiva a la hora de evaluar qué temas cubrir y desde donde hacerlo. Un trabajo colectivo en el que nos preguntamos qué contar y cómo hacerlo

En noviembre de 2016 los trabajadores nos hicimos cargo de El Ciudadano, que adquirió un formato de cooperativa como el modo más inmediato y posible de gestionarlo luego de arduos debates en asamblea donde se contó con el acompañamiento insustituible del Sindicato de Prensa Rosario (SPR), que permitió sentir que no se estábamos solos en un emprendimiento al que no entramos por convicción sino por necesidad. Se trataba de algo nuevo y desconocido pero a lo que luego iríamos descubriendo increíbles potencialidades como la de construir un propio perfil editorial. Casi en el arranque nomás nos planteamos algunos interrogantes acerca de qué queríamos decir y/o contar. Lo primero que hicimos fue definir los ejes por donde iba a pasar nuestro medio, tanto en la web como en el papel. Definir lo que nos iba a identificar. Resolvimos que los ejes más importantes serían género, policiales, deportes, trabajo, cooperativismo y ampliación de derechos. Al mismo tiempo buscamos un lugar desde donde narrar y nos pareció que la mirada para volcar la información podría incorporar el concepto “ciudadane” para, por ejemplo y para citar una problemática que se imponía, poder contar los nocivos efectos económicos de las políticas del gobierno nacional desde un sentido inclusivo y diverso. Nos capacitamos e intentamos que la cuestión de género estuviera presente en el tratamiento de los temas abordados. Deportes era un área importante, por lo que pensamos que había que ir más allá del formato habitual de ofrecer sólo resultados; en todo caso ir mutando a un formato más narrativo a partir de contextos políticos. En Policiales, que tiene un fuerte anclaje en lectores, intentamos contar historias con valor agregado, poniendo nombre y apellido a las víctimas y haciendo hincapié en las cuestiones políticas atrás de cada hecho. Las problemáticas surgidas del mundo del trabajo, el desempleo, la legislación, los gremios siempre nos atravesaron, ya que veníamos de una lucha de 20 años para sostener una fuente de trabajo abierta y lograr que no se silencie otra voz en la ciudad. Hoy la Cooperativa La Cigarra edita los suplementos Mundo Laboral y Mundo Mutual y Cooperativo donde da cuenta de todo aquello que atañe a estos universos, de sus problemáticas y de los derechos y conquistas de los trabajadores, fundamentales para resistir los embates de las políticas neoliberales. Por derechos humanos entendemos no sólo aquellos que fueron arrasados por los crímenes de las dictaduras cívico-militares, sino la situación de cualquier persona a la que se le vulnere sus derechos elementales, de ahí lo que nos ocupa como ampliación de derechos. Cuando la ley del aborto libre, seguro y gratuito se debatía en el Senado, supimos de antemano cuál iba a ser el contenido de la tapa. Pero para cuando había que cerrar la edición en papel, la votación no había concluido y la tapa elegida “Clandestino” la subimos a la web porque sentimos que era una síntesis de lo ocurrido. De esa tapa se apropiaron los lectores y fue viralizada hasta en otros medios internacionales.

Cuestión de identidad

Durante los 20 años del diario El Ciudadano muchos fueron sus dueños, pero la redacción pudo gambetear con acierto la línea que marcaban los empresarios en el interior del diario. Sin embargo la tapa permanecía intocable puesto que ellos la decidían. Apoderarse de la tapa marcó entonces los nuevos tiempos autogestionados, haciendo clara la identidad del diario. En las tapas ahora pensamos situaciones con memes, otras veces con algo más clásico y a algunos días nada tienen que ver con las noticias que llenan la agenda de otros medios. Una vez que logramos esta identidad editorial, logramos fidelizar y sumar permanentemente lectores.

Convergencia digital

A medida que este proceso de construcción de identidad tomaba forma, empezamos a trabajar en la convergencia digital. Y para eso armamos una estructura en la que todos los trabajadores prioricen la web. Los temas se producen para la web, y luego se seleccionan aquellos que irán al papel, muchas veces modificados o con valor agregado, y que luego volverán de ese modo a la web. La idea central es consolidarnos como una productora de contenidos que incorpore otros formatos y plataformas como multimedios, videos, podcasts. El espíritu cooperativo que portamos nos permite allanar los caminos hacia esos objetivos y generar una marca con la cual los usuarios –como ahora se denomina a los lectores– se identifican y quieren participar del proceso en una ida y vuelta: celebran, critican, se enojan, aplauden y escriben, todo eso como una forma de fidelidad al medio.

Valores y colectivo social

Hoy son varias las comunidades de lectores que se identifican con los valores que se expresan en la web y en el diario en papel. A quienes las integran les contamos lo que pasa y quiénes tratan de modificar esas realidades para bien o para mal y esos referentes tejen con nosotros una mancomunada trama que nos hace parte de un mismo todo. Si ellos se apropian de nuestra producción es porque generamos una relación con la cual nos retroalimentamos. Esas comunidades acompañan y a la vez demandan y si algo tenemos claro es que no nos impulsa enunciar alguna verdad sino construirla con los lectores. Se produce información para un colectivo que demanda y juzga y que necesita verse reflejado. Esto fue notable a través de los años de lucha, en la prehistoria del diario El Ciudadano, donde varias de esas comunidades nos acompañaron y dieron aliento en los sucesivos intentos de cierre a manos de inescrupulosos empresarios. Y para ampliar el alcance de nuestras producciones también organizamos fiestas temáticas, charlas, seminarios, cursos y talleres, presentaciones de libros; distinguimos con un galardón a personalidades de todos los ámbitos de la vida social, cultural y política y pronto estrenaremos una primera obra teatral; editamos los suplementos mencionados y uno de género que se reparte en forma gratuita en las marchas del 8 de marzo y otro para el 1ero. de Mayo, día del trabajador, en, sus formatos web y papel y para que cada usuario los tenga a un clic del celular. Y, todo, sin perder de vista que no habrá nunca nada mejor que una buena historia de lo que sucede aquí nomás o en el vasto mundo, cualquiera sea el formato que se utilice porque ahí sucede la mejor comunicación con el usuario-lector y se fortalecen los lazos con las comunidades.

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