Un taxidermista de 57 años fue imputado por comercializar animales disecados que en vida fueron víctimas de la cacería ilegal. Se trata de especies que en su mayoría están protegidas por la ley de fauna silvestre. Por ello, la calificación legal que le impuso la acusación a M. V. –el Ministerio Público de la Acusación mantuvo la identidad en reserva– es “encubrimiento agravado por ser cometido con ánimo de lucro; almacenamiento, industrialización y comercialización de piezas o subproductos provenientes de la caza furtiva o la depredación”, detallaron voceros judiciales.
En libertad, M. V. llegó este miércoles al Centro de Justicia Penal a escuchar los cargos en su contra. Los Fiscales Matías Ocariz y Lucas Altare, de la Unidad de Investigación y Juicio, detallaron la acusación: de acuerdo con la investigación, entre el 21 de mayo de 2015 y 9 de octubre de 2018, el disecador compró piezas (un eufemismo para cadáveres) de fauna silvestre cuya captura está prohibida y, previo proceso de taxidermia, los comercializó.
Según detalló el área de prensa del MPA, la actividad ilícita de M. V. salió a la luz a partir de una serie de denuncias que iniciaron un legajo en Fiscalía de Investigación y Juicio. El 9 de octubre de 2018 la Policía Federal allanó el domicilio del imputado, en la zona oeste de Rosario.
En esa vivienda los efectivos se encontraron con un escenario que bien podría haber sido el montaje de una película de horror: la gélida mirada de decenas de animales inertes que, una vez arrancados de su hábitat natural, trascendieron la descomposición gracias al polémico arte de la taxidermia.
La pesquisa se realizó en conjunto con la Dirección de Fauna del Ministerio de la Producción, Secretaria ganadería, Lechería y Recursos Naturales y Subdirección de Ecología de la Provincia de Santa Fe.
En el domicilio de M.V. secuestraron los cadáveres disecados de pájaros autóctonos tales como cardenales, zorzales, calandrias, estorninos, brasitas, gorriones, zorzales chalchaleros, corbatitas, mirlo, monteritas canela, cabezas negras y fruteros. Además de 7 zorros, 13 liebres, una aguara pope, una serpiente, una culebra, 4 chanchos salvajes, dos Pumas, 4 yacarés, un ciervo colorado, dos osos hormigueros, un antílope negro con cuerno, un tiburón, dos venados de los pantanos, 5 ciervos dama, un lagarto overo, entre otras especies.
Una vez terminada la audiencia M. V. se fue en libertad. La condición que el juez Ismael Manfrín le impuso es la firma semanal en la Oficina de Gestión Judicial y el cese de la actividad de comercialización e industrialización de especias autóctonas.