De los casi 9 millones de beneficiarios del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), el 61,7% son trabajadores informales o están desocupados, informó hoy la ANSeS.
Según el organismo, se trata de 5,6 millones de personas; otros 2,4 millones de beneficiarios perciben la Asignación Universal por Hijo (AUH) o por Embarazo (AUE); 700 mil (7,8%) son monotributistas de las categorías A, B o monotributo social; 180 mil (2,1%) son trabajadores de casas particulares y 120 mil millones (1,4%) son titulares del programa Progresar.
La Administración Nacionales de la Seguridad Social (ANSes) detalló además que si bien el IFE llega, en promedio, a un 19,5% de la población total del país, al analizar su alcance en las distintas provincias se observa una marcada focalización en aquellas que presentan los indicadores sociales con mayor situación de vulnerabilidad.
Así, al desagregar la cantidad de beneficios liquidados en relación a su población, las provincias del Noreste (23,1% a 28,9%) y Noroeste (22,1% a 28,6%) son las que mayor cantidad proporcional recibieron. «estos indicadores reflejan la desigualdad regional al interior del país», sostuvo el organismo.
Por su parte, las provincias de la Patagonia (12,5% a 16,8%) y la Ciudad de Buenos Aires (11,9%) son la contracara, ya que poseen una proporción relativa de beneficios sustancialmente menor al promedio país.
Cifras similares se observan al relacionar los beneficiaros del IFE en cuanto a la población económicamente activa de cada provincia: las del Noreste (55,3% a 80,1%) y Noroeste (52,9% a 71,0%) son las que presentan valores por encima del promedio nacional (44,0%), mientras que la Patagónica (29,6% a 42,2%) y Ciudad de Buenos Aires (23,2%) se encuentran considerablemente por debajo.
Acerca de la inserción laboral en relación de dependencia de los beneficiarios, de febrero de 2019 a enero de 2020 solo 826.195 personas (9,3%) tuvieron trabajo registrado al menos un mes y percibieron, en promedio, una remuneración de 13.046 pesos durante cuatro meses, detalló la ANSeS.