El ex diputado nacional y actual secretario general del PRO en Santa Fe, Lucas Incicco, calificó como «cordial y sincero» el primer encuentro institucional del partido formado por Mauricio Macri con las autoridades del socialismo, en el marco del armado electoral del frente de frentes.
Pese a que marcó el origen de «matrices de pensamiento y de posicionamiento político diferente» planteó como un «desafío» la necesidad de «compatibilizar esta heterogeneidad de posiciones y de miradas». También puso como condición del acuerdo que el socialismo integre a nivel nacional la misma alianza partidaria que en Santa Fe.
En la reunión, representaron al PRO su presidente, Cristian Cunha, el diputado nacional José Carlos Núñez, la diputada provincial Ximena Sola, el secretario político Ricardo Schlieper, y el propio Incicco. Por el socialismo participaron su presidente, el diputado nacional Enrique Estévez, el también ex legislador Rubén Galassi, los diputados provinciales Pablo Farías y Joaquín Blanco, además de representantes de los intendentes de Villa Gobernador Gálvez y Santa Fe.
—¿Cuál fue el saldo de la primera reunión entre el PRO y el PS?
—El jueves 15 hubo una reunión formal, institucional, por primera vez, entre autoridades del PRO y del socialismo en la provincia, como para empezar a tener una charla, romper algunos prejuicios, y plantearnos algunas cosas para empezar a coordinar algún trabajo en conjunto para generar una alternativa electoral y de gobierno en la provincia. Yo creo que fue una buena charla, cordial, sincera. Al día siguiente hubo una nueva reunión con autoridades del PRO, de la UCR, del socialismo y del partido Creo, con (Pablo) Javkin a la cabeza, para empezar a pensar un poco cómo darle forma a esta alternativa de la oposición que se puede generar en la provincia. Yo creo que es un paso importante, falta todavía, falta mucho, pero tenemos en claro que la situación, tanto en el orden provincial, como en el orden nacional, exige de la dirigencia política gestos de generosidad, de grandeza, que nos lleven a ver las cosas que podemos tener en común por encima de las diferencias, que evidentemente tenemos. Venimos de matrices de pensamiento y de posicionamiento político bastante diferentes, pero eso no quita que no podamos empezar a trazar un camino en conjunto. Por eso se ha hablado de hacer antes de fin de año una nueva reunión de la mesa que se reunió el viernes. Y ya también, en paralelo, empezar a juntar equipos técnicos y gente de los distintos partidos para empezar a pensar y elaborar en conjunto propuestas concretas sobre temas muy sensibles y muy importantes, como seguridad, educación, infraestructura y demás. Creo que el corrimiento del cronograma electoral, que todavía no se hizo público pero es sabido que va a pasar, nos da un poco más de tiempo como para estas cosas. Y en eso estamos.
—¿La primera reunión se hizo con el socialismo para intentar aflojar tensiones?
—Sí, porque además unos días antes el socialismo ya había tenido una reunión con el radicalismo. Y bueno, antes de avanzar con el resto de los partidos nos parecía razonable y prudente que también se sentaran con el PRO. Para graficarlo de algún modo, en un hipotético frente de frentes que se pueda armar en la provincia, tanto el PRO, por un lado, y el socialismo por el otro, representan quizás los dos extremos. Entonces era bueno tener una charla y desde el PRO sabemos, y lo manifestamos allí, que si bien queremos hacer una oferta electoral importante, abierta y amplia en la provincia de Santa Fe queremos formar parte de un esquema que gane las elecciones y que gobierne la provincia; no podemos deslindar eso de las elecciones nacionales, sobre todo con este corrimiento que haría que las elecciones generales en Santa Fe sean en septiembre, muy cerca de las nacionales. Y nosotros como PRO queremos que lo que se haga acá en la provincia, que el diseño político que tenga el frente, esté alineado con lo que se haga a nivel nacional.
—¿Y eso qué implica?
—En la práctica, lo que nosotros no podemos dejar de pedir, de plantear, y de poner arriba de la mesa, que los distintos partidos o sectores que integren el frente con el PRO en la provincia, trabajen en el mismo sentido en el orden nacional.
—El pedido es que el socialismo no explore esa famosa tercera vía que siempre está latente.
—Claro, ese es un poco el planteo y el pedido que nosotros hacemos desde el PRO. Nos parece de toda lógica hacerlo; después estará en ellos saber qué cosa les cierra, qué no, y hasta dónde se puede seguir charlando y consensuando este tipo de cosas.
—Más allá de la coordinación entre la estrategia local y la nacional, ¿cuáles son los puntos de más difícil solución entre ambas partes?
—En primer lugar yo creo que ya es bueno, es positivo, sentarse y poner los intereses de la provincia y los grandes problemas que hay que afrontar por encima de las visiones más sectoriales o partidarias. Ahora viene el desafío de encontrar puntos en común que nos permitan hacer una propuesta consensuada. ¿Qué podemos hacer en seguridad?, que es un tema crucial para nosotros. ¿Qué podemos hacer juntos en educación? Y así ir avanzando. Creo que el primer paso está dado. Tenemos la predisposición, tenemos la buena voluntad, veremos cómo eso lo vamos traduciendo en hechos y en propuestas concretas. Quiero ser muy franco en esto. Si tuviéramos una realidad escandinava, el PRO iría por un camino y el socialismo por otro, llevando sus banderas. El radicalismo seguramente iría por otro sendero. Pero los problemas que tienen la provincia y el país nos exigen que veamos qué podemos hacer para solucionar los problemas de la gente. Juntémonos, veamos que tenemos en común y metámosle para adelante.
—Hay sectores del PRO que dicen haber quedado afuera de las negociaciones. ¿Esto es así?
—En realidad el viernes a la noche, después de la reunión de los cuatro partidos, se hizo la reunión del Consejo Directivo del PRO, se contó lo que se estaba hablando, lo que se estaba trabajando, y la representación que se le dio a esa mesa es una representación más bien institucional. Nunca se puede dejar conformes a todos, pero yo creo que el PRO está mayoritariamente representado.
—¿Las reuniones programáticas ya tienen fecha?
—Lo que se acordó es hacer una nueva reunión la semana próxima -vamos a ver cómo hacemos en estas fechas bastante complicadas- en la ciudad de Santa Fe. Sería la misma mesa que se reunió en Rosario, y en paralelo ir convocando a los distintos partidos para que empiecen a trabajar en las propuestas. Pero todavía no hay una fecha concreta. Nos comprometimos también a ir avanzando durante el mes de enero. Y un detalle no menor es que a esto tenemos que ir sumando también a otros partidos que integran Juntos por el Cambio, de un lado, y algún otro partido que haya sido más afín al Frente Progresista, del otro. Y que también vean con buenos ojos integrar esta coalición política. Así que ese trabajo también se está haciendo en estos días.
—¿Qué pensás que le puede aportar el socialismo a esta coalición?
—Yo creo que le puede aportar experiencia de gobierno, experiencia de gestión, tiene dirigentes importantes y un caudal electoral también importante que no podemos despreciar. Me parece también que, inteligentemente, estratégicamente, si nosotros queremos hacer una apuesta fuerte y decidida de ir por el gobierno de la provincia, el socialismo jugando afuera nos puede restar.
—¿Cómo fue tu relación con el socialismo?
—Históricamente yo no he tenido prácticamente relaciones, más allá de encontrarnos en tal o cual lugar, o en los escrutinios de las distintas elecciones, que a mí me ha tocado intervenir como apoderado. Y siempre hemos estado en posiciones contrarias. Cuando el PRO nace en la provincia de Santa Fe, hace 16, 17 años, fue siempre oposición. Oposición en la ciudad de Rosario cuando gobernaba el socialismo, oposición a nivel provincial, los 12 años que gobernó el Frente Progresista en la provincia. Nunca he tenido una relación de trabajo colaborativo, o de trabajo en común para una construcción política. Por eso es algo muy novedoso, para nosotros y para ellos también. Ahora tenemos que ver cómo compatibilizar esta heterogeneidad de posiciones y de miradas, para que sea algo que enriquezca, y ver cómo compatibilizamos las diferencias. Es un desafío, pero vamos a empezar a andarlo.