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India se convirtió en el tercer país del mundo con más de un millón de infectados de coronavirus

El Ministerio de Salud reportó 34.956 nuevos casos positivos en las últimas 24 horas, una cifra que lleva a 1.003.832 el total de contagiados y deja al país sólo detrás de Estados Unidos y Brasil, en cantidad de infectados. Hubo récord diario de 687 fallecidos, lo que elevó el número a 25.602

India se convirtió este viernes en el tercer país en superar el millón de casos positivos de coronavirus y encendió las alarmas entre sus autoridades, por el riesgo de que el aumento de casos sature el débil sistema de salud del país que tiene 1.300 millones de habitantes.

El Ministerio de Salud indio reportó 34.956 nuevos casos positivos en las últimas 24 horas, una cifra que lleva 1.003.832 el total casos y deja al país sólo detrás de Estados Unidos y Brasil, en cantidad de infectados.

Además, las autoridades informaron un nuevo récord diario de muertes, 687, con lo que el total se elevó a 25.602.

Las cifras se conocen en un momento en que las autoridades de varios estados comenzaron a reimponer bloqueos zonales para contener los brotes, sin detener por completo la actividad económica.

La mitad de los casos están concentrados en los estados de Maharashtra, Delhi y Tamil Nadu, pero en las zonas rurales, con un sistema de salud más debilitado que el del resto del país, el virus se está expandiendo de manera exponencial.

En Bangalore, polo tecnológico del país, el gobierno ordenó el cierre de una semana que empezó a regir este martes, ante el aumento de los casos positivos.

En Bihar, con una población de 128 millones de habitantes y un precario sistema de salud, las autoridades anunciaron este viernes un cierre de dos semanas, mientras que en Uttar Pradesh, el estado más poblado del país con más de 200 millones de habitantes, rige un toque de queda desde este fin de semana hasta fin de mes.

Otros gobiernos locales también replicaron los bloqueos localizados, denominados «zonas de contención», que tienen diferentes magnitudes y van desde el aislamiento de unas pocas casas o una calle hasta el confinamiento de ciudades enteras.

Inicialmente, India demoró en tomar medidas de contención del virus, pero con el cierre total de tres semanas ordenado a fines de marzo, se pudieron ralentizarse los contagios.

Las restricciones se extendieron por otros cinco semanas con un costo económico enorme y desarrollo de una crisis humanitaria sin precedentes.

Con el levantamiento de las restricciones, decenas de miles migrantes internos varados en diferentes puntos del país a donde se habían dirigido a trabajar, regresaron hacia localidades rurales por el parate económico y desataron nuevos focos de infección.

El bloqueo, sin embargo, le dio tiempo a las autoridades para mejorar el sistema sanitario, aunque no lo suficiente: los casos continuaron en aumento y los escasos test de detección que se realizaron permitieron que el virus se disparara a lo largo y ancho de todo el territorio.

La curva de contagios mantuvo una pendiente suave durante los primeros tres meses de pandemia gracias a la cuarentena y las restricciones, pero con el fin del bloqueo los contagios mostraron un ascenso ostensible.

De tener 10.000 positivos diarios entre marzo y junio, se pasó a 20.000 durante tres semanas siguientes, hasta alcanzar a los más de 30.000 casos diarios que viene reportando el Ministerio de Salud desde el 4 de julio.

Los expertos advierten que el país enfrenta el desafío de equilibrar entre una apertura de la economía y el control del número de infectados para mantenerlo a un nivel que sea manejable.

«La estrategia de la India en el futuro girará en torno a las zonas de contención», dijo el vocero del Ministerio de Salud indio, Rajesh Bhushan

Una vez que se tracen más zonas, los trabajadores de la salud irán de casa en casa y evaluarán a aquellos con síntomas, advirtió.

Al comienzo, India tenía uno de los criterios de testeo más estrictos del mundo y usaba apenas un tercio de su capacidad de diagnóstico.

Tras varios meses, aumentó las pruebas diarias pasando de analizar 1.200 en enero a más de 300.000 en la actualidad, que ahora son irrestrictas al punto que hay ciudades que las realizan sin orden médica.

“El plan de batalla es hacer todo lo que sabemos que funciona. Abrir la economía tanto como sea segura. Seguir las cosas muy de cerca sin dejar que el virus se establezca», explicó el doctor indio americano Ashish Jha, director del Instituto de Salud Global de Harvard.

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