Coordinado y heterogéneo. Entre la noche del miércoles y la mañana de este jueves, fueron arrojados volantes con amenazas a dos fiscales provinciales en varios puntos de Rosario, algunos de elección extraña para “aprietes” de ese tenor: aparecieron en la puerta del Centro Municipal de Distrito Sur, en la sede de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y hasta cerca de los frentes del hospital de Niños Zona Norte y del policlínico Pami II de barrio Arroyito. Unos prolijamente impresos en hojas tamaño A4, otros escritos a mano sobre una tela plástica con menor cuidado por la ortografía, los textos hacen alusión a nombres conocidos de bandas de narcomenudeo locales, y por los mismos las sospechas se dirigen a un grupo subsidiario del clan Los Monos que opera en los barrios Ludueña y Empalme Graneros. Las imputativas formalizadas esta semana a varios de sus integrantes apoyan la presunción.
“Fiscal Socca, Matías Edery, hacen meter presos y hacen causa a la gente que René Ungaro, Los Funes y Los Riquelme le apuntan para arreglar las condenas, abreviados y estadías en pabellones comunes”, expone uno de los volantes arrojados frente a la sede de la AIC. En este caso, algunos testimonios mencionan a dos mujeres en una moto como quienes arrojaron los papeles impresos.
Otro mensaje, manuscrito, fue dejado en el Centro Municipal de Distrito Sur, sobre el que además arrojaron piedras que hicieron astillas algunos vidrios. El texto reza: “Fiscal Socca, dejá de vender humo con gente de que Fran Riquelme te apunta. Y el otro fiscal, Matías Edery, para hacer meter presos y hacer causas a la gente que René Ungaro, Los Funes y Los Riquelme apuntan para arreglar las condenas, abreviados y estar en pabellones comunes”.
Los nombres propios son significativos. Francisco –o Fran– Riquelme está detenido y se lo vincula al también preso Esteban Alvarado. Investigadores que conocen el paño de las bandas rosarinas deslizan que hay acuerdos forjados en la cárcel entre los anteriores y otros grupos: Los Funes y el que dirige René Ungaro. Completa el entramado otro dato: todos tienen enfrentamientos con Los Monos por territorio para el narcomenudeo y otros delitos conexos.
Una hipótesis de los pesquisas es que el detonante de la andanada de amenazas, que no es la primera, fueron las imputativas que encabezó uno de los fiscales estampados en los carteles, el de la Unidad de Balaceras Pablo Socca. Entre el martes y miércoles último, fue él quien pidió las imputaciones a 26 integrantes de una banda liderada por Mauro Gerez y dirigida desde prisión por Andy Benítez y Julián Aguirre, que fue allanada la semana pasada.
La sospecha es que el grupo de Gerez es una suerte de franquicia del clan Cantero, y que de ahí surgió la idea de los panfletos acusando a Socca de trabajar para la “competencia” de los negocios ilegales en el noroeste rosarino. La jueza Silvia Castelli resolvió que 23 de los arrestados queden en prisión preventiva y a tres les concedió la libertad, pero con restricciones. La causa investiga una saga de balaceras y extorsiones perpetradas en barrio Ludueña.
Los primeros carteles, precisamente, fueron arrojados en el Centro de Justicia Penal poco después de finalizada la segunda jornada de las audiencias imputativas.
Guerra de escritos
Los nombres, de líderes de bandas y de fiscales, se repiten en la reciente modalidad de escraches con carteles devenidos en amenazas de tinte mafioso, aunque a veces con improvisación que sorprende.
Por ejemplo, textos aludiendo a René Ungaro y Los Funes fueron secuestrados el domingo 14 de agosto durante un allanamiento en Mateo Booz al 9000 por la investigación del crimen del empresario villagalvense Ricardo Capoulat, perpetrado el 3 de junio anterior en barrio Las Delicias, ocasión en la que robaron la camioneta Amarok de la víctima.
En esa ocasión, llamó la atención de los investigadores un cartel que nombraba a dos pesados de la zona sur y a un capo mafia con condena a perpetua reciente. Decía: “Rene y los Funes, dejen de matar turras. Si activan porque los apadrina el Alvarado. Atentamente, la «mafilia»”.
Otro escrito de similar tenor fue arrojado como corolario de una balacera en el Fonavi de Lola Mora y Grandoli. En este caso, estaba dirigido a varios pesados del hampa local.
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