El presidente Alberto Fernández encabezó en la mañana de este miércoles un acto por el Día de la Independencia extraño por su carácter virtual –imposición de la pandemia– y por el escenario presencial de la quinta de Olivos en el que habló: rodeado, a distancia social, por representantes del sindicalismo, de los grandes grupos económicos del país y del mayor referente de la oposición con responsabilidad de gestión: el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, a quien presentó como «mi amigo». El mandatario insistió con su voluntad de administrar con «los 24 gobernadores» y la necesidad de contar con todas las voluntades para reconstruir lo dañado por la crisis sanitaria global en la Argentina.
Un día después de la entrevista en la que el ex presidente Mauricio Macri intentó contener a los sectores más radicalizados de la coalición Juntos para el Cambio con reiteradas menciones a supuestos sesgos autoritarios y rumbos venezolanos del actual gobierno nacional, Fernández salió del laberinto por arriba mostrándose con Larreta en el mismo espacio físico y con todo el resto de quienes gestionan las jurisdicciones subnacionales en pantalla. Pero no sólo con ese abanico político partidario: en Olivos lo acompañaron los titulares de la Unión Industrial Argentina ( UIA), de la poderosa y hostil Cámara Argentina de Comercio (CAC), de la Cámara de la Construcción (Camarco), de la esquiva al peronismo Sociedad Rural, de la Asociación de Bancos Argentinos ( ABA) y de la Bolsa de Comercio. También estuvo el titular de la CGT, Héctor Daer.
Odiadores seriales
«Yo vine acá a terminar con los odiadores seriales. Vine a abrir los brazos para que todos nos unamos, no vengo a instalar un discurso único. Yo sé que hay diversidad y celebro y propicio la diversidad de la Argentina, de todo tipo, de género e ideológica. No me afecta. Lo que necesito es que esa diversidad sea llevada adelante con responsabilidad y la primer responsabilidad está en no mentir, en decir la verdad y en respetarnos», dijo el presidente y fue un posicionamiento frente al discurso extremo de Macri difundido en la víspera, intento de liderar los colectivos antiperonistas radicalizados en el que lo acompaña su ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich, mentora de una reciente acusación de crimen político al oficialismo que, como tiro por la culata, terminó generando enojos por ahora contenidos dentro del propio Juntos por el Cambio.
Con los 24
Fernández habló –suele hacerlo– de su gobierno en primera persona. «Aquí estoy yo y está el gobierno de la Argentina. Detrás de mí, está cada uno de los gobernadores de nuestra Patria. Yo prometí que el gobierno del 10 de diciembre iba a ser el gobierno de un presidente y de 24 gobernadores. Esos 24 gobernadores están hoy junto a mí, unidos y trabajando para enfrentar lo que nos toca vivir», insistió el mandatario. Un día antes, había anunciado un par de medidas agradables a los oídos de esos actores políticos: la extensión de la IFE con una tercera cuota que, contra las versiones previas– incluye a todas las provincias más allá de la fase de la cuarentena en la que se encuentran, y un aporte del Tesoro Nacional de 10 mil millones de pesos a los distritos, según un reparto previamente negociado.
El jefe del Estado no presentó un discurso inflamado por el Día de la Independencia, pero sí en un registro opuesto al de su antecesor en la Casa Rosada, quien cuatro años antes, para el Bicentenario, llegó a pedir perdón por la patriada de 1816 y juzgar que aquellos «padres» de la recién esbozada nueva Nación estaban «angustiados» por intentar separarse del reino de España.
Por el contrario, prefirió referenciarse en una artista emblemática del mismo suelo donde se proclamó formalmente la independencia hace 204 años. «Hemos empezado este acto, que es una jornada de celebración del día en que la Argentina decidió independizarse, escuchando el Himno Nacional cantado por Mercedes Sosa, y no es casual. Hoy cumpliría 85 años. Nació en Tucumán, sufrió las desventuras de la Argentina, sufrió el exilio, volvió, siempre tuvo esa voz inmaculada, y es tucumana», dijo Fernández y aprovechó para mencionar al «querido Juan Manzur», gobernador del jardín de la República. El homenaje a la Negra siguió: «Les cuento a los tucumanos que, a partir de hoy, Radio Nacional volverá a llamarse Radio Mercedes Sosa».
La historia, sin angustias
El presidente recurrió a la historia para hablar del presente, sin alusiones a angustias ni disculpas. «La Argentina era una Nación en formación. El Virreinato del Río de la Plata era el único en todo el continente que seguía luchando por su independencia porque ya para entonces Napoleón había caído. Fernando VII había vuelto a reinar en España e intentaba recuperar las colonias que se habían independizado de los reyes. El contexto no era fácil… una sociedad nueva que se estaba enfrentando a uno de los imperios más grandes de todos, el de España. Pero lo notable es que semejante diferencia no amilanó a ninguno de esos hombres cuando vieron llegar allá por el norte las tropas realistas». De ahí, a la inevitable referencia de una contemporaneidad marcada por la pandemia, una situación económica previa más que comprometida y un mundo convulsionado como nunca en este siglo.
«A nosotros nos toca este revuelo universal. La verdad es que a siete meses de haber llegado al gobierno yo rescato algo que como país fuimos capaces de hacer: estuvimos todos asediados por un virus que ponía en jaque a nuestro pueblo y todos estuvimos de acuerdo en que había que preservar la salud y la vida de la gente antes que nada», describió fernández. Mencionó la recuperación de un devastado sistema de salud pública, con un área rebajada de Ministerio a Secretaría en la administración previa, la estrategia de la cuarentena temprana y el protagonismo del Estado para reducir los daños que las medidas de contención provocan.
De cara a lo que sigue una vez superada la peor etapa de la crisis, el presidente también marcó un horizonte de unidad con los diversos, atento a los actores que últimamente se mostraron como puntas de lanza o generadores de oposición cerrada. «Esta semana me reuniré con mujeres de la actividad industrial, los hombres de la industria, los del campo, del comercio, de la construcción, de las finanzas, todos unidos tenemos que construir la Argentina que se viene», convocó. «Lo que tenemos que entender es que el odio y la división finalmente también nos dejó en el lugar donde nos quedamos. La Argentina que se viene tiene que ser distinta, en un mundo que debe ser distinto», cerró la idea de una refundación.
Santa Fe, cooperativismo y campo
«Ayer, cuando pusimos en marcha las obras de un nuevo puerto en Santa Fe, sobre el Río Paraná –en referencia al situado en Timbúes, construído por la Asociación de Cooperativas Argentinas–, pensaba que de ese modo estaba facilitando que toda la producción del norte salga sin tener que llegar al puerto de Buenos Aires», hizo foco Fernández en un tramo del discurso para volver sobre el eje del federalismo.
En ese acto, del que Alberto Fernández participó a distancia y el gobernador Omar Perotti en terreno, volvió a mencionarse el controvertido tema del grupo Vicentin, centro de otra disputa con la oposición dura y un sector empresario y productivo. De hecho, en Día de la Independencia es también la fecha elegida para sendas manifestaciones en favor y en contra del rescate de esa investigada corporación con un protagonismo público que los sectores concentrados de la economía rechazan.