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Imputaron a tres militares por «bautismo» con polvo de cal viva a soldados paracaidistas

El hecho ocurrió el 17 de mayo pero cobró estado público reciente al viralizarse imágenes y confirmarse la investigación judicial en curso. Las víctimas fueron 35 soldados voluntarios de entre 20 y 25 años, de los cuales una veintena padeció consecuencias en su salud y 7 debieron ser internados

El fiscal general del fuero federal Carlos María Casas Nóblega imputó a tres militares del Tercer Cuerpo de Ejército, con asiento en Córdoba, por el “bautismo” de iniciación del pasado 17 de mayo en la IV Brigada Aerotransportada en el que arrojaron cal viva a 35 soldados que culminaron el Curso de Paracaidismo para Soldados Voluntarios de este año. El teniente coronel Exequiel Poma, el mayor Eduardo Paván y el cabo 1° Mario Ortega quedaron acusados “abuso de autoridad militar” y “lesiones leves” por la realización del ritual, pero además al mayor Paván le suman otros dos hechos posteriores con el objetivo de evitar la divulgación de lo ocurrido y después para influir en las declaraciones de sus subordinados, ya que algunos debieron ser internados por las lesiones sufridas. Por eso el oficial afronta además los cargos de “abuso de autoridad militar”, “falsedad ideológica” y “coacción”.

El cabo 1° Ortega es el instructor que arrojó cal viva a los voluntarios, que terminaron con daños en su piel, mucosas y vías aéreas, y “otras lesiones a determinar”, según la imputación. El teniente coronel Poma es el máximo responsable y Paván el titular del regimiento

Son los primeras acusaciones del caso, en el que la Justicia investiga un «bautismo» con sidra y cal viva a 35 soldados. Este «rito de iniciación» fue organizado el 17 de mayo en el Tercer Cuerpo como final del curso de entrenamiento de los jóvenes paracaidistas. Como resultado, 20 soldados sufrieron quemaduras en el esófago, estómago, pulmones y ojos. “Se emitió una orden para hacer eso. Imagínese que es imposible negarse a someterse a tal bautismo», señaló el abogado de una de las victimas.

La aberrrante práctica se conoció por un video que se hizo viral en las redes sociales y que forzó al Ejército a dar explicaciones. En las imágenes se observa el momento exacto en el que a los soldados, arrodillados uno al lado del otro, les arrojan cal en sus cabezas y en sus caras.

“Se emite una orden para que se pongan de rodillas en fila, se los va parando uno a uno y se les grita la palabra «paracaidista», la cual debe ser correspondida con la palabra «siempre». Una vez que quedan con la boca abierta en la letra «e» del final, le arrojan un poco de harina, supuestamente, y sidra en la cabeza”, contó el abogado Jerónimo Argañaraz, quien representa a uno de los denunciantes, en diálogo con Radio Mitre.

El letrado encuadró la situación en “vejaciones”, ya que los paracaidistas no podían desobedecer y zafar. “Se emitió una orden para hacer eso”, marcó, y describió como “imposible” la “circunstancia” de negarse. Las víctimas, que tienen entre 20 y 25 años.

 

 

El caso, consideran, tardó en estallar al ocurrir el mismo día en que un murió un sargento al no abrírsele el paracaídas. El pasado 17 de mayo falleció Franco Daniel Maizarez, sargento del Comando de la IV Brigada Aerotransportada del Ejército, durante un entrenamiento de rutina. El trágico accidente ocurrió en la zona de La Calera, ciudad donde se encuentra el regimiento, según confirmaron fuentes oficiales.

Pasado más de un mes, se van conociendo cada vez más detalles, incluso las palabras con reserva de identidad de uno de los soldados y del padre de otro en medios cordobeses, que corroboraron los trascendidos más escabrosos. Es que, tras el rito, los jóvenes fueron conducidos al baño del regimiento donde fueron “inducidos” a que se lavaran y bañaran con agua, lo que generó más reacción del polvo de cal viva y obviamente sus daños en contacto con la piel de los soldados.

El fiscal Casas Nóblega dijo que según su investigación, al menos siete soldados debieron ser internados en un hospital por las consecuencias.

En su resolución, firmada este jueves, Casas Nóblega le pide al juez una serie de medidas para obtener más elementos de prueba.

El año pasado se hizo el curso de paracaidismo pero no tuvo «rito» o no fue tan salvaje.

 

Prohibidos por orden directa

Los rituales de iniciación habían sido prohibidos en el Ejército Argentino en 2022. “El Ministerio de Defensa, cuando estaba (Jorge) Taiana en el cargo, prohibió absolutamente todos los bautismos o ritos de iniciación. Entonces esta celebración, que ya se venía practicando con harina, infringía las normas administrativas internas”, marcó el abogado.

La cartera de Defensa buscó desterrar por completo la práctica tras la muerte en Corrientes del subteniente Matías Ezequiel Chirino, de 22 años. El hecho ocurrió en junio de ese año en el Grupo de Artillería de Monte Nº 3 con base en Paso de los Libres, Corrientes, en el marco de una «bienvenida» o «ritual de iniciación».

Por ello el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Corrientes ordenó este miércoles la detención de siete militares acusados por el fallecimiento de Chirino dentro del Casino de Oficiales. Lo había pedido el fiscal general Carlos Schaefer ante posibles peligros de fuga o de entorpecimiento de la causa, que fue elevada a juicio en diciembre pasado.

Según el requerimiento de elevación a juicio realizado por el fiscal federal de Paso de los Libres, Aníbal Fabián Martínez, el fallecimiento del subteniente fue el resultado de múltiples maltratos que los imputados habrían efectuado, “prevaleciéndose de la autoridad que tenían sobre él”.

Los imputados Rubén Ruiz, Claudio Andrés Luna, Hugo Reclus Martínez Tárrafa, Exequiel Emanuel Aguilar, Darío Emanuel Martínez, Luis Facundo Acosta y Gerardo Sebastián Bautista están acusados como coautores de los delitos de «homicidio simple y abuso de autoridad». En el caso, también se encuentran imputados como partícipes secundarios los militares Claudia Daniela Cayata y Franco Damián Grupico.

De acuerdo a la acusación, Chirino fue obligado la noche del 18 de junio de 2022 a consumir alcohol en exceso con el estómago vacío, a realizar ejercicios extenuantes y sumergirse en una pileta, junto a otros dos subtenientes que también sufrieron los maltratos. Según detalló la Fiscalía, los militares forzaron a los tres a que se colocaran la ropa de gimnasia de verano y se sumergieran a la pileta del casino de oficiales, cuya agua se encontraba sucia y a baja temperatura, a tres días del inicio del invierno.

Además, les ordenaron que se alejaran de sus celulares para que no contaran lo que ocurría. Tras esto, las tres víctimas perdieron el conocimiento y Chirino terminó en un colchón sobre el piso y sin una frazada, a pesar del frío que se registraba aquella noche.

Cerca de las 6 de la mañana del 19 de junio, el imputado Bautista llamó a la enfermera de guardia, quien constató media hora después que Chirino no presentaba signos vitales, por lo que intento realizar maniobras de reanimación. Finalmente, el subteniente fue trasladado al Hospital San José, de Paso de los Libres, donde se declaró su fallecimiento.

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