La fiscal Claudia Ríos imputó este sábado al hijo y sobrino de las hermanas israelíes desaparecidas desde hace dos semanas en Mendoza por el delito de “homicidio agravado por el vínculo” en relación a la mamá y “homicidio simple” a la tía, mientras allanaron nuevamente el domicilio del hombre en busca de los cuerpos, que finalmente fueron hallados allí mismo, «enterradas, cubiertos de piedras y tierra», tras las infructuosas inspecciones previas.
Se trata de Nicolás Gil Pereg, de 36 años, quien fue detenido en la tarde de anteayer, en el marco de la causa que investiga la desaparición de su madre Pirhya Sarusi y su tía Lily Pereg.
La imputación surgió “luego que se corroborara el ADN de la muestras halladas era positivo durante el allanamiento de la semana pasada en su domicilio por una perra preparada para hallar sangre humana”, explicó un funcionario judicial a la prensa.
“Tenemos pruebas suficientes, además de la cámara del predio donde vive que filmó cuando los tres arribaban el sábado 12 a la mañana al domicilio del hijo, pero después no se ve la salida, lo que da a entender que las personas han permanecido en el lugar”, añadió el funcionario.
Pereg ya fue trasladado a la penitenciaría provincial y será sometido a un examen físico y psíquico porque, según la fiscal, “amenazó con quitarse la vida”.
Pereg es un ex militar del ejército de Israel, y fue quien realizó la denuncia de paradero de su madre y de su tía. Durante el interrogatorio, el hombre aseguró que compartió la jornada de aquel sábado con las mujeres hasta que ellas se tomaron un colectivo para volver a un departamento, una versión que no les cerró a los investigadores.
Es que las cámaras de seguridad del predio donde reside captaron el momento en que Lily y Pyrhia ingresan, pero no cuando supuestamente habrían salido a la parada de micro, entrada la noche, lo que resulta crucial en la investigación.
Personaje misterioso
El perfil de Pereg es misterioso. Según publicó el diario Los Andes, es titular de cinco empresas en Mendoza creadas por su madre, quien reside en Israel, aunque su nivel de vida está lejos de ser la de un empresario exitoso. Además, sus movimientos financieros no coinciden con su estilo de vida, al borde de la indigencia, a la par de mantener deudas por 9 millones de pesos.
El nombre de Gil Pereg está presente en varios expedientes de la Justicia Civil por daños y perjuicios, rendiciones de cuentas y causas iniciadas por él mismo por daños derivados de contratos.
Desde hace una década, el hombre reside en Mendoza y los vecinos lo catalogaron como “ermitaño” y “sucio”.
Además lo describieron como un “obsesivo” por la seguridad en el predio donde reside. Vale destacar que carece de cama, baño, cocina y electricidad. En cambio sí hay cámaras en permanente monitoreo.
Cuando la policía allanó por primera vez el predio encontró varias armas, pero todas registradas. Se habla de un total de 42 de puño, entre pistolas y revólveres. También había decenas de gatos y perros desnutridos y varios animales disecados.
Otra anécdota que recuerdan en la comunidad judía local es cuando debido a su altura, le ofrecieron jugar al básquet.
La respuesta de Gil Pereg fue pedir que le hagan un contrato. Nadie supo realmente si sabía jugar.