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Inclusión en el noroeste: mujeres que pelean por los pibes

Un grupo trabaja hace tres años para contener a los jóvenes. Dan talleres y sostienen una biblioteca en barrio Alvear.

Hace diez años Elda Pedraza prometió hacer algo por los chicos de barrio Alvear. Un día tomó parte de sus libros y los puso adentro de tres cajones de manzanas. Con ayuda de los vecinos los montó arriba de un par de ruedas y los llevó a la plaza Santa Isabel de Hungría (Cafferata 4700). Juntos leyeron cuentos a los chicos y chicas que se acercaron.

Hoy algunos de esos libros están en Iriondo 4249, un galpón que Pedraza alquiló hace tres años y donde funciona una biblioteca que además ofrece diez talleres para chicos y chicas de entre 6 y 12 años. Este sábado Pedraza empezará un nuevo taller donde los chicos hablarán sobre los problemas que tienen para presentarlos a los concejales. También pintarán el frente de la biblioteca con el nombre del grupo: Mujeres de la Plaza, en conmemoración del grupo que Pedraza organizó a partir de una feria de ropa y artesanías.

 

De necesidad

El motor del proyecto son seis vecinas que en 2008 y para llevar algún dinero más a sus casas eligieron reusar ropa de sus placares o hicieron artesanías que salieron a vender en la plaza Santa Isabel de Hungría. Al tiempo entraron a la feria municipal del distrito Noroeste. Eligieron el nombre Mujeres de la Plaza. Fue lo primero en lo que pensó Pedraza cuando le preguntaron quiénes eran. El 3 de junio volverán a ocupar un puesto en la plaza que las unió.

Las juntó el deseo de hacer algo por los chicos del barrio. Pedraza encaró la idea de armar la biblioteca y los vecinos se sumaron. De leer en la plaza pasaron a la casa de Pedraza. Después usaron un salón en la Casa de la Cultura Barrio Alvear (Francisco Lett 4253). Al tiempo dieron con un galpón en Iriondo 4249. Pedraza habló con los dueños y les ofreció alquilarlo. A través de un pedido por las redes sociales, recibió donaciones y en la actualidad el salón tiene más de dos mil libros de todos los géneros.

 

A trabajar

A la biblioteca de barrio Alvear van cerca de 20 chicos de entre 6 y 12 años que participan de los talleres de lunes a viernes por la tarde y los sábados por la mañana. Las mujeres hacen apoyo escolar, enseñan a hacer artesanías, tejido, crochet, y principios básicos de fonoaudiología, cerrajería, psicología, entre otros. Este sábado 19 la biblioteca inaugurará un nuevo taller para que los chicos y chicas del barrio hablen sobre los temas que viven.

Durante los talleres las mujeres ofrecen una merienda. Pedraza contó que antes daban una copa de leche para todos los chicos del barrio, pero la falta de fondos les impidió mantenerla.

“Nos preocupa que muchos chicos del barrio se vincularon con la droga. Tratamos de unirnos y organizar proyectos para que salgan adelante. Quizás no dejen las drogas, pero al menos tienen alguna herramienta para juntar plata y no salir a robar”, contó Pedraza. Entre otros proyectos de oficio, la mujer se entusiasma con que aprendan a sublimar remeras (una técnica de estampado) y hacer bolsas ecológicas. Otra opción es, siempre según contó Pedraza, enseñarles cerrajería. Su marido, Miguel, sabe del oficio y se ofreció a ayudar. “Elegí este barrio. Quiero quedarme y trabajar para demostrar que también hay cosas buenas”, contó Pedraza.

El objetivo de la biblioteca es que los chicos puedan progresar. “El abrazo de un chico, verlos pasar de grado o que nos pidan un libro nos levanta el espíritu. Con que uno solo se siente a leer en la biblioteca siento que cumplí”, opinó.

 

Los problemas

Gabriela tiene 46 años y trabaja como asistente escolar. Desde hace 20 años vive en barrio Acindar, al lado de Alvear, y tiene tres hijos. Se acercó a la biblioteca para unir a los barrios y romper una supuesta rivalidad entre grupos. Este sábado empezará un “taller de charlatorio”. “Vamos a hablar a partir de temas que surjan o problemas que tengan para trasladarlos al Concejo Municipal y concretar un proyecto. Los chicos se enganchan. Lo más difícil es lograr la atención de los adultos”, explicó a este medio. Para Gabriela, el mayor problema que tienen los chicos es la falta de oportunidades. “No tienen clubes ni accesibilidad para tomar un colectivo. Tampoco tienen un lugar donde practicar un deporte. Hay chicos de 10 años que nunca fueron al cine y otros que nunca se fueron de vacaciones”, contó.

El año pasado organizaron un campamento en San Lorenzo. Este año proyectarán películas los domingos cada 15 días y planean una visita conjunta a un cine.

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