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Identifican en Catamarca el caso de tuberculosis más antiguo de Argentina

En una investigación multidisciplinaria, un investigador del Conicet y un equipo de especialistas internacionales analizaron un esqueleto de aproximadamente 1100 años de antigüedad con signos de haber portado la enfermedad infecciosa

En una investigación multidisciplinaria, Leandro Luna, investigador del Conicet, y un equipo de especialistas internacionales analizaron un esqueleto de aproximadamente 1100 años de antigüedad.

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis que se transmite de una persona a otra a través de gotículas generadas por el aparato respiratorio.

Presente en las poblaciones humanas sudamericanas desde, al menos, 700 años DC, continúa siendo hoy una de las infecciones de mayor mortalidad en todo del mundo, según advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Leandro Luna, investigador independiente del Conicet en el Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU), Norma Ratto, del Instituto de las Culturas (Idecu, Conicet-UBA) y Claudia Aranda, de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires, en conjunto con científicos de Portugal y Reino Unido, lograron identificar el caso más antiguo de tuberculosis registrado hasta el momento en el territorio nacional.

El hallazgo fue realizado a partir del análisis de un esqueleto prehispánico, de aproximadamente 1100 años de antigüedad, recuperado en el año 2010 en Saujil, Tinogasta, Provincia de Catamarca. Los resultados del estudio fueron recientemente publicados en la revista científica internacional Tuberculosis, convirtiéndose en uno de los artículos más frecuentados de la prestigiosa publicación especializada.

El recorrido científico

La investigación involucró la aplicación de múltiples líneas de análisis, tanto visuales como radiográficas, químicas y moleculares, mediante las cuales se pudo establecer que los restos pertenecían a un individuo de sexo masculino de entre 20 y 30 años de edad.

El procedimiento también permitió identificar numerosas lesiones en diferentes partes del esqueleto, “principalmente en algunos sectores de las costillas y en varios cuerpos vertebrales dorsales y lumbares. Además se detectó formación de hueso nuevo y la presencia de porosidad de diferentes tipos en sectores específicos del esqueleto.

Todo esto contribuyó a delinear un primer diagnóstico diferencial”, indica Luna.

Y agrega: “Los análisis por imágenes radiográficas arrojaron datos sobre el grado de afectación de la enfermedad en el interior del tejido óseo, los cuales confirmaron el desarrollo de un proceso destructivo en los cuerpos vertebrales”.

Este conjunto de información llevó a los investigadores a sospechar que el individuo habría padecido tuberculosis de tipo pulmonar.

Tuberculosis prehispánica

El aporte internacional fue crucial. Los análisis químicos y moleculares realizados en laboratorios europeos permitieron detectar la presencia de diferentes tipos de biomarcadores producidos por la bacteria de la tuberculosis. “Estos biomarcadores, denominados ácidos micólicos y micolipénicos, pueden permanecer en los huesos mucho tiempo después de fallecida la persona, en realidad un tiempo verdaderamente incalculable” explica Luna. Además, los investigadores  realizaron estudios con el objetivo de identificar el ADN de la bacteria productora de la enfermedad.

“Los resultados fueron positivos para ambas líneas de investigación, de manera que el diagnóstico de infección pulmonar por tuberculosis pudo ser confirmado con todos los datos a la vista”, sostiene el científico.

Dado que el fechado radiocarbónico obtenido ofreció una cronología de aproximadamente 1100 años antes del presente, a los investigadores les fue posible afirmar que el caso analizado constituye la infección por tuberculosis más antigua identificada en el país.

Estos datos y la información regional disponible, sugieren que la enfermedad pudo ingresar al territorio nacional por el noroeste argentino proveniente desde el norte de Chile “donde se descubrieron casos más tempranos”, puntualiza Luna.

Gran interacción social y biológica entre poblaciones de Argentina y Chile

La hipótesis de los científicos sobre la diseminación de la enfermedad concuerda con modelos arqueológicos previos que proponen gran interacción social y biológica entre poblaciones de Argentina y Chile.

Así, las fluidas conexiones sociales contribuyeron a la transmisión de la enfermedad entre las sociedades que vivieron a ambos lados de los Andes. Otros factores presentes en las poblaciones agropastoriles de esa época como el hacinamiento poblacional, el acceso diferencial a los recursos y situaciones de desigualdad social también pudieron ser promotores del contagio.

De algún modo la enfermedad encontró siempre un lugar ideal para desarrollarse cuando las condiciones de habitabilidad eran muy precarias.

Sobre la investigación, Luna valoró el estudio de la evolución de esta patología como un avance que enriquece no sólo el conocimiento sobre cómo vivían las sociedades del pasado, sino que además arroja luz sobre una enfermedad que continua vigente en la actualidad.

En definitiva, sostiene Luna, varios de los factores que promovieron la transmisión de la tuberculosis son los mismos que aquejan hoy día, “lo que nos demuestra que seguimos compartiendo algunos de los problemas por los que transitaron las sociedades que vivieron en el pasado prehispánico”.

Una constatación que pone luces sobre el desequilibrio y las desigualdades existentes entre los sectores sociales en la actualidad, que continúan siendo caldo de cultivo para muchísimas otras enfermedades de transmisión directa y que las más de las veces se relacionan con condiciones de hacinamiento pronunciado.

Una maravillosa puerta al pasado

Por su parte, Claudia Aranda destacó la importancia del enfoque multidisciplinar para comprender los procesos biosociales. En este sentido, la bioarqueología puede aportar información única a partir del estudio de los restos humanos: “Esta investigación pudo brindar resultados a la actual población de Catamarca para que desde el presente sea posible estudiar la historia de las diferentes cepas de tuberculosis existentes en la región.

Es una puerta maravillosa al pasado que contribuye a conocer y resolver problemas del presente”, reflexiona.

 

 

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