El adolescente ejecutado este sábado por la mañana en barrio Parque del Mercado fue identificado como Marcos Jeremías Maldonado. Tenía 17 años, le decían Chaparrito y hace dos años su historia de consumo problemático asomó, no por una intervención de salud o de desarrollo social del Estado, sino en la crónica policial cuando un grupo de trabajadores de una fábrica lo desmayó a golpes por intentar hurtar una caja de herramientas en avenida Grandoli y 24 de Septiembre.
Por ese tiempo, vivía cerca de donde lo «atraparon» y lo entregaron a los Gendarmes mientras los y las vecinas contaban antes las cámaras de televisión que estaban cansados de los hurtos y robos cometidos por Chaparrito, catalogado como rastrerito.
Su abuela lo fue a buscar y se quebró ante las cámaras de televisión. En ese momento se supo que el chico vivía con ella porque su madre estaba internada. La abuela reconoció que estaba cansada debido a que no sabía qué hacer, como pasa en muchos familiares de personas atravesadas por el consumo, que sin importar la clase social, no tienen herramientas para afrontar la problemática y todo se agrava en un caso de extrema vulnerabilidad como el de Chaparrito.
Sobre el móvil del asesinato a sangre fría del adolescente no se sabe nada. Lo que aportaron voceros policiales y judiciales fue que a las 7.20 ingresaron llamados de vecinos al 911 que alertaron sobre una detonación y un joven desvanecido frente a una cochera de Isola al 100 bis, en barrio Parque del Mercado, de la zona sur.
Los policías de la Brigada de Orden Público fueron los primeros en llegar junto a los paramédicos del Sies, los cuales diagnosticaron que el adolescente había fallecido producto de un disparo en la cabeza, aunque no especificaron en qué zona.
Pasaron algunas horas hasta que la víctima fuera identificada por una tía como Marcos Maldonado, el Chaparrito, de quien hay versiones que aspiraba nafta desde los 9 y cuyo último domicilio figuraba cerca del Puente de Hierro, en bulevar Seguí al 300 bis, también en zona sur.
De la pesquisa se conoció que trabajó en la escena el personal del Gabinete de Criminalística y de la Brigada de Homicidio de la Policía de Investigaciones (PDI), quienes recolectaron una vaina servida cerca del cuerpo del adolescente, lo que confirma que fue ejecutado en el mismo lugar que encontraron su cadáver.
Respecto a la identidad de él o lo atacantes como al móvil, aún es un misterio que deberá resolver el fiscal Alejandro Ferlazzo. Incógnita que también queda sobre el destino que hubiera tenido Chaparrito si recibía alguna respuesta para poder esquivar este trágico final, cada vez más latente para pibes vulnerables afectados por el consumo.