Su suegra lo denunció por quebrantar una orden judicial de restricción de acercamiento al domicilio donde vivía con su familia. La mujer y su hija denunciaron que llegaron el domingo a la casa y se encontraron con el hombre sentado en el living, alcoholizado. Había entrado con una llave. En la audiencia que se celebró este martes, el imputado lloró y se defendió. Dijo que está en pareja desde hace 14 años, pero a partir de que su suegra se mudó a la casa ella le rompió el matrimonio. La jueza le explicó lo que implica una prohibición de acercamiento y el delito en el que incurre al incumplir la disposición judicial. Le aconsejó que resuelva las cuestiones en un juzgado de familia sin acercarse a su ex, ni a la casa, e hizo lugar al acuerdo de partes en cuanto a la medida cautelar. El hombre recuperó la libertad aunque deberá presentarse cada 15 días en la Oficina de Gestión Judicial (OGJ).
Una relación amorosa de muchos años y una prohibición de acercamiento al hogar familiar en zona sur enmarcan esta historia. En febrero el Tribunal de Familia Nº 7, con la firma de la jueza Gabriela Topino, dictó una prohibición de acercamiento para el hombre que fue notificada. El domingo pasado, su suegra denunció que llegó con su hija a la vivienda y su ex yerno había entrado con una llave. Estaba sentado en el living, alcoholizado. La fiscal Ana Rabín lo imputó por violación de domicilio y quebrantamiento de una orden judicial.
La esposa del acusado había quedado en acudir a la Fiscalía, pero no fue. La fiscal lo imputó en base a la denuncia, la declaración de la mujer y su madre en sede policial y ordenó la restricción. La fiscal Ana Rabín se comprometió a contactarla en las próximas 48 horas. El abogado defensor Marcelo Piercecchi no se opuso a la imputación y aclaró que la denuncia la radicó la suegra del acusado y aseguró que tampoco pudo contactarse con la víctima ni su abogado.
Carlos, un verborrágico hombre de 44 años, contó su versión en la audiencia celebrada este martes. Dijo ser comerciante y describió que desde hace 14 años que está en pareja con Natalia. Tienen dos hijos de 13 y 7 años. Hace nueve meses compró una casa que puso a nombre de la mujer. “Hace ocho o nueve meses que vivimos un calvario”, aseguró.
«A Natalia la amo. Lamentablemente desde que está mi suegra en mi casa me rompió el matrimonio. No tiene vida. En estos cinco meses de exclusión, cinco veces me llamó, cinco veces volvimos. El viernes tuvimos un accidente de tránsito, me chocó un auto. Iba mi suegra y mi mujer y las asistieron en el hospital Carrasco. El sábado fui con mi hija al cine, después llevamos a su hermano a la peluquería. Ella se fue al casino un rato. El domingo se levantó a llevar a mi hijo a la casa de la tía a un cumpleaños y esto pasó el domingo a la noche», sostuvo.
El hombre contó que la semana anterior su mujer le dijo que le devolvería 10 mil pesos si se iba. Le dijo que sí, se llevó su ropa, el dinero y le dio la llave a su suegro. “Del domingo hasta el jueves afuera, se calmaron las cosas y volví a casa el viernes”. Y agregó: «El domingo fui a buscar a mi hija a la casa de la tía y mi suegra me invitó a comer, le dije que no. Mi mujer llevó el nene a un cumpleaños y yo me fui a comer. Y sí, me tomé un vinito, qué tiene que ver. Y mi suegra empezó: «Vos que tenés que tomar la pastilla».”
«Fui a dos psiquiatras por amor, el psiquiatra sin conocerme me empastilló. Ese está más loco que yo, hasta presión me agarró. Le pregunté a mi esposa: ¿qué te hice Naty? Y ella me dijo: «Me hiciste mucho». ¿Qué te hice? «Saliste mucho de joda», me dijo, pero ¿qué tiene que ver?”, se preguntó.
«Mirá: 70 mujeres puedo tener, no sé lo que tengo, dónde voy se me arriman.¿Sabés por qué no lo hago? Por las dos estrellas que tengo. Para que no me digan: «Papá, ¿vos la guampeás a mamá?». Para que no tengan ese dolor, que me digan que los dejo abandonados», siguió.
Carlos contó los regalos que le hizo a su mujer en estos meses, entre ellos una camioneta cero kilómetro y un viaje al exterior para este mes. «Desde que está la restricción nos fuimos a Carlos Paz por los teatros, juntos. Volvimos, fuimos a Santa Teresita a un departamento, no me gustó. Nos fuimos a Pinamar, volvimos y me fui a la Virgen de Itatí, soy muy devoto», aseguró. «Y todo esto, con todas estas retenciones en el medio, si hubiera sabido todo este daño no voy a la esquina, porque no fueron viajes de placer: la llevé a mi suegra y sufrí maltrato. A la Virgen le dije que no, que por favor me dé un respiro. Me atosigaba a gaseosa: a uno le gusta comer un langostino y tomarse un vinito blanco, pero no. «¡Qué! ¿vás a tomar de vuelta?» Jefas mías eran».
La fiscal prefirió no hacer preguntas y contó el acuerdo al que llegó con el defensor respecto de la medida cautelar. Convinieron la presentación en la Oficina de Gestión Judicial cada 15 días. Lo que fue aceptado por la jueza Trinidad Chiabrera, quien le aclaró al imputado que no debe acercarse a la casa familiar y solucionar los problemas por la vía que corresponda, como el juzgado de familia.