Dos primos de 23 y 27 años que se ganan la vida como cuidacoches fueron imputados por el crimen de Raúl “Changa” Orellana, ocurrido en la madrugada de Año Nuevo en inmediaciones de Rodríguez y Centeno. La víctima recibió un puntazo en medio de una gresca, en la cual se agarró a trompadas con los sospechosos. Para la fiscal Marisol Fabbro, el más joven fue el que le asestó la puñalada mortal, pero hubo un accionar conjunto ya que el mayor de los imputados fue quien dijo: “A este hay que matarlo”, según aportaron los testigos a la Fiscalía. Tras la audiencia de este viernes, el más joven quedó preso por el plazo de ley, es decir un máximo de dos años con posibilidad de revisar la medida en 90 días. Su primo estará detenido 60 días mientras avanza la investigación.
Alejandro Nicolás “Ping Pong” A. tiene 23 años y Oscar Alberto “Beto” A. 27. Ambos se presentaron este jueves acompañados del defensor oficial Juan Pablo Nardín en la oficina que el Ministerio Público de la Acusación (MPA) tiene en el Centro de Justicia Penal. Este viernes fueron imputados por la fiscal Marisol Fabbro como coautores del crimen de Changa Orellana, ocurrido el 1° de año cerca de las 3.30 de la mañana cuando recibió un puntazo en el pecho que le afecto el pulmón y el corazón. La víctima, de 32 años, fue llevada por familiares hasta el hospital Clemente Álvarez donde murió poco después.
La fiscal Fabbro reconstruyó cómo se fueron gestando las situaciones que terminaron en el asesinato del Changa: Érica –hermana de la víctima– contó que venía con su amiga B., los chicos y la moto a la rastra porque se le había roto cuando se cruzó con su hermano y le pidió ayuda.
Fueron hasta la casa de una conocida en un pasillo de Centeno al 2500, donde dejaron la motocicleta. La propietaria los invitó a quedarse pero, como ella había visto a los primos y observó que uno de ellos llevaba un cuchillo, le dijo al Changa que no se quedaran. Ya saliendo, se toparon con Beto que miró a la víctima y le dio un mensaje: “A este hay que matarlo”. En ese momento, se empezaron a pelear. Se agarraron a las trompadas, continuó la fiscal.
Érica también describió que se metió a separarlos y agarró a Beto del cuello pero cuando logró separarlos apareció Ping Pong y también le pegó. Entonces intervinieron varias mujeres para separarlos, entre ellas la pareja de Beto. Cuando Changa se iba, Beto se zafó y volvió a golpearlo. Otra vez, Érica se abalanzó sobre el muchacho para que su hermano se fuera. La víctima caminó junto a la amiga de Érica hasta Rodríguez y Centeno cuando apareció Ping Pong con un cuchillo y lo apuñaló. Al ver a su hermano en el piso con el cuchillo clavado, Érica corrió, se lo saco y empezó a tirar puntazos pero otra joven se lo sacó, siguió con su relato.
La amiga de Érica, quien a la vez es prima de los imputados, dio la misma versión y dijo que Ping Pong apuñaló a la víctima en el brazo mientras que el otro puntazo, que resultó fatal, se le pegó en el pecho. Para la fiscal Fabbro hubo un condominio del hecho: ambos actuaron para causar la muerte de la víctima.
Endemoniada
Los primos declararon. Lo hicieron sin la presencia del otro ante el juez Gonzalo López Quintana, aunque dieron el mismo relato. Dijeron que habían pasado el fin de año en la casa de la madre de Beto y se volvieron cerca de las 3. Se quedaron bailando en la puerta de la casa de Beto y en un momento llegó Érica con sus hijos y Changa buscando a su ex –que se llama Nicolás y es hermano de Beto – para que se quedara con los chicos. Ambos dijeron que no le pudieron hacer entender que Nicolás no estaba.
También contaron que la mujer estaba endemoniada. Sacó un cuchillo y comenzó a tirar puntazos. En esas circunstancias, le pegó a Changa y también a Beto, a quién hirió en la pierna. Ping Pong dijo que durante la discusión se metió al baño y cuando salió vio a Érica con el cuchillo e intentó sacárselo pero le cortó los dedos.
Pero el juez evaluó la evidencia y dijo que los dichos de los imputados es claro respecto al hecho cuando contaron que estaban borrachos. Evaluó que se fueron a hacer curar las heridas al día siguiente por la borrachera que tenían a pesar de la sangre que perdieron. A lo que sumó que las pruebas objetivas no se condicen con sus dichos. Por ejemplo el testimonio de la amiga de Érica habló de dos puntazos, lo que coincide con los datos de autopsia.
El juez entendió que en el caso de Beto hubo al menos una instigación, además de que puso manos sobre la víctima aunque entendió que hay una diferencia con el otro imputado, a quienes los testigos señalaron como la persona que le asestó el puntazo fatal a la víctima.
Por ello resolvió admitir la imputación y dictar la prisión preventiva para Ping Pong por el plazo de ley, lo que implica un mínimo de 90 días y un máximo de 2 años. Mientras que a Beto le dictó una medida cautelar de encierro por 60 días.