La acusan de participar en una serie de maniobras extorsivas, junto con otras personas aún no identificadas, en perjuicio de un comerciante que junto con su esposa a pidió dos créditos personales por la suma de 50 mil pesos cada uno en una oficina céntrica donde fueron atendidos por la imputada. Cuando la víctima estaba terminando de saldar el primero de los préstamos y le quedaban por abonar algo más de 76 mil pesos comenzaron las extorsiones telefónicas.
El modus operandi era amenazar de muerte a la víctima y parte de su núcleo familiar, balear su casa y aumentar la deuda. Le reclamaron la entrega de vehículos, en otra oportunidad su casa, incluso dos millones de pesos y en el medio, siempre según la acusación, la mujer mantuvo diálogo con la víctima, aunque en todo momento le dijo a la víctima desconocer las maniobras delictivas.
Silvina M., la acusada, comparte vivienda en zona oeste con su pareja, el ex jefe policial Daniel Corbellini; la vivienda fue allanada este miércoles, aunque el comisario general retirado no está sospechado de delito alguno.
Este viernes, la mujer fue imputada por extorsión agravada por el uso de arma de fuego, en calidad de partícipe necesaria y el fiscal Federico Rébola pidió la preventiva. El juez Hernán Postma decidió darle la libertad con restricciones: caución real de 50 mil pesos, caución personal de someterse al cuidado de su marido, además de reglas de conducta por dos meses, mientras la pesquisa continúa.
Este jueves, tras un allanamiento a su vivienda, Silvina Elisa M. fue detenida bajo la sospecha de participar en maniobras extorsivas tras otorgarle dos préstamos a la víctima y su pareja mientras trabajaba para una empresa de créditos.
La pesadilla para las víctimas inició la noche del 21 de mayo cuando balearon el frente de la granja que la familia tiene en una propiedad de Amenábar al 3700, donde también funciona un taller y donde ellos viven. Tras el ataque armado los agresores dejaron una nota con un número telefónico y la leyenda «solo wasap», relató el fiscal en la audiencia.
Un par de horas después la víctima recibió amenazas a su número telefónico que además contenían fotos de documentación suya y de su esposa, la que le había entregado a la ahora imputada un año y cuatro meses antes, en una oficina donde la mujer los atendía, en Sarmiento al 800, para solicitar los créditos personales, añadió el funcionario judicial Rébola, a cargo de la investigación.
En las amenazas le exigieron que dejara la casa, luego le reclamaron la entrega de distintos vehículos y 2 millones de pesos en un plazo de 24 horas, caso contrario matarían a su familia, les dijeron.
Incluso le enviaron un video con documentación que figura en la carpeta crediticia, describió Rébola, y añadió que esa misma filmación se la mandó al día siguiente la imputada, cuando la víctima la llamó para referir lo ocurrido y preguntarle qué había sucedido, ya que esa documentación se la habían entregado a ella, refirió.
«La deuda la agarró la mafia»
La mujer le dijo que buscaría la carpeta pero al día siguiente la víctima volvió a recibir amenazas a su teléfono: «Mañana vamos a hablar con Silvina y le vamos a poner los puntos porque la deuda la agarró la mafia y vos vas a tener que pasar los dos Boras». Unas horas después se comunicó la acusada y le dijo al comerciante que los documentos estaban resguardados y le mandó el mismo video que le habían enviado los extorsionadores, contó el funcionario del MPA.
Al otro día hubo más mensajes a su teléfono: «Mañana estate atento porque te digo cómo vamos a solucionar esto».
Poco después la imputada se comunicó con la víctima y le dijo que la deuda (que incluía los dos créditos) que era de 76.650 pesos había ascendido a 350 mil, porque en un año y cuatro meses el interés era alto, dice la imputación.
La víctima negoció una forma de pago con la mujer, que le decía que la propuesta tenía que consultarla con «el inversor», que ella era una intermediaria. Acordaron una entrega de 100 mil pesos al día siguiente y 50 mil pesos el 15 de cada mes, dice la teoría fiscal.
El hombre pagó finalmente los 100 mil pesos el 24 de mayo en la oficina donde sacó el crédito y allí la mujer le dijo que en lugar de cinco eran seis los pagarés que tenía que firmar, dijo la víctima, quien añadió haber cuestionado esta decisión y que le respondió: «Los confites están caros y el inversor tiene que arreglar con esta gente».
El 31 de mayo la víctima sufrió una nueva balacera en su negocio y volvieron los mensajes: «Ey! Hoy fue el aviso, los dos Bora con el 08 firmado sino ya sabes, te mato cualquiera en el negocio». Los mensajes siguientes contenían amenazas contra la vida de su hermano; le exigieron la entrega de un auto y un millón de pesos. Aunque, en caso de no tenerlo le dijeron que aceptaban 600 mil en efectivo.
El 2 de junio, mientras la víctima se encontraba en sede fiscal recibió un llamado de la acusada, quien le dijo que «el inversor» estaba de viaje, que ella podría recuperar la deuda si pagaba 150 mil pesos a las personas que lo estaban extorsionando, contó el fiscal
El hombre decidió aceptar y la mujer lo llamó nuevamente y le dijo que el 6 de junio le llevara 55 mil pesos a la oficina. Tres días antes lo llamó nuevamente y le dijo que le había pagado 700 dólares a las personas que lo extorsionaban para que no lo molestaran más, por lo cual ahora la deuda era con ella.
El 4 de junio la víctima recibió otros mensajes intimidatorios: «Mañana es el último día que te damos para que pases el auto sino aguantate lo que se te viene toda la semana». El hombre le contestó que ya había arreglado con Silvina y le respondieron: «A Silvina no la metas, ya te dije, la deuda es con la mafia»; «Decime cómo arreglamos ya porque te mato a cualquiera», a lo que siguieron otras frases intimidantes y le termina diciendo: «Juntá 200 ya y fue».
«Esto es alguien que se abusa con eso»
La víctima volvió a llamar a la imputada y tras contarle lo sucedido siguieron la conversación por whatsapp. El hombre le dijo que lo habían vuelto a amenazar. Ella le contestó: «Imposible, pasame el celular y captura de pantalla». Le agregó que debería de haber dicho que no, que no usa más ese celular, siguió el fiscal el relato. Le aseguró que no conoce a nadie y que solo trabajó en el lugar y dejó las carpetas. «El inversor dice que no mandó a nadie a hacer nada, que esas fotos no saben cómo te llegaron, de hecho tu legajo estaba en su poder y lo vimos. Entonces esto es alguien que se abusa con eso, porque no hubo problemas con ningún cliente», le aseguró.
El fiscal Rébola contó que al día siguiente la víctima le dijo a la mujer sobre las amenazas de muerte contra su hermano y el 6 de junio hizo la denuncia, cuando aportó una foto de la acusada de la red social Facebook.
Ese mismo día SIlvina M. se comunicó para que le pagara parte del dinero que presuntamente había entregado a los extorsionadores para que no lo molestaran, añadió Rébola, y quedaron en que le llevaría 25 mil pesos ese día a la oficina pero a último momento le cambió el lugar a Corrientes al 900 aduciendo que era más fácil estacionar. Pactaron una nueva entrega de dinero que se llevó a cabo el 13 de junio en una estación de servicio de Córdoba y Avellaneda, refirió el fiscal.
Después de varios intentos fallidos para concretar otro pago, la mujer le dijo que hacía un año que ya no trabajaba más allí y lo mandó a pagar a «una contadora», quien le recibió el siguiente pago en la zona de Puerto Norte. Este hombre pagó 175 mil pesos de los cuales 150 se los entregó a la imputada, dijo el fiscal.