El presunto matador de María Soledad Sotelo está identificado y prófugo. La tarde del crimen estuvo haciendo willy en su moto por Pasaje Sugasti, en la zona oeste. En una de las oportunidades casi atropella a uno de los hijos de Sotelo y hubo un entredicho. A 50 metros vive otro pibe, que arreglaba su moto en la puerta. Los testigos presenciales del hecho dicen que el atacante estaba en el grupo de jóvenes que iba y venía y se paraba en la casa de este joven y se acercó a la vivienda de los Sotelo. Mientras lo hacían volvió el agresor con un arma y Sotelo recibió un balazo en la cabeza que la llevó a la muerte. El viernes el vecino fue citado a Fiscalía, donde se presentó espontáneamente y quedó detenido. Este lunes la fiscal Marisol Fabbro lo imputó de encubrimiento agravado y falso testimonio al sostener que no brindó los datos del atacante a quien conocía. Estuvo preso preventivamente hasta este lunes cuando por un acuerdo de parte recuperó la libertad con restricciones. El imputado pensaba irse a vivir al exterior, un plan que ahora deberá esperar los tiempos de la Justicia. Mientras el tirador sigue prófugo.
María Soledad llegó a la casa de sus padres el viernes santo. Lo hizo junto a su esposo y dos hijos de 7 y 5 años. Mientras los hombres pintaban el frente de la casa ubicada en Pasaje Sugasti al 3800 a la altura de Alsina entre Rueda y Amenabar, a unos 50 metros había un grupo de pibes en moto que iban y venían a alta velocidad y haciendo willy. Según la imputación este grupo estaba en la casa de Valentín Z. que estaba arreglando una moto en la puerta.
En un momento una de estas motos pasó muy cerca de uno de los hijos de María Soledad lo que generó un entredicho con el motociclista. Entonces Valentín Z. se acercó hasta la casa de los Sotelo y hubo una discusión. En esa circunstancia regresó el motociclista y el esposo de Sotelo le gritó que le había faltado el respeto a su mujer y reclamó que no pase más haciendo willy ya que casi le pisa la hija.
El conductor volvió pero esta vez con un arma. Valentín Z. que aún estaba en la puerta de los Sotelo le gritó: “¡Pará, no dispares!”. Los dos testigos presenciales que prestaron declaración en Fiscalía coincidieron con la mecánica del hecho y dijeron que la persona que disparó estaba en la casa del imputado, también un hermano de la víctima que se fue un rato antes del hecho aseguró que lo vio en esa casa.
Valentín Z. fue citado a Fiscalía donde se presentó espontáneamente; para Fabbro esta persona está al tanto de quién es el agresor pero al contar lo que pasó dijo que estaba de espaldas, escuchó el ruido de la moto. Como conoce de motocicletas aseguró que era de alta cilindrada, lo que coincide con los dichos de vecinos que hablan de una Honda Tornado negra. Esta versión derivó en la detención del muchacho. Para Fabbro no brindó información vital para el caso. Todos los testigos lo ubican cerca de la escena del hecho con un contacto directo con el autor pero la sorpresa vino para la fiscal cuando Valentín Z. dijo que estaba a media cuadra arreglando su moto –contó que es cadete– y se acercó a la escena del hecho a buscar a su hermana dijo desconocer al autor del hecho, aseguró que no estuvo reunido con él en la puerta de su casa ni conoce su descripción física ni de la moto en la que circulaba, dijo en sede fiscal ya que en audiencia no declaró.
Mientras, su defensor Marcelo Piercecchi resaltó que su cliente fue voluntariamente a la citación y lo acompañó porque ya se sentían las presiones, al menos policiales, para que fuera. Dijo que entiende la situación de la familia pero le sorprende el accionar fiscal al que tildó al menos como apresurado. Su cliente contó todo lo que sabía, aseguró. Negó que haya incurrido en encubrimiento agravado o falso testimonio y dijo que no iba a profundizar más porque llegaron a un acuerdo con la Fiscalía respecto a la libertad de su defendido.
La fiscal asintió y pidió la libertad con restricciones por 90 días. Valentín Z. deberá fijar domicilio, someterse al cuidado de una persona que hará las veces de garante en el proceso, presentarse en el Centro de justicia Penal una vez por semana, tiene prohibido de salir del país y no puede tener ningún tipo de contacto con los familiares de la víctima por ningún medio incluso tecnológico –viven a 50 metros de distancia —y no podrá mantener reuniones similares a las que se produjeron el día del hecho dónde abusaban de las motocicletas que conducían.
El planteo fiscal fue aceptado por la jueza Silvia Castelli que admitió la imputación y aclaró que si bien el falso testimonio se produce en una declaración en juicio la interpretación de la norma es extensiva a la declaración que se presta en Fiscalía, e hizo lugar a las restricciones a la libertad ambulatoria que acordaron las partes.
El tirador
Una vez más Facebook fue la herramienta que ayudó a identificar al presunto tirador. Un familiar de la víctima recopiló algunos testimonios de vecinos y llegó a la conclusión que el agresor era el nieto de Cachilo. Con este dato lo buscó por la red social y dio con la identidad del sospechoso que fue arrimada a los investigadores que hoy lo buscan.