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Igarza: “El conocimiento se encuentra en plena evolución”

Especialista en comunicación social, ofreció en Rosario una conferencia sobre la universidad, las tecnologías y el empleo.

Para Roberto Igarza, doctor en Comunicación Social, miembro de la Academia Nacional de Educación, miembro del directorio de Coneau y director del Programa de Investigación Prospectiva en Educación Ubicua de la UNR, “al conocimiento necesitamos girarlo, entreverlo desde otro lugar, verlo en perspectiva; situarlo en otros terrenos que no son los meritocráticos”.

Llegó invitado por la Federación de Profesionales Universitarios de Santa Fe (Fepusfe) para dictar una conferencia a la que tituló “Universidad, tecnologías y empleo. Futuro busca presente”, en el marco del II Encuentro Nacional y I Encuentro Provincial de Representantes Graduados de Universidades Públicas y Organizaciones Profesionales, realizado en la Sede de Gobierno de la UNR, el pasado 14 de Octubre.

Al término de su conferencia, el doctor Igarza concedió al El Ciudadano una entrevista en la que desgranó éste y otros conceptos relacionados con su especialidad, la comunicación social.

“El conocimiento se encuentra en plena evolución”, responde el doctor Igarza; y agrega: “En la medida en que, como campo semántico, como término polisémico, necesitamos girarlo, entreverlo desde otro lugar, verlo en perspectiva; situarlo en otros terrenos que no son los meritocráticos. Por ejemplo, qué es el conocimiento para esa señora que vive enfrente y nunca estuvo en la Universidad”.

—¿Un ejemplo?

—He dado una conferencia sobre Abiuso (Maximiliano Abiuso, un herrero de 33 años que vive en la localidad de Caseros, en el noroeste del conurbano bonaerense), quien le hizo a su hijo Luciano una prótesis con una impresora 3D que él mismo diseñó y ensambló. Su hijo había nacido con una malformación congénita denominada “agenesia”, por la cual en vez de una mano se le desarrolló el principio de la muñeca con unos pequeños dedos. Pero además, Abiuso compartió su experiencia en una red social, subió tutoriales de cómo lo hizo, y ahora tiene cientos de seguidores. Un herrero que nunca fue a la Universidad. Por internet hurgó hasta lograr conocimientos que, unidos a los suyos, le permitieron diseñar y armar una impresora 3D y fabricar la prótesis que necesitaba su hijo. La industria se la proveía mediante el pago de 40.000 dólares y él la hizo, la ensambló, para lo cual tuvo que modificarla y adaptarla. Salió airoso de esta situación y compartió esta producción de conocimiento en internet y tuvo en lo inmediato 60.000 seguidores.

—¿Es posible cerrar el conocimiento?

—Creo que no. Tampoco es posible sostener este tipo de barreras que impone Cuba. No conozco lo que se hace en ese país. Sólo accedo a información internacional que lo da a conocer. Sé que hay gente que produce conocimiento y son totalmente abiertas. Pero para responder a su pregunta, diría que, a esta altura, el conocimiento circula a alta velocidad. Toda información, toda data, todo bit que sube a la nube…

—¿Vuela?

—No responde a las leyes de la física natural; pues, lo que sube no necesariamente baja; arriba es como si se “perdiera la gravedad” y difícilmente baje. Las leyes de la nube computacional representan un universo simbólico y conversacional, en el cual la información, los bits, se agitan; lo veo como algo a expandirse y nunca a apocarse.

—¿Se puede hacer una interconexión entre conocimiento y productividad; entre conocimiento y mercado?

—Desde ese punto de vista me parece interesante reconocer por ejemplo que, en España, hay unas cuarenta compañías que existen desde 1900, aunque la duración promedio de una empresa en la actualidad es de doce años. En Argentina estamos cerca de los 7 u 8 años, con una tendencia en algunos países de acercarse a los 6 y hasta a los 5 años.

—¿Y esto por qué razones?

—Por varias; ha habido fusiones y en otros casos empresas que han dado lugar a otras empresas. Empresas que se han subsumido en un crecimiento mayor: Google es hoy Alphabet. En términos de contar empresa, Google ha dejado de existir. Lo que existe es un entramado de conocimiento en medio de este entramado empresarial, en el caso de Alphabet, para seguir con el ejemplo de Google, sustentado en el conocimiento, en la algorítmica, en la analítica, en darle valor al conocimiento ajeno a partir de un conocimiento propio: cómo hago para que mis algoritmos, que son de producción propia, les sirvan a los demás para aumentar su conocimiento, expandirlo, ponerlo en contacto con otros.

—¿Son “otros” los actores sociales?

—Esos actores sociales, productores y usuarios, y “prosumidores”, en el lenguaje de AlvinToffler; son consumidores que estarían dispuestos a intervenir en el producto, desde su narración, desde sus competencias; las que requieren educación; con qué competencias salen de la universidad para hacerse cargo de los diferentes roles que la sociedad de la urbanidad, esta sociedad de la inmediatez, esta sociedad de la ansiedad, les demanda. Estar en condiciones de apropiarse de las tecnologías y producir sentido. Competencias específicas que, tal vez, la escuela y la universidad no estén ofreciendo todavía. Todo lo cual exige tener una apreciación plural de lo que está sucediendo ya que esos actores sociales están mutando de posición, están alternando con más facilidad.

—¿Qué se debe hacer?

—Escuchar mucho el afuera. La producción del conocimiento, durante mucho tiempo, respondió a la encerrona de cierto grado de endogamia y sacarlo de ese lugar no es fácil.

—De hecho, para las grandes multinacionales, el conocimiento es un commodity muy apetecido…

—El debate sobre conocimiento abierto es un debate que requiere un enfoque plural que no es para todas las épocas; llamo época al espíritu de época en la cual se inserta cada país, con sus propios anclajes. Quiero decir: cuando se habla de generaciones Y o Z, por ejemplo, no es lo mismo en Estados Unidos que en Alemania, en Argentina que en Nigeria, o en Australia. La caracterización no es solamente etaria sino que responde a un contexto cultural y social. El espíritu de época es un espíritu globalizado; donde la mundialización de las categorías se impongan per se.

—¿Usted se refiere a que el contexto puede predisponer, favorecer restringir y que a un X o un Y, o un Z neoyorquino el entorno le facilitaría su tarea?

—Este nivel de análisis no se corresponde con una correlación temporal. En Argentina podemos ubicar chicos de generación Z en aquellos que están terminando el nivel primario e ingresando al secundario; mientras que en otros países esa generación Z, en términos de comportamiento y de prácticas sociales, de apropiación de tecnologías y de uso de los medios, estaría saliendo de la universidad. Debemos salir de una visión del desarrollo humano lineal; cuando, en realidad, la historia es recursiva, y en esa recursividad hay aprendizajes y ciertos pliegues van modificando la pretendida secuencialidad. Con lo cual, en término de generaciones y conocimiento, tampoco podríamos hacer lo que no haríamos con otros temas de la cultura.

—El industrialismo puede ofrecerse como buen ejemplo; el descubrimiento de la máquina a vapor, rápidamente, puso a los líderes en posición de conformar el entramado social y el acceso al conocimiento y el control social a través de instituciones que les permitieran apuntalar su liderazgo: escuela, hospital regimiento y fábrica respondían a una misma lógica. ¿Dónde pone el foco cuando observa el industrialismo?

—Pienso en que, para producir vapor hizo falta un magnicidio; la tala de los bosques del norte de Inglaterra proveía el vapor y el progreso técnico. Los “luditas” apelaban a la magia y marchaban a Londres quemando telares, intentando acabar con una revolución que comenzaba, ya que se veían víctimas de ese magnicidio. El campesinado fue obligado a vivir en la ciudad, un lugar incomprensible. Toda esa escenografía urbana les resultaba críptica, con un ordenamiento que no comprendían, con una estética, una narración, que les resultaba ajena a su cultura.

—¿Cuáles son las claves de este inicio de época si es que como usted señalara estamos en un inicio; porque las marcas, marcan?

—Sí, pero también como ya dijimos la historia es recursiva y debemos recordar que en aquella época en sendos lados del mar del norte se dieron, casi al mismo tiempo, dos revoluciones, la industrial en Inglaterra y la social en Francia. Ambas fueron conniventes; la Revolución Francesa aportó la idea del Estado nación; de acabar con los regionalismos para componer una unidad mayor. Necesitaron un texto escolar del mismo modo que para convertir a los campesinos en obreros hacía falta escuelas; libros e instrucción. De alguna manera, operaron juntos por una nueva civilización donde ambos encontraron beneficios mirándose mutuamente.

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