Alfredo Nicolás B. tuvo una noche movida. El viernes por la madrugada manejó su taxi Chevrolet Corsa hasta el corazón de la zona sudoeste y se encontró en el Fonavi barrio Moderno, en Rouillón y bulevar Seguí. Allí protagonizó un episodio violento: en inmediaciones de Espinillo al 3700 se entrevistó con un joven, de nombre Leonardo. En un momento quedó frente a frente con éste y desde el interior del coche salieron dos tiros, uno de los cuales terminó en la cabeza de Leonardo. El taxi salió a toda velocidad, pero la noche no terminó allí. El conductor pernoctó un rato en un local bailable de Pichincha, pero la Policía ya le seguía el rastro. Cerca de las 7 de la mañana, lo atraparon en barrio Alvear. Al menos ese periplo le atribuyó el fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos Adrián Spelta, quien este sábado le endilgó a Alfredo B. el delito de homicidio simple en grado de tentativa y agravado por el uso de arma de fuego, tras lo cual el tachero quedó detenido. La imputación de Spelta se basó, según voceros del caso, en los registros de cámaras, el recorrido del GPS del taxi y el olfato de los detectives.
La secuencia del ataque quedó registrada en la cámara de seguridad de un comercio del lugar, la cual fue entregada al personal de la Policía de Investigaciones (PDI). Los investigadores pesquisaron las imágenes y a las pocas horas localizaron el Corsa por su GPS. Estaba estacionado en inmediaciones de Tucumán y Callao.
Según los voceros del caso, el taxista de 24 años, concluida la faena en el Fonavi de zona sudoeste, fue a un boliche bailable de Pichincha, donde pasó un rato con amigos y nunca comentó sobre el hecho de sangre. Cerca de las 7 arrancó de nuevo hacia la zona sudoeste. Los detectives dieron aviso a la central del 911 y se organizó un operativo cerrojo para atraparlo. Fue el fin de una madrugada que quedará registrada para siempre en la memoria de Alfredo B. La Policía lo detuvo en Avellaneda y Saavedra.
Su versión no convenció a Spelta. Fuentes judiciales confiaron que el taxista adujo que fue abordado por personas que lo obligaron a llevarlo al lugar donde ocurrió el ataque, pero el conductor no utilizó el botón de pánico ni radicó una denuncia. Esto se suma a que, según fuentes policiales, el coche no tenía el reloj taxímetro.
Leonardo L., el muchacho de 25 años que recibió el disparo en la cabeza, se encuentra en observación en el Heca luego de que lo operaran. Esa noche, luego de ser baleado, Leonardo quedó tirado en la calle y el agresor huyó a toda velocidad. Agentes de la seccional 19ª lo socorrieron. Según el último parte médico, el muchacho se encuentra fuera de peligro y pudo declarar.
Queda aún precisar si había otra persona en el taxi al momento del ataque, tal y como sostuvo una versión policial. De acuerdo con una fuente judicial, el imputado no declaró al respecto, y todavía se analizan las cámaras de seguridad para una posible identificación de este tercer hombre.
Este sábado, el juez Héctor Núñez Cartelle aceptó en forma provisoria los términos de la acusación de Spelta contra Alfredo B. y le dictó prisión preventiva por el plazo de ley.