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Imanol Arias: “Hemos perdido una cierta práctica que implicaba el regodeo en las palabras”  

El actor español junto a la actriz argentina Mercedes Morán llegan este fin de semana para ofrecer en el Teatro Astengo cuatro funciones de la comedia “Mejor no decirlo”, de la francesa Salomé Lelouch, bajo la dirección de Claudio Tolcachir 

Fotos: Alejandra López

Dúctil para pasar del drama a la comedia y lucirse tanto en el cine, como en la televisión o encarnando ese gran amor irremplazable que significa el teatro, el actor español Imanol Arias puede afrontar diversos registros y salir siempre airoso, sobre todo cada vez que pisa un escenario en un país como Argentina donde, independientemente de su probado talento, hay un público con el que mantiene un romance que desde el estreno de la recordada película Camila, en 1984, lleva cuarenta años.

El productor Pablo Kompel y el director Claudio Tolcachir, junto a Morán y Arias.

Tras su paso del año pasado por El Círculo con la versión española de Muerte de un viajante, de la mano de esa condición trágica ineludible que supone el clásico de Arthur Miller, dirigido por el maestro argentino Rubén Szuchmacher a tres décadas de otro éxito teatral que los unió, una recordada versión de Calígula, Arias volvió al país el último verano, esta vez para compartir escenario y una comedia junto con la talentosa y querida Mercedes Morán.

Juntos estrenaron a comienzos de este año en el porteño Complejo La Plaza y transitaron una arrolladora temporada que acaba de terminar con miles de espectadores, la comedia francesa Mejor no decirlo, bajo la dirección de Claudio Tolcachir, con producción general de Pablo Kompel. Y mientras recorren el país y países limítrofes los escenarios de España los esperan para el año que viene.

La pieza, un texto de la dramaturga y escritora francesa Salomé Lelouch, hija del cineasta Claude Lelouch, revisa el Statu quo de una pareja de años, siempre atenta a no decir alguna cosa que piensan del otro para mantener cierta armonía alcanzada, hasta que un día eso se termina y es hora de hablar.

“Ella (Mercedes) y El (Imanol) son un matrimonio que lleva muchos años juntos. Su fórmula, imbatible es saber cuándo hablar y cuándo callar. Pero qué sucedería si por una vez en la vida se plantearan decir todo, absolutamente todo. Mejor no decirlo es una comedia deliciosa, en la que todos nos veremos reflejados. Sobre todo a los que no nos gusta que nos hablen cuando estamos interrumpiendo”, adelantan acerca de la propuesta que hace honor a la conocida frase de Mark Twain que sostiene: “Es mejor mantener la boca cerrada y parecer un estúpido, que abrirla y confirmarlo”.

Mejor no decirlo es una provocación, un disfrute de actuación”, sostiene Tolcachir. Y suma:  “Son dos jugadores encendidos abriendo las puertas de lo que siempre pensamos que es mejor no mencionar, poniendo en duda todos los lugares comunes, cambiando el punto de vista con mucho humor, complicidad y una infinita ironía”

Dos personas “plateadas”

“Es un placer y un privilegio estar trabajando, haciendo teatro por Argentina, y recalar otra vez en Rosario, que es una ciudad a la que se la tiene que amar sí o sí”, dijo el actor Imanol Arias para abrir una charla en la que, más allá de la obra, no faltó la evocación a Camila.

Conocedor de todos los territorios poéticos a los que pueda conducir el teatro, el actor no le teme a la comedia, un género para algunos menor, para otros, imposible, pero siempre de una enorme complejidad, en algunos casos, superior a la del drama. “Quizás ese prejuicio que se tenga con la comedia pueda ser un pequeño disfraz que disimule el compromiso que tiene que tener la comedia a la hora de abordarla, lo que exige en la práctica; creo que el principal secreto es encontrar la pieza correcta que por el motivo que sea que nos haga montarla, produzca un acontecimiento en el que uno sonría pero además no se sienta ridículo sonriendo, ni riéndose; en una buena comedia uno se ríe de las pequeñas debilidades que tiene. Y en ese sentido, Mejor no decirlo es una pieza exquisita, porque no apela a ninguna falta: aquí nadie se ríe de un chueco, nadie se cae, no hay un humor físico, nadie insulta a nadie; es simplemente la relación de dos personas plateadas por el paso del tiempo ya que es su última relación, y en ese último matrimonio, ambos deciden hacer de las palabras una forma de amarse y de vivir”, planteó el actor.

Y profundizó: “Ellos deciden hablar de algunas cosas sinceramente, incluso deciden plantearse cómo decirlas. En ese punto, la obra se vuelve muy interesante porque hace mucho tiempo que hemos perdido como sociedad una cierta práctica de decirnos cosas frente a la velocidad de la comunicación, frente a la pérdida de un tiempo de lectura. Hemos perdido una cierta práctica que implicaba el regodeo en las palabras frente a mensajes mucho más sintéticos y pequeños, entonces creo que en ese redescubrimiento radica el éxito de la obra. Lo interesante es cómo a través de la obra se redescubre la charla que hace que la gente se ría a carcajadas a lo largo de todo el espectáculo”.

En un tiempo donde la comunicación se ha democratizado pero, al mismo tiempo, la distancia entre las personas es ineludible, donde todo es vertiginoso y verse cara a cara y decirse algunas cosas puede parecer una utopía, la propuesta plantea allí su propia bajada de línea. “En la obra se plantean una serie de conceptos, sobre todo conceptos de desarrollo moral y social, con los que podemos estar de acuerdo o no. Porque puedo estar a favor de algo y seguir pensando en ello o puedo estar a favor de algo y tener mi reservas. Uno reflexiona y se cuestiona los pensamientos que tiene para estar en equilibrio en la vida, ni siquiera para forzar nada. Y no estoy hablando de una defensa ni de una militancia, sino de un transcurrir en la vida. Yo tengo dos hijos, no soy  abuelo, pero me puedo encontrar con un nieto subrogado, me puedo encontrar con que mi hijo quiera adoptar un niño con otro hombre, me puedo encontrar con una hija que puede tener un problema y que se vuelva necesario afrontarlo. Todo eso hace que la palabra cobre un sentido mayor. Las Fake News son algo que nos rodea continuamente, no sabemos hasta qué punto las cosas son exactas, carecen de reflexión, son sólo el impacto, y cuando desconfiamos de algo terminamos diciendo «no me interesa porque no es real», y cuando caemos en la trampa quizás nos interesa demasiado, entonces no hay un punto de vista medio, todo es sí o no. El mundo se está dividiendo en likes, me gusta o no me gusta, si no gusto, me deprimo; si gusto voy a ir abundando en eso aunque no piense así. Bueno, Mejor no decirlo es una vuelta a todo eso con un humor que tiene que ver con nosotros, con lo que nos pasa en este tiempo, a través de esta pareja que tiene algunas cosas que decirse”.

El actor habló también acerca de la multiplicidad que abordan el texto y la puesta, en relación con la idiosincrasia de una autora francesa, un protagonista español y una protagonista argentina. “En ese punto entra el componente de la de la primera ecuación que hemos hecho entre Claudio Tolcachir y Mercedes Morán;  ellos son los que reciben la pieza y los que la elaboran, los que piensan en el proyecto. Claudio es un director de una de una compleja belleza, siempre consigue algo muy articulado en sus espectáculos, es un es un director en el que noto, yo que soy más grande que él, que tiene una enorme habilidad para ser implacable y amable al mismo tiempo. Él sabe cómo ser implacable amorosa e inteligentemente; es una habilidad muy extraña en el mundo y creo que cobra un valor enorme en la obra. Y luego está Mecha, que es el secreto de todo esto, porque es una actriz de una dimensión fuera de lo común, dentro de la escena, muy particular. Ella es quien ayuda a elaborar este proyecto y tiene que  elegir a alguien que la acompañe y me nombra a mí; en ese sentido yo me siento un elegido. Pero además yo no había hecho comedia en el teatro, por lo tanto estoy viviendo esta experiencia doblemente encantado. Recibo primero la experiencia del texto, luego la del director, y la experiencia diaria de compartir el escenario con una compañera que me descubre en el secreto de la ultra conexión”, relató Arias acerca de una propuesta cuyo equipo creativo se completa con el diseño de escenografía de Mariana Tirantte, el diseño de vestuario de Mariana Seropian, el diseño lumínico de Matías Sendón y el diseño sonoro de Guido Berenblum.

El secreto de la comedia

De regreso al desafío de transitar una comedia de estas características, el actor aseguro: “Hay algo en la comedia que es bonito de contar; uno sabe que un determinado juego de palabras o una idea, produce una hilaridad o una sonrisa, a veces es tan gozoso que uno tiene la tentación de tirar las palabras al patio de butacas (la platea) como si fuera un ramo de flores en una boda y ver a quién le cae. Pero parece que el secreto de la buena comedia es todo lo contrario: hay que dejar que las palabras se te caigan de la boca al escenario y que el público vaya a recogerlas. Cuando sucede eso, cuando el personaje está en un momento gracioso pero él no lo siente así y no te hace ser gracioso, aprender eso, creo que ha sido una de las de las mejores cosas que me han pasado en esta larga temporada que estoy en el país. Sucede que me gusta venir a reformarme a la Argentina (risas), pero esta vez me ha tocado una beca invalorable con Mercedes Morán y con Claudio Tolcachir. De hecho, la autora nunca pensó que este matrimonio hablara el mismo idioma con dos acentos diferentes por pertenecer a dos culturas diferentes. Pero es algo que a ella le ha encantado, y en lo personal creo que es algo muy poderoso que yo quiero preservar. Ya no entiendo esta obra haciéndola los españoles allá, yo intentaría mantenerla como está, en todo caso guardarla, dejarla para el tiempo en que sea posible”.

Cuarenta años de amor

Recientemente, el actor, junto a la actriz Susú Pecoraro, festejó en Buenos Aires los 40 años del estreno de Camila, la icónica película de María Luisa Bemberg que ambos protagonizaron, y que se estrenó en 1984, una producción que lo trajo al país a filmar por primera vez. Aquella historia de amor entre una joven mujer de la aristocracia en tiempos de Rosas y un cura llegado de España conmocionó al país, al tiempo que transformó a Imanol Arias en uno de los actores más queridos por el público argentino para siempre.

“A Ladislao Gutiérrez y Camila O’Gorman  les truncaron la posibilidad de tener una larga historia de amor y sin embargo, a mí me regalaron esa película que a su vez me regaló una larga historia de amor, un matrimonio bien sostenido en el tiempo con Argentina. Pero además, como nos separa mucha distancia, el nuestro es un matrimonio que no ha llegado a colapsarse (risas). Creo que tengo la suerte de ser querido y de no pasar aquí (en el país) mucho tiempo y de no meter la pata tanto como puedo meterla en la vida. Digamos que tener que viajar a este país es como ir a esa playa con la que uno sueña y que de vez en cuando compartes un tiempo. Por todo eso yo estoy muy agradecido. Soy consciente y además me gusta lo que me pasa aquí, me gusta el cariño que recibo, me siento plácidamente cómodo. También me gustan de este país las contradicciones, los quilombos, eso de ir al banco a sacar dinero y que te digan que el dinero no está pero que no te preocupes que ya estará (risas)”.

Para agendar

Mejor no decirlo se presenta este fin de semana con cuatro funciones en el Teatro Astengo (Mitre 754), este sábado 3, a las 19 y a las 21, y el domingo 4, a  las 18 y a las 20. Las entradas se adquieren en la boletería del teatro o a través del sistema de venta online  https://www.tuentrada.com/eventos/detalle/Astengo-MejorNoDecirlo/375166751181

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