Ocho personas sindicadas como integrantes de la banda de los cuatreros fueron imputadas formalmente ayer en audiencia pública. Sobre el supuesto cabecilla recayó la imputación más fuerte, es decir la de jefe de la asociación ilícita, mientras que el resto de los detenidos fueron considerados partícipes. La audiencia pasó a un cuarto intermedio hasta el viernes donde las defensas tendrán la posibilidad de cuestionar la imputación fiscal que además incluye amenazas coactivas, abusos de armas y portación, entre otros delitos. Otro de los puntos que se discutirán será la prisión preventiva de los sospechosos. Si bien el grueso de la banda se encuentra tras las rejas, el fiscal Fernando Dalmau explicó que aún faltan integrantes y que se sigue adelante con medidas probatorias que involucran a este grupo que asola Cabín 9.
Los cuatreros tienen su epicentro en la zona más pobre de Pérez, Cabín 9. Según la Fiscalía, este grupo conforma una asociación ilícita a través de la cual comente delitos de diversa índole y tiene como finalidad ocupar casas del barrio mediante intimidaciones, lograr que sus moradores abandonen sus viviendas para luego utilizarlas con fines ilícitos, explicó el fiscal Fernando Dalmau.
Sus integrantes
A la cabeza de este grupo la Fiscalía ubica a Roberto Antonio C., alias Narigón, y entre los partícipes de la asociación ilícita: Matías Antonio C., alias Maty, Ignacio Ojeda, alias Trompi, Nahuel O. conocido como negro Nahuel, Nicolás M, apodado Dibu, Facundo S.P. alias el hijo de Mundi, Ismael Rubén A. y Jonatan V. alias Caballo, quienes ayer fueron imputados en audiencia pública.
A este grupo la Fiscalía sumó otras personas que integran o integraron la banda, como es el caso de Joel y Pipi, ambos fallecidos, un hombre que cuenta con pedido de captura y 4 adolescentes.
Dalmau explico que hay más partícipes “hay otros integrantes con otros roles. Algunos están identificados y otros los tenemos en escuchas telefónicas que restan individualizar”.
La investigación inició en septiembre pasado y el Ministerio de la Acusación estima que el grupo funciona desde 2013, lapso en la que hubo rotación de integrantes. La prueba inicial de la causa son las escuchas telefónicas. A partir de allí, la Fiscalía tejió la red de integrantes y de ellas también se desprendieron diversos hechos ilícitos incluso a operaciones de venta de sustancias a las que identifican como acelga, efe, cal, faso.
Su jefe, alias Narigón, además fue acusado de amenazar con armas a dos personas para quedarse con sus casas, circunstancia apoyada por alguno de los integrantes de su gavilla que desenfundaron sus armas para recalcar el mensaje. A estas imputaciones se sumó la presencia del grupo en las calles de Cabín, a bordo de motocicletas con el fin de intimidar. Para ello utilizaban revólveres, pistolas o tumberas que disparaban al aire o contra casas determinadas e incluso contra las victimas aunque sin lesionarlas. Algunas de estas armas fueron secuestradas durante los allanamientos realizados la semana pasada.
Es decir que a la imputación de asociación ilícita Dalmau achacó 17 hechos de amenazas coactivas calificadas, portación de armas, resistencia a la autoridad, abuso de armas, daño agravado.
Dalmau explicó a El Ciudadano, que si bien fueron dos los casos donde el narigón intentó usurpar viviendas, luego de su detención hay personas que se están acercando a la fiscalía para denunciar hechos similares y agregó que desde los allanamientos vecinos del lugar le trasmitieron que “se calmó el barrio”. El funcionario explicó que tiempo atrás se realizaron una serie de allanamientos en Cabín en busca de esta banda, aunque aquella vez no se logró colectar evidencia suficiente.