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Imañol Muñoz: «Nos movemos impulsados por los deseos y las historias de nuestros antepasados»

El bailarín, docente y gestor cultural local adelanta detalles de “En el orillo”, la pieza de danza-teatro que se conoce este fin de semana en IDAE, que se enmarca dentro del proyecto colectivo “Juanito baila”, cuya coordinación general está a cargo de la destacada Silvia Zerbini

El pasado 12 de octubre se cumplieron cuarenta de la muerte del artista plástico santafesino Antonio Berni, el padre de Juanito Laguna, acaso su personaje más icónico, como pasa con Ramona Montiel, que lejos de los museos y las subastas millonarias hoy siguen vivos en los pibes y las pibas de la calle que revuelven a diario la basura para poder comer o venden su cuerpo por monedas.

Esa inmanencia de poderosos collages en el imaginario de una sociedad donde la pobreza alcanza niveles insospechados para un país de la riqueza de la Argentina, disparó la creación del proyecto Juanito baila, ideado por la destacada bailarina, docente, actriz e investigadora porteña radicada en La Rioja Silvia Zerbini, creadora de valiosos mundos escénicos, quien a lo largo de toda su trayectoria ha montado decenas de obras y además dirigió el Ballet Folclórico Nacional, máximo elenco de danzas argentinas.

El bailarín, maestro y gestor cultural Imanol Muñoz.

Zerbini es, además, junto con una veintena de maestros y artistas de todo el país, la creadora del colectivo Enredanza, espacio desde donde nace Juanito baila, proyecto que nuclea, bajo un formato particular e innovador, “la posibilidad de desafiar los procesos creativos apelando a una construcción colectiva y a distancia”, según adelanta el equipo local que comanda al bailarín, maestro y gestor cultural Imanol Muñoz, que dará a conocer este fin de semana en IDAE, como una de las patas de este proyecto macro, En el orillo, propuesta de danza-teatro de 50 minutos de duración que nuclea, con la asistencia de dirección de Griselda Montenegro, a los intérpretes-creadores Vicky Olgado, Hernán Gorostiza, Macarena Castillo, Solana Lescano y Tati Francesio, con música compuesta por el entrerriano Carlos Negro Aguirre, vestuario de Cristian Ayala, arte plástico de Francisco Nakayama, diseño lumínico de Marcelo Díaz y fotografía de Fernanda Quiroz.

Reunión de maestros

“El trabajo con Silvia fue muy gratificante, porque es interesante, profundo y muy disciplinado, pero al mismo tiempo muy permeable a los sentires, deseos y a las trayectorias y recorridos individuales”, contó a El Ciudadano Imanol Muñoz, quien destacó que Zerbini, junto a un numeroso grupo de artistas, conformó Enredanza, “un colectivo de maestros artistas de todo el país, donde también hay investigadores, escritores, poetas y bailarines y bailarinas que compartimos una concepción del hecho folclórico en la actualidad y en escena que es muy particular; no tan eurocéntrico y academicista como pasa con algunos otros sectores que ven al folclore como una pieza de museo a la que sólo buscan reproducir como pasaba antes”.

De este modo, dentro del proyecto Juanito baila, una misma obra fue creada por tres elencos, en tres ciudades distintas del país. En Bahía Blanca, bajo la dirección de Sebastián Pérez Travieso, en Catamarca dirigidos por Marisa Velázquez y en Rosario por Imanol Muñoz.

“Trabajar con Silvia y hacerlo de esta forma fue todo un desafío porque ya es un desafío trabajar desde la virtualidad pero sobre todo si se trata de un proceso creativo donde el objetivo era esta obra. Así se gestó el trabajo: a partir de una serie de encuentros virtuales semanales en los cuales nos cruzábamos con colegas de otras provincias. Sebastián en Bahía Blanca, Marisa desde Catamarca, Silvia que está en La Rioja, yo desde Rosario y con la música del Negro (Carlos Aguirre) que está en Paraná. Así fueron estos cruces creativos, obviamente con las particularidades de cada uno en los resultados, porque cada uno de estos equipos trabajó uno de los actos que integran esta obra colectiva”, detalló Muñoz.

“Cada uno desarrolló su propuesta en profundidad, escribió su guión, al mismo tiempo que hicimos un registro de la metodología de abordaje de cada uno de esos actos, los dispositivos utilizados para crear y desarrollar determinadas acciones, climas o coreografías, y de todo eso hay un registro por escrito. Eso circuló y generó una sinergia creativa entre los distintos elencos. Y en el resultado, cada obra tiene su impronta, somos elencos diferentes, cada uno con sus lenguajes, vidas e historias diferentes que atraviesan nuestros cuerpos. Y también hay una fuerte influencia de los contextos: no es lo mismo producir cerca del río, que cerca de la montaña o contemplando la inmensidad del mar”, contó Muñoz, quien además adelantó el abordaje de una instancia posterior a los estrenos que comprenderá, durante el año próximo, una residencia artística en La Rioja, con los tres grupos, para cerrar el proceso con el montaje final de los tres actos, revisados y potenciados a partir de la mirada colectiva de todo el equipo.

Juanito en el imaginario

El director, docente y gestor cultural también analizó el territorio coreográfico en el que se sustenta la poética y la presencia insoslayable de un personaje como Juanito Laguna y su pertenencia a ese sector de los que menos tienen: “El cómo se baila es el resultado de un proceso de trabajo de mucha búsqueda y estudio. Investigamos los conceptos que propone Berni y que aparecen en su propuesta plástica, donde hay una analogía con lo que pasaba en ese momento a nivel social y que es algo aún muy vigente; fue, también, un proceso de acercamiento a nuestras propias historias y a las historias de nuestros entornos, a las de hoy adultos que atravesaron esas infancias en los márgenes, en las orillas de las grandes ciudades, preguntándonos cuáles son las marcas de esas infancias en los cuerpos de personas adultas”.

Y sumó: “Es por eso que el trabajo sobre Juanito no es una recreación sino una búsqueda de cómo hoy siguen existiendo esos Juanitos, algo que nos ha impactado; y el nombre de la obra, ese concepto de estar «en el orillo», atraviesa otras instancias que van por fuera de la temática de la pobreza, porque allí también entran las minorías; el orillo al que hacemos referencia es, al mismo tiempo, la contención para que no estalle todo por el aire, es esa parte del tejido social que la pasa peor, que hoy en día está tan dañada, es ir por ahí, es contar esas historias. El concepto transitado sería cómo poder contar las presencias en esos lugares donde todos vemos la falta. Allí hay mucho por hacer: construir identidad, motorizar sueños, construir familias y lazos, vínculos multidireccionales e interpersonales. Por eso que bailar Juanito, es bailar la propia historia de nuestra sociedad, con sus fragilidades y fortalezas, para poder radicar allí los sueños como un acto de coraje para sobrevivir”.

Qué se baila cuando se baila

Juanito baila y dentro de él, En el orillo, es un proyecto que está atravesado por una búsqueda en lo propio, en la resonancia personal de una problemática social, donde el colectivo de artistas locales puso el énfasis en las tramas del tejido social preguntándose por las vidas que viven y sobreviven en las márgenes de las grandes ciudades.

En el orillo es un encuentro frente a frente con lo indescartable, eso que se resiste al abandono y no se puede desechar, lo que permanece allí arrojado ante todos los horrores de una sociedad que expulsa y oprime sueños y cuerpos”, sostuvo Muñoz.

Y acerca de qué se baila cuando se baila, tomando la obra de Berni como disparador, profundizó: “Desde lo personal, pienso que siempre que uno baila, baila lo personal, los propios miedos, las propias certezas, incertidumbres y dudas; se baila en ese momento con esos campos poéticos que uno aborda; acá bailamos Juanito en un intento de traerlo al presente, algo que no es tan complejo porque sólo hay que mirar a nuestro alrededor para encontrarse con incansables ejemplos de cómo esa realidad permanece y nos toca de cerca. Aquí bailamos nuestro presente, nuestra propia historia, nuestros deseos de futuro, y al mismo tiempo, nos movemos impulsados por los deseos y las historias de nuestros antepasados. Los recientes, los que conocimos y les podemos poner un rostro y un nombre propio, y los que no, pero que nos constituyen desde los ancestros como comunidad, tanto en sus sincretismos culturales como también genéticos. Todo eso se pone en juego cada vez que bailamos buscando superar lo técnico, porque si la técnica y el virtuosismo se ponen por delante, se opaca la posibilidad de mostrar la esencia de lo que estamos haciendo”.

Para agendar

En el orillo, propuesta que integra el proyecto colectivo Juanito baila de Silvia Zervini, tendrá su estreno este viernes, a partir de las 22, en IDAE Rosario (Entre Ríos 840), donde repetirá el sábado a las 21 y el domingo a las 20. La reserva de entradas se realiza por WhatsApp: +54-341-5087146

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