A fines de 2010, la Municipalidad lanzó el Registro Único de Mascotas (RUM), un sistema de registro de animales a través de una colocación de un microchip en forma subcutánea –que no causa dolor y permite identificarlos, ya que portan una tarjeta con sus datos y su foto– y obligatoria para perros potencialmente peligrosos (PPP). No obstante, Daniel Rinaldi, director del Instituto Municipal de Salud Animal (Imusa), explicó a El Ciudadano que la prioridad es la esterilización de los animales para atender al problema de la sobrepoblación. “Si bien la colocación del microchip se vincula, no hay una instancia de control que esté institucionalizada: esa es una etapa que falta”, subrayó el veterinario.
Rinaldi detalló que si bien se retomó en agosto del año pasado la colocación de microchips a PPP (no se estaba haciendo debido a un problema de soporte técnico), la prioridad en salud animal son las esterilizaciones y la atención primaria, es decir, colocar vacunas antirrábicas, desparasitar, llegar a todos los barrios con los consultorios móviles y cumplir con distintas actividades que garanticen su cuidado.
“De esa forma se controla y se frenan los hábitos reproductivos del animal. Si los animales están esterilizados tienden a vagar menos en las calles, se tornan más caseros. Reduce el hábito de buscar hembras, las hembras no quedan preñadas, y se previene accidentes por peleas con otros caninos por buscar perras. Algunos terminan con lesiones o muertos”, explicó el director del Imusa.
Si los animales están esterilizados tienden a vagar menos en las calles
Uno de los tantos beneficios de colocar el microchip a los animales es sacar del anonimato a los propietarios para promover una tenencia responsable en todos los aspectos, pero según el veterinario, falta una eje fundamental. “No hay una instancia de control que esté institucionalizada. Es decir, si un perro ataca, el dueño no se hace cargo, a la Justicia le resulta difícil identificar al propietario del can y no se llega a una instancia punitiva. Falta una pata de la mesa”, especificó Rinaldi.
Todos los perros dentro del registro están esterilizados, desparasitados y vacunados. El Imusa trabaja con la Secretaría de Control y Convivencia para operativizar sanciones a dueños previstas en la ordenanza 7.445 de 2002. En ese sentido, los incumplimientos por distintos tipos de maltrato, o tan sólo por no pasear a un PPP con correa corta, acarrean multas. Es que estas conductas van en contra de la tenencia responsable, concepto que surge cada vez que las guardias de los centros de salud y luego los noticieros replican historias de ataques de canes en la vía pública.
En 2015, se practicaron en el Imusa 19.400 castraciones y en 2016, 24.200
En 2010 el RUM incluyó a 234 perros, al año siguiente se registraron 1.449 (incluidos dos felinos), en 2012 a 547 (tres felinos y 35 de esos chips se instalaron en el ámbito privado); en 2013 a 424 (cuatro felinos y 26 casos en forma particular); en 2014 a 276 (siete felinos y 10 casos de manera particular), en 2015 a 84 (cuatro felinos y 10 de forma privada) y en 2016 a 44 (tres felinos y cuatro casos en el ámbito privado).
Cabe resaltar que colocar un microchip en el Imusa cuesta 150 pesos, y en el ámbito privado alrededor de 500.
Según Rinaldi, actualmente, están enfocados en realizar esterilizaciones. En 2015, se practicaron en el Imusa 19.400 castraciones y en 2016, 24.200. Es decir que, en dos años, llegaron a realizar cerca de 44 mil.
“Eso no significa que se deja de estimular que las razas potencialmente peligrosas tengan el microchip. Pero el trabajo más fuerte es fortalecer las esterilizaciones y la llegada a los barrios”, marcó el director del Imusa.
qué hacer ante una mordedura
Dirigirse al Hospital Carrasco: en la guardia se realiza la asistencia primaria. Un médico especialista del Instituto Antirrábico Humano brinda la atención.
Para denunciar el hecho: puede hacerlo la víctima o allegado, en los Centros Territoriales de Denuncias (CTD). La denuncia penal por las lesiones provocadas es para que se tomen medidas cautelares de zoonosis y se realice un seguimiento del animal.
Observación antirrábica del animal: el dueño del animal mordedor debe dirigirse con la mascota al Imusa o veterinaria particular para la observación antirrábica. Si no se presenta, la denuncia habilita al fiscal a solicitar medidas. Si el perro no tiene dueño, el Imusa se hará cargo. Finalizada la observación, si la mascota presenta síntomas de rabia, la víctima debe comenzar el tratamiento antirrábico.
Cuidado con los peligrosos
El Imusa define como perros potencialmente peligrosos a aquellos animales que por su contextura física, porte, tamaño, diámetro del cuello y fuerza de sus mandíbulas son capaces de ocasionar lesiones graves a personas u otros animales, inclusive la muerte, aunque no presenten rasgos de agresividad ni aptitudes de guardia o ataque. Por ello es obligatorio inscribirlos en el RUM, el Registro Único de Mascotas.
“Si bien está la cuestión anatómica del animal, influye cómo lo educaron o que tipos de recaudos tomaron al incorporarlo a una casa. No cualquier perro es para cualquier persona”, advirtió Rinaldi. Las razas que se consideran potencialmente peligrosas son: pitbull, tosa inu, dogo de Burdeos, presa canari, bull terrier, akita inu, mastín napolitano, fila brasilero, dogo argentino, cane corso, bull mastiff. staffordshire terrier, rottweiler, doberman, gran perro japonés y el ovejero alemán.