Tiene 52 años y se hacía pasar por contador. Con una oficina montada, llevaba la contabilidad de pequeños y medianos negocios y empresas. Pero no sólo mentía con su título; también simulaba el pago de impuestos y la falsificación de los comprobantes, dice la acusación. La Fiscalía estima que estafó a sus clientes y al fisco en más de 2 millones de pesos y hasta el momento se contabilizan 54 víctimas de este hombre de números al que le faltaba el título. Este mediodía fue acusado formalmente por la Fiscalía y la jueza Mónica Lamperti dispuso su prisión preventiva por 60 días aunque hizo lugar a una serie de estudios médicos pedidos por la defensa.
Edgardo José Daniel R., se sentó de lado en la silla. Se apoyó contra la pared y desde allí miraba la escena, como un espectador más. Al lado estaban sus abogados Carlos Varela y Adrián Martínez. Mientras escuchaba a la fiscal Valeria Haurigot se refregaba la cara. Enfundado en camisa verde y pantalón de vestir al tono escuchó cómo la funcionaria le endilgaba 54 hechos de estafas. A ello le sumó usurpación de título, falsificación de documento privado, simulación dolosa de pago agravado por ánimo de lucro y abuso del ejercicio de una actividad que necesita autorización para su ejercicio.
Un ex empleado suyo lo conoce hace 25 años y se presentó espontáneamente a declarar. «Siempre hizo lo mismo», dijo. Trabajó unos seis años con el falso contador pasando datos sobre la facturación de los clientes hasta que la oficina fue allanada. “Ya estuvo preso por una actividad similar”, aclaró. Siempre se presentó como contador y contó que este año, finalmente, se anotó en la carrera y no aprobó una materia. Se dedica a la gestoría y lleva la contabilidad de unos 150 clientes a los que les cobraba 300 pesos si eran monotributistas y 1.000 si eran responsables inscriptos, afirmó.
La maniobra
Todos los meses se presentaba en los negocios de sus clientes. Pedía los papeles y el dinero para pagar impuestos: monotributos, ingresos brutos, DREI. Luego volvía con los recibos de pago, aunque muchos de ellos eran apócrifos. En algunos casos no pagaba y en otros hacía un recibo por un monto superior y se quedaba con la diferencia, acusó Haurigot.
A su vez realizaba declaraciones juradas ante la API por ingresos brutos de sus clientes. Todos habían sufrido retenciones por un mismo agente y sus declaraciones cerraban en cero. Esta situación hizo que la API notara la irregularidad en un caso y mandó una inspección al negocio. Era una ferretería; su contador era el imputado.
Edgardo R. estuvo a cargo de los números del negocio desde 2006 hasta octubre de 2015. La aparición del organismo encendió la luz de alarma del ferretero, quien hizo una consulta con otro contador y descubrió serias irregularidades. Surgió que tenía una deuda de ingresos brutos de más de 78 mil pesos, lo que tuvo que resolver a través de un convenio de pago por más de 104 mil pesos. También descubrió que lo anotó en Afip como apicultor. Esta categoría no paga IVA ni Ganancias, pero le cobraba estos impuestos y le emitía falsos comprobantes. Algunos meses lo pasaba a la categoría que le correspondía para no levantar sospechas y luego lo volvía a anotar como apicultor, dijo Haurigot.
En marzo pasado el ferretero hizo la denuncia en Fiscalía y se inició una investigación que derivó en un allanamiento a la oficina del falso contador. De la computadora que tenía en el lugar se obtuvieron plantillas de comprobantes de pago de diferentes impuestos. También había una base de datos de presuntos clientes, unos 140, de los cuales se llegó a investigar a 53 personas, a quienes estafaba con la misma modalidad que al ferretero, explicó la fiscal.
La pericia contable que se le realizó al imputado determinó que también estuvo anotado como apicultor. De 2010 a 2015 no tuvo actividad y actualmente se encuentra inscripto en prestación de servicios. Había talonarios que decían “estudio contable y gestoría” y en los distintos bancos con los que operaba aparecía como contador. Un informe del Colegio de Mandatarios para Trámites de Automotor de la Segunda Circunscripción de la provincia detalló que Edgardo R. está inscripto. Tiene al menos siete trámites abiertos en el Tribunal de Ética; fue suspendido en tres oportunidades. Actualmente tiene abierta una investigación por falsificación de documento.
La pesquisa determinó que en los últimos cinco años viajó al exterior en 22 oportunidades, dos de ellos en crucero: República Dominicana, Perú, Sudáfrica, España, Brasil, Colombia, Francia, Estados Unidos, México, Panamá, Turquía, Gran Bretaña e Italia, fueron los destinos.
Finalmente la fiscal solicitó la prisión preventiva del hombre, planteo al que se opuso la defensa pero la jueza Mónica Lamperti admitió la imputación, dictó la preventiva por 60 días y dispuso el traslado de Edgardo R. al médico forense a los fines de determinar si padece alguna enfermedad. En su caso, que se determine el tratamiento a seguir y si se puede brindar el tratamiento en la órbita del Servicio Penitenciario.