El investigador de Conicet Kevin Lane, líder del proyecto de rehabilitación de la represa prehispánica Ricococha Alta, en la Cordillera Negra en Perú, que ya comenzó a proveer agua a comunidades de la zona, aseguró hoy a Télam que «la concepción de la tecnología hidráulica y de las represas en el pasado era mucho más integral» y sostuvo que esta obra puede ser el puntapié inicial para otras de igual magnitud.
«La concepción de la tecnología hidráulica y de las represas en el pasado era mucho más integral; las represas estaban arriba de lo que sería todo el sistema, pero había otras tecnologías como terrazas, amunas y canales de irrigación que ayudaban a esparcir el agua que salía de las lagunas», señaló Lane a Télam.
Y agregó: «Es decir que las comunidades tenían una relación con el agua mucho más estrecha que la que tienen en la actualidad. Por otra parte, la costa hoy en día tiene un índice de población mucho más alto que lo que había en el pasado, entonces siempre están reclamando recursos hídricos y eso lo tienen que venir a buscar a la sierra».
En este contexto, Lane- quien es investigador del Conicet en el Instituto de las Culturas (Idecu, Conicet-UBA)- sostuvo que en la actualidad cualquier tipo de proyecto hidráulico, ya sea de cemento o este tipo de rehabilitación, «tiene siempre mucha presión de la costa por el agua que está viniendo desde arriba».
En ese sentido, advirtió que «la relación más natural» de los pueblos con el agua en la antigüedad «no quita que también en el pasado hayan habido abusos ecológicos», porque los seres humanos «siempre tendemos a extraer demasiado».
Ricococha Alta es una represa construida por el pueblo de los Huaylas y después retomada por los Incas (1400-1532 d.C.) en un momento de un cambio climático cuando, en general, los Andes se volvieron más cálidos y secos impactando seriamente en el abastecimiento de agua.
Lane lideró la rehabilitación de la represa con mano de obra y técnicas de construcción locales (piedra y arcilla) y también agregaron geomembrana en el interior del núcleo para mejorar el represamiento de la estructura, informaron desde el Conicet.
«Durante la obra de la rehabilitación de la represa, aprendimos sobre técnicas prehispánicas de construcción», indicó Lane quien realizó un posdoctorado en la Universidad Libre de Berlín entre 2010 y 2011 con una beca de la Fundación Alexander von Humboldt de Alemania.
A pesar de que un ciclón pasó por la región, la represa Ricococha Alta está funcionando bien.
«Está ubicada en el departamento de Áncash, una de las regiones más sísmicas de los Andes. Por la técnica usada por los incas y otros pueblos prehispánicos, estas construcciones son flexibles. De hecho, muchas que no fueron rehabilitadas y no recibieron mantención durante siglos continúan almacenando agua de lluvia hasta el día de hoy», detalló.
Ricococha Alta, que fue inaugurada recientemente de forma oficial, tiene una capacidad de treinta mil metros cúbicos de agua y ya comenzó a satisfacer necesidades de consumo personal para 1.200 personas y actividades agropecuarias de dos comunidades (Cajabamba Alta y Putaca) y de otras 250 viviendas ladera abajo.
La construcción de una represa de cemento para las comunidades del lugar requería un millón de dólares, mientras que la rehabilitación de Ricococha costó 120 mil dólares donados por la Fundación alemana Gerda Henkel.
Durante la inauguración de la represa – que ahora almacena agua de las lluvias registradas desde octubre del año pasado a marzo – , Lane destacó que su buen funcionamiento puede ser el puntapié «para la rehabilitación de más represas prehispánicas que pueden ser parte de la solución en un contexto de cambio climático que atraviesa el siglo XXI y por el que los pueblos de los Andes sufren de un alto estrés hídrico».
«Este proyecto es parte de un trabajo que realizo hace 25 años. Dirigir una rehabilitación de una represa siempre fue mi sueño y me siento muy orgulloso de haberlo podido hacer porque siempre quise llevarle algo de vuelta a las comunidades y qué mejor que agua y el potencial económico que eso contrae», indicó a Télam.
Lane precisó que en el caso de Cajabamba Alta (una de las comunidades que se beneficiará con el agua de la represa) la obra les permitirá tener más campos de alfalfa para poder tener más vacas y producir queso artesanal, que es de lo que viven muchas familias.
«Da mucha felicidad poder hacer algo así de concreto porque muchas veces como arqueólogos hacemos trabajos que son muy difíciles de hacerlos llegar a las comunidades en sí y ésta es una forma muy directa de regresarles algo», señaló a Télam.
En el mismo sentido, Verónica Isabel Williams, investigadora del Conicet, doctora en Ciencias Naturales con orientación en Arqueología y directora del Idecu, indicó que la rehabilitación de la represa de Ricococha Alta «es un ejemplo de cómo la arqueología, una ciencia social que estudia el pasado, genera conocimientos que se ponen en diálogo con el presente con el potencial de influir en la vida de las poblaciones actuales».
«El impacto de las investigaciones del doctor Lane en tecnologías hidráulicas es muy promisorio y su aporte a las poblaciones locales es singular y propiciatorio para desarrollar y mantener intercambios de conocimientos entre pasado y presente que puedan replicarse en otros ámbitos», explicó.
Se estima que en la Cordillera Negra de los Andes norcentrales podría haber restos arqueológicos de más de 200 estructuras de represas prehispánicas. Según informó Lane, la idea es realizar un relevamiento detallado de todas esas construcciones de las cuales se estima que un tercio podrían ser rehabilitadas.