“El último 23 de este mes, empezó a visualizarse un fuego importante y en varios puntos, situado muy adentro en las islas”, a la altura de Rosario y Villa Constitución. “Es ahí cuando se advierte que alguien anda prendiendo fuego, porque ese día se visualizan tres incendios, que al día siguiente se expandieron en dirección oeste, donde se encuentra la ciudad de Rosario”, explicó Pablo Cantador, que desde hace años registra con su cámara la biodiversidad del Delta del Paraná e integra el colectivo El Paraná no se Toca. El humo llega o no a la ciudad según la dirección del viento, pero el fuego, de tan intenso, se ve desde su ribera aún cuando esté lejos. Y las hectáreas de humedal arrasadas se incrementan al compás de las altas temperaturas, la bajante del río y la sequía. Los datos y las observaciones de las ONGs y el gobierno santafesino sugieren que, en gran medida, el fuego es iniciado por manos humanas.
Cantador alertó, consultado por la agencia Télam, que esta semana “será aún más crítica por el intenso calor, la sequía y las nulas perspectivas de lluvias en el corto plazo”. Son las condiciones para la expansión del fuego, pero hace falta la mecha, y ésta es mayormente encendida por el hombre, con intención explícita o por desprecio a las mínimas normas de cuidado del ambiente.
ISLAS DEL PARANÁ | Se registra humo en el ambiente proveniente de incendios en zona de islas. pic.twitter.com/F4lq1SfTcK
— Centro Integrado de Operaciones Rosario (@CIOR_Rosario) December 28, 2021
Los focos simultáneos del pasado jueves llaman la atención: “Es ahí cuando se advierte que alguien anda prendiendo fuego, porque ese día se visualizan tres incendios”, señaló Cantador. Abundó: los incendios “se inician en lugares inaccesibles, que ni siquiera están cerca de la traza vial, están bien al sur de Rosario. Pero además, no hubo tormentas eléctricas ni caída de rayos. O sea, una o varias personas andan prendiendo fuego”.
Ante la consulta de El Ciudadano, Cantador explicó que los recientes incendios comenzaron el 23 en varios lugares. Los primeros, a casi 11 kilómetros de Rosario, dentro de las islas entrerrianas. La segunda tanda, a entre cinco y seis kilómetros de la ribera rosarina, «en la zona de El Parancito y el arroyo Ezequiel, al sur del arroyo Los Porteños».
El referente ambiental, que con su perfil de Facebook Pablo LosAliadoS publica desde hace varios años registros de la flora y fauna del humedal, y de los paisajes con sus contrastes antes y después del paso arrasador de las llamas, ofrece puntualizciones que dan a pensar: los recientes focos se iniciaron en «zonas con cursos de agua tapiados, innavegables, a los que no puede acceder el turista ocasional ni el kayakista inexperto que, por negligencia, pueda iniciar un foco».
Los actores responsables, se desprende, son otros. Si fuera sólo por temperatura y condiciones ambientales, dijo Cantador, los focos deberían aparecer en todo el Delta, pero se dan en una región particular. Enseguida, claro, el fuego se fue expandiendo, incluso de isla en isla. Por la sequía, el calor y, además, el retraso en activar equipos y operativos estatales para contener las llamas.
Asoma un verano complicado
El mismo panorama crítico por las condiciones climáticas trazó el director de Protección Civil de Santa Fe, Roberto Rioja. En su caso, no limitó el cuadro de riesgo a las islas, sino que lo extendió a territorio continental, y en especial en los alrededores de Rosario.
“Hay varios puntos críticos. Son días muy bravos. Se avecinan días con altas temperaturas y rotación de vientos, que hace que todo se complique un poco», resumió el funcionario. «Santa Fe está complicado por todos lados. No es un problema sólo por las islas. También en cercanías de Rosario y Santa Fe capital, hay mucho riesgo», insistió Rioja.
El municipio amplió la denuncia en la Justicia por el fuego en las islas
El Observatorio Ambiental de la UNR detectó los mismos focos que menciona Cantador a través de las imágenes satelitales que publica la Nasa (Agencia espacial de Estados Unidos). Su director, Matías de Bueno, le envió a este medio imágenes satelitales de ese día. La estimación de la superficie afectada, sólo por esas quemas, es de más de 400 hectáreas. El resplandor de las llamas se pudo ver desde la ribera rosarina pese a estar a entre 10 y 16 kilómetros hacia el este.
Esos primeros fuegos se fueron expandiendo. “Hay un conjunto de focos ígneos que se encuentran detrás del Banquito San Andrés, a unos 7,5 kilómetros de la costa de Rosario. Y hay un segundo, a 9 kilómetros. El más grande totaliza unas 430 hectáreas y el más pequeño algo más de 100”, agregó Néstor Di Leo, integrante también del Observatorio de la UNR.
Las recientes quemas, en zonas inaccesibles para turistas o kayakistas inexpertos
¿Y la ley de protección?
Fuentes oficiales a las que remite el diario Página12 indicaron que el Gobierno nacional analiza ioncluir el proyecto de presupuestos mínimos para la protección de los humedales –entre ellos, el del Delta del Paraná– en la agenda para las sesiones extraordinarias del Congreso. El punto salvaría a la iniciativa, en principio, de una nueva pérdida de estado parlamentario, como ocurrió ya varias veces.
Las sesiones ordinarias del Congreso fueron prorrogadas hasta el 31 de diciembre. Lo que resta es la definición, por parte del Ejecutivo, de las extraordinarias, para enero o febrero. En ellas, el temario lo fija la Casa Rosada, y ahí están puestas las expectativas.
Propuestas similares de protección de humedales fueron presentadas en 2013 y 2016. Todas ellas tuvieron media sanción en el Senado, pero quedaron trabadas en Diputados hasta caer definitivamente por el paso del tiempo y el reglamento legislativo.
El nuevo proyecto, un texto unificado entre una decena presentados en el contexto de los incendios durante todo 2020 en las islas del Paraná, se encontraba en la Comisión de Ganadería de la Cámara baja. Le quedaba ser tratado en ese cuerpo, la Comisión de Intereses Marítimos y Portuarios y luego la de Finanzas.
En noviembre del año pasado, la comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano de Diputados le había dado dictamen de mayoría. El proyecto, entre otras cosas, penaliza los incendios intencionales en estos territorios, regula la aplicación de sustancias contaminantes, productos químicos o residuos de cualquier origen, fumigaciones incluidas. También, crea un Inventario Nacional de Humedales, un mapa pendiente para su protección, con las características y funciones que cumplen los diferentes tipos que existen en el país.
Los colectivos ambientales explicaron varias veces que la iniciativa no se inscribe en una disyuntiva maniquea de ambiente o producción, sino que busca regular las actividades humanas para que no se vuelvan, en mediano y largo plazo, en contra del mismo hombre.
La quinta parte
Los distintos tipos de humedales ocupan alrededor del 21,5% del territorio nacional. Son 600 mil kilómetros cuadrados que ofrecen servicios ecosistémicos esenciales, y en muchos casos son fuente de una biodiversidad amenazada por emprendimientos productivos sin control de daños.
“Perdimos una oportunidad histórica. Salvo muy pocas excepciones, nuestros representantes exhibieron una brutal indiferencia frente al cada vez más dramático retroceso de los humedales en Argentina”, lamentó Rafael Colombo, de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas.
“Claramente, triunfó por tercera vez el triple lobby minero, agroindustrial e inmobiliario que operó abiertamente en contra de una ley de Humedales y continúa destruyendo estos ecosistemas, como ocurre en el delta del Paraná con los incendios intencionales agravados por la crisis climática, el avance de la ganadería intensiva y mega-urbanizaciones como las de Nordelta o con los humedales altoandinos frente al explotación de litio, entre otros muchos sitios Ramsar considerados de importancia internacional”, agregó el abogado especialista en derecho ambiental.