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“Imprenteros”: recuperar las maravillas de la patria de la infancia, los afectos y lo simple

La actriz, dramaturga y directora Lorena Vega habla de la obra biodramática y documental, estrenada en 2018, que se convirtió en un fenómeno de público en la cartelera porteña, y que este sábado llega a Rosario por primera vez para presentarse en La Comedia


Imprimir es dejar un registro, la constancia de algo que pasó, una idea, un deseo, un manifiesto, una historia o lo que se recuerda de ella. Una serie de capas, como las hojas de un libro o un álbum de fotos, que en el medio de una performance biográfica e intrusiva se van desentrañando para ingresar en una viaje tan nostálgico como edificante y poderoso, son las que aparecen en Imprenteros, una proeza de lo escénico, el material que, entre otros, dio sentido al teatro documental del presente en la Argentina para más tarde ser un libro (que se presenta en la Feria del Libro de Rosario este sábado) y una película. Imprenteros llega este fin de semana por primera vez a la ciudad, luego de una largo recorrido nacional e internacional, desde su estreno en 2018 en el porteño Centro Cultural Rector Ricardo Rojas.

En Imprenteros, la actriz, dramaturga y directora porteña Lorena Vega, su creadora, habla en primera persona, junto a sus hermanos, acerca de la pérdida de una imprenta familiar que fundó su padre. Hay en el material una necesidad de reivindicar lo propio, lo simple, lo sensible, esa pequeña patria de la infancia que se vuelve tan poderosa que cada uno de los espectadores saldrá convencido del teatro que la historia de su vida íntima y familiar también merece ser contada.

Honestidad en primer plano

Imprenteros es la obra que instala definitivamente en el imaginario del público teatral argentino contemporáneo el poder que tiene el teatro documental de buena calidad, con una sensibilidad que se corre de los lugares comunes, y no sólo por el éxito de público sino por muchos otros aspectos vinculados con el material en sí, sobre todo, con su arrolladora honestidad.

“Señalás un aspecto del trabajo que tiene que ver con la honestidad. Yo creo que sí, que está eso, que aparece en el relato de esta historia mínima, anónima, común, sobre un territorio de la clase trabajadora y de un oficio artesanal llevado adelante por un núcleo familiar. Eso hace que mucha gente se pueda ver representada en esos detalles, porque la gran mayoría, hasta por lo menos hace un tiempo, de la población de nuestro país tiene ese esquema laboral. Entonces hay ahí un reflejo con relación a que se está hablando de una historia que también puede ser la historia de cualquier otra persona que esté sentada en la platea. La obra, por suerte, teje varias líneas que no es solamente la del oficio de imprentero, sino también la de los vínculos personales entre las distintas líneas que se pueden dar en el núcleo familiar, entre una hija y un padre, entre los hermanos, entre los hijos con el padre, la hija con la madre o con otros familiares. Eso también se reproduce y se replica mucho en las distintas personas que ven esta obra. Creo que la sensación de que cuando están contando algo, están hablando de uno, que cuando se habla de una familia en escena, están hablando de la familia de alguien que está en la platea, eso genera que aparezca una especie de sensación de identificación e incluso de alivio de que sea escuchada una voz que nos pertenece y que a veces no está tan replicada. En la mayoría de los casos, el teatro replica historias más extraordinarias. Y en este caso está replicada una historia sencilla que le puede pertenecer a cualquiera”, contó Lorena Vega acerca de este trabajo de Lorena Vega y Hnos., cuyo elenco integran la propia Lorena Vega junto a sus hermanos Sergio y Federico Vega, además de Julieta Brito, Vanesa Maja, Juan Pablo Garaventa y Christian García.

En el mismo sentido, la creadora evaluó si la obra tal como se la ve en el presente es aquella que imaginó, sobre todo por esta idea de que cada espectador o espectadora sale del teatro convencido que también en su familia, en sus entornos, tiene una historia que vale la pena ser contada, algo infrecuente en el teatro contemporáneo.

“En realidad, yo no tenía una idea previa de la obra. Lo que vemos hoy como la obra terminada fue apareciendo y se conformó a través de todo un proceso creativo que tuvo tres etapas, una primera más solitaria y mía, tomando decisiones muy puntuales que son un poco el esqueleto de la pieza. Luego una etapa de investigación en el curso de biodrama que dictaba Vivi Tellas, donde estuve cuatro meses dentro de un grupo de quince personas, trabajando mi material, escribiendo, y así se ampliaron los recursos. Y la última, una etapa importante, donde sumé a cada miembro de la obra de teatro en las distintas áreas artísticas, y con ellos terminé de darle forma, de escribirla y de tomar la decisión de cómo se vería en escena, dado que trabajé mucho la puesta con Damiana Poggi, pero también la iluminación con Ricardo Sica, la escenografía con Celeste Etcheverry, el vestuario con Julieta Harca, el sonido y la música original de Andrés Buchbinder, las coreografías con Margarita Molfino, la fotografía y el diseño gráfico con César Capasso, entre más, y después también un trabajo importante de producción con Fabiana Brandán y Santiago Kuster. Más tarde se sumó en asistencia de escenografía y logística Martina de Giorgio. Es decir: somos mucha gente, también hay una parte audiovisual que la dirigió Gonzalo Zapico, donde también participaron Agustín Di Grazia, Franco Marenco y Andrés Buchbinder”, contó Vega.

Y sumó, asociado a la película basada en Imprenteros que se vio en el Bafici: “Gonzalo Zapico, además, codirigió conmigo la película basada en la obra que se acaba de estrenar. Hay un equipo que vino a rodar momentos de la obra, con todo lo audiovisual de la obra que es un trabajo de edición y montaje de Emi Castañeda, que también es una de las montajistas de la película. Somos un equipo que viene trabajando hace muchos años a través de todas las piezas que se fueron sumando y armando este proyecto. Entonces, la obra fue surgiendo. Yo no tenía una idea previa de cómo iba a ser, pero sí me sorprendí de cómo terminó siendo. Lo cierto es que desde que se estrenó a lo que se ve hoy, la obra es más o menos la misma, tiene muy pocos agregados, pocos detalles, más allá de que sí tiene cosas que hemos podido afinar, pero son cosas muy sutiles. En líneas generales, la que se ve ahora es la misma obra que se estrenó en 2018”.

Ampliar los discursos

Uno de los intereses de Lorena Vega como artista, con una vasta trayectoria en las escénicas e importantes incursiones en el cine y la televisión, está en producir con impronta de género, una mirada sensible pero muy empoderada que atraviesa las lógicas de Imprenteros con una enorme sutileza. Respecto de esta variable, Vega habló de cierta resignificación de esa impronta en este presente donde “género”, para algún sector, se volvió mala palabra.

“En realidad, yo no me propuse hacer una obra de género. Pero yo le di lugar a mi voz, a mi mirada, a mi propio relato, y ese relato tiene esa óptica, tiene mi subjetividad. Siempre me importaron y me preocuparon la justicia, la equidad, y los mismos derechos y los mismos beneficios para todas y para todos, porque creo que eso hace al mundo más justo. Y en ese sentido, entran por supuesto las desigualdades que hay en relación con las mujeres, pero esto a mí me pasa desde chica. Yo discutía con mi papá por esos temas, también por lo mismo discutí con mi mamá muchas veces. Mis hermanos son más chicos que yo, y cuando éramos chicos, a ellos les permitían hacer cosas que a mí no, y yo era la mayor y era responsable. Entonces siempre me pareció que ahí había una mirada injusta y en el mismo sentido, hacia todos los niveles y todos los órdenes. Los materiales a través del tiempo se resignifican y por supuesto mucho más en un contexto como éste, de discursos de derecha, de opresión, discursos donde se legaliza la violencia. Las voces que justamente buscan justicia para todo el mundo, en este momento, son las que generan una tensión. En ese sentido, ésta es una obra que no se gestó pensando en darle un lugar a las mujeres pero es un hecho que ese lugar tomo cuerpo en la obra. Indudablemente todo eso está: la obra nació en un ciclo cuya curadora es una mujer, y donde en la selección que hacía de las y los artistas le daba mucho espacio a las mujeres, justamente, para ampliar las voces de las mujeres, las diversidades y a las miradas disidentes”, detalló la artista.

En tiempos libertarios, con la intencionada destrucción de una clase media trabajadora que es la que hizo grande a la Argentina, Imprenteros tiene ahora otra resonancia, más amplia y diversa, en el campo de lo social y lo político.

“La resignificación también aparece en lo político y en lo social. Con el paso del tiempo, la obra se va releyendo con las distintas circunstancias que se van cruzando en los momentos sociopolíticos, y como éste es un momento de crisis, con un gran número de gente en la pobreza, en la indigencia, sin trabajo y sin poder llegar a cubrir la canasta básica, por supuesto que una obra que habla del trabajo y de los emprendimientos familiares tiene una resonancia particular, incluso porque esta obra en sí misma es un emprendimiento familiar. Éste es un proyecto colectivo artístico y laboral que tiene que ver con el oficio de las artes escénicas que hace todo el esfuerzo para subsistir y seguir en pie. Eso, en sí mismo, está dando cuenta de que los materiales son leídos de modo diferente y que cada pieza independiente, o cada emprendimiento independiente que subsiste en el presente, es un acto de batalla frente a lo que está pasando”.

Finalmente, Vega habló de cuáles son las variables de lo que ofrece un material tan vivo, tan disfrutable en cada función, tan personal, tan íntimo y al mismo tiempo tan colectivo, que la siguen sorprendiendo y conmoviendo.

“Después de todos estos años de funciones, me sigue sorprendiendo la reacción de la gente que se ve tan conmovida con el material. Me sorprende que la gente se acerque a nosotros, que el público siempre al final de las funciones se acerque a contarnos algo de sus propias historias que  tienen ganas de compartir, porque la obra los movilizó y le da ganas de decirlo, o porque la obra les hizo acordar a algo, o porque me quieren contar las similitudes que hay entre algo que dije y algo que les pasó, o tengo mensajes en mis redes de gente que me cuenta sus historias y me agradece; me sorprende mucho eso en el público. Me sorprende también la alegría dentro del grupo de trabajo, la diversión que hay todo el tiempo que hace que cada vez que hacemos esta obra, la hacemos con las ganas y con el deseo intactos. Me sorprende también, algunas veces, empezar a transitar momentos de la obra de un modo diferente a como los hacía yo al principio. Y no tiene que ver con algo que haga hacia afuera, sino con algo que me pasa a mí cuando estoy haciendo la obra, sobre todo en el momento en el que tengo una escena con uno de mis hermanos, con Sergio. A veces este tránsito, esa charla con él, se da de otro modo. Me parece que ahí está el efecto del paso del tiempo y de una gran cantidad de cosas que nos pasaron muy felices en relación con todo este proyecto: la obra de teatro, el libro y ahora de la película”.

En la Feria del Libro

En el marco de la Feria Internacional del Libro de Rosario, este sábado 14 de septiembre a las 16, se presentará en la Sala 1 del primer piso del Centro Cultura Fontanarrosa el libro Imprenteros, de Lorena Vega y Hnos. de Ediciones DocumentA/Escénicas, un encuentro del que formarán parte los hermanos Lorena, Sergio y Federico Vega, los tres autores, junto a César Capasso, autor de las fotografías que ilustran el libro.

Acerca del libro editado en Córdoba, la actriz y escritora Camila Sosa Villada escribió en la contratapa: “Imprenteros es un libro devastador. Exactamente igual a la obra de teatro que tuve la fortuna de ver antes de la pandemia. No por terrible sino por alegre. Un libro alegre (o una obra de teatro alegre, bienvenido el límite impreciso) escrito con indecencia, como decía la Duras. «Mi misión es simple. Quiero lograr que te sientas única», se lee en estas páginas y a partir de ahí todo es emocional. No sé nada sobre escribir, pero aprendí que no existen los libros completos, que los buenos libros como éste, no tienen final. Y es en su naturaleza incompleta donde cabe el mundo y la eternidad. Pensé que me encontraría con la dramaturgia de Imprenteros, que es una pieza literaria inolvidable y muy extraña en sí misma. Sin embargo, me encontré con un libro que bien podría ser también una novela de iniciación escrita con maestría, un asunto de verbos que no detienen y recuerda a las máquinas que imprimen sin pausa día tras día. También es un libro sobre los padres, los hermanos, los amigos, las madres y el perdón. También un libro fotográfico y de poesía. Y es un elogio al arte de Lorena Vega y sus hermanos Sergio y Federico. Y una caricia al teatro. Me hizo pensar en que todo lugar es también un asunto de palabras y en cómo éstas disputan los territorios; en lo imprescindibles que son las personas que saben hacer bien su trabajo, en la importancia de los oficios y sobre todo, en el arte de hacer libros, que nunca encontrará su justicia y está bien, porque la vida no es justa ni hermosa, parafraseando a Lorca. Si usted está en una librería leyendo esta contratapa, no dude en ir al mostrador, pagar y llevárselo. Le deseo leerlo con la misma emoción y ternura con que lo leí yo, porque todo libro feliz no se termina, continúa en el mar que llevamos en los ojos”.

Para agendar

La obra teatral Imprenteros se presenta en Rosario este sábado 14 de septiembre, a partir de las 21, en el Teatro Municipal La Comedia (Mitre y Ricardone), con una única función. Las entradas se encuentran disponibles en la boletería del teatro, en horarios habituales, o bien a través del sistema de venta online https://www.1000tickets.com.ar/evento?id_evento=1286&imprenteros. Por otra parte, este mismo sábado, a las 16, en la Feria del Libro de Rosario, con entrada gratuita en el Centro Cultural Fontanarrosa (San Martín 1080), se presentará el libro Imprenteros.

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