El gendarme identificado como J.R.E. detenido a raíz de la denuncia de una agente de la Policía Comunitaria vecina suya en un complejo de viviendas de barrio Tablada quedó imputado este martes por el delito de «abuso sexual con acceso carnal agravado» cometido reiteradas veces a su hijastra, de solo 9 años.
La audiencia judicial fue en la tarde de este martes, por videoconferencia. El fiscal de la Unidad de Delitos Contra la Integridad Sexual Ramiro González Raggio le atribuyó reiterados hechos de abuso sexual ocurridos en Rosario desde una fecha no precisada hasta el 19 de diciembre pasado. La jueza de Primera Instancia Eleonora Verón aceptó la presentación acusatoria y le dictó al integrante de la fuerza de seguridad federal la prisión preventiva efectiva por un plazo de tres meses mientras continúa la investigación.
El gendarme fue detenido el domingo último. En la víspera, una suboficial de la Policía Comunitaria –vecina del hombre en el complejo de viviendas de zona sur– había formalizado la denuncia de abuso sexual tras completar con el relato de la nena las sospechas que acumulaba por los comentarios que circulaban en el barrio.
Denuncia reveló calvario de una nena de 9 años: su padrastro, un gendarme, será imputado por abuso
La agente policial expuso en la comisaría 16ª lo que ya era un secreto a voces pero nadie se animaba a denunciar. Dijo que la víctima solía contarles a sus amiguitas de la misma edad que su padrastro la abusaba sexualmente, y que por ello tenía dolores en la panza y no podía levantarse de la cama. Esos testimonios eran conocidos por las madres de las involuntarias confidentes de la pequeña, que nunca denunciaron la situación.
El sábado último, la suboficial consiguió hablar con la pequeña y confirmó las sospechas con su relato. La niña le contó –según consta en la denuncia, con el vocabulario propio de su edad–, los abusos con acceso carnal a los que la sometía el hombre al que llamaba “papá” pero es su padrastro. La nena admitió el miedo que sentía no solo por las agresiones sexuales sino por la desprotección en la que se encontraba: dejó entrever que el calvario que padecía era con la complicidad de su madre, que conocía los hechos y la acusaba de «buscárselos» y de que «le gustaban».
“Luego de escuchar semejante cosa, no lo dudé, hablé con mi esposo y decidí traerla a este lugar para protegerla y radicar la denuncia”, asentó en su presentación la suboficial de la Policía Comunitaria.