Un policía bonaerense fue imputado por el «homicidio con dolo eventual» de dos jóvenes que circulaban en una moto y murieron atropellados por un patrullero el pasado 1° de junio, luego de una persecución en la localidad de San Nicolás en pleno aislamiento por el coronavirus, informaron hoy fuentes judiciales.
La decisión fue tomada por el fiscal Darío Giagnorio, quien acusó por ese delito al agente Pablo Moresco (24), el cual continuará en libertad hasta el juicio.
Fuentes judiciales informaron que el policía había sido imputado desde un principio por «homicidio culposo», es decir porque no había tenido intención de haber provocado la muerte de Ezequiel Corbalán (30) y Ulises Rial (25).
Sin embargo, con los resultados de las pericias realizadas, tanto en el auto como en el lugar del hecho, los investigadores determinaron que el conductor chocó directamente a la moto en la que iban las víctimas y la causa fue recaratulada como «homicidio simple con dolo eventual», que prevé penas de entre 8 a 25 años de cárcel.
«No puede de ninguna manera embestir a alguien con el fin de aprehender a una persona y poner en riesgo la vida», dijo un vocero encargado de la pesquisa.
Además, la fiscalía estableció que Moresco debió tener la responsabilidad de un mayor cuidado al manejar un patrullero en «mal estado».
«El móvil policial no tenía las mínimas condiciones técnicas para circular por la vía pública ya que no tenía balizas, ni luneta y los neumáticos estaban totalmente gastados», añadió, al respecto, la fuente consultada.
En ese sentido, el fiscal Giagnorio procuraba determinar la responsabilidad penal de los superiores del personal policial involucrado que asignaron el móvil en esas condiciones.
Los voceros agregaron que el delito que podría endilgarles es del «incumplimiento de los deberes de funcionario público», ya que en el libro de mantenimiento figuraba el requerimiento para la reparación del vehículo y no fue realizada.
El hecho se registró alrededor de las 3.30 de la madrugada del lunes 1° de junio del año pasado, cuando Corbalán y Rial iban a bordo de una moto Corven 150 cilindradas y efectivos que se desplazaban en un patrullero quisieron identificarlos ya que estaban violando el aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por el gobierno nacional.
Sin embargo, Corbalán aceleró rápidamente y comenzó un operativo cerrojo tras irradiar un alerta, pero la persecución solo duró algunas cuadras, hasta las calles Carbajo y Piaggio del barrio San Martín, de San Nicolás.
Según las fuentes, allí un patrullero que venía de frente chocó a la moto en la parte izquierda y ambos jóvenes, que no tenían el casco puesto, cayeron contra el asfalto.
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Rial murió casi en el acto como consecuencia de las lesiones sufridas y Corbalán quedó internado en grave estado en un hospital local hasta el viernes 5 de junio que también falleció.
El fiscal Giagnorio, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 6 de San Nicolás, estableció que el móvil involucrado en el hecho no tenía puestas las sirenas ni las balizas porque estaban rotas desde diciembre del año pasado y que iba a unos 20 kilómetros por hora cuando se cruzó de carril.
Los pesquisas confirmaron que los jóvenes no estaban armados y que la persecución comenzó cuando quisieron identificarlos por incumplir el aislamiento.
En tanto, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), representante de las familias de las víctimas, había pedido que la causa sea recaratulada al considerar que se trató de un «doble crimen».
«La persecución policial que termina con la muerte de los dos jóvenes es una muestra más de la desprofesionalización de la fuerza y la falta de racionalidad y proporcionalidad en el uso de la fuerza», afirmó el organismo en un comunicado días después del hecho, en el que también sostuvo que el caso fue «un claro ejemplo de ese accionar arbitrario y discrecional: el simple hecho de esquivar un control policial no puede justificar el operativo que se desplegó posteriormente y que causó este doble crimen».
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