Esteban Guida
Fundación Pueblos del Sur (*)
Especial para El Ciudadano
Hace pocos días la empresa Dow Argentina comunicó oficialmente que va a cerrar la planta petroquímica ubicada en la localidad de Puerto General San Martín, provincia de Santa Fe (PGSM). Cualquiera podría pensar que se trata de un caso más de esas empresas que se ven obligadas a bajar la persiana porque se funden y entran en quiebra. Sin embargo, éste es un caso muy particular que merece la atención de todos los argentinos, por la relevancia y las implicancias de esta decisión empresaria.
La planta de Dow ubicada en PGSM es la única en el país que produce los insumos necesarios (polioles) para la elaboración de poliuretano, que es un insumo crítico y fundamental en el proceso productivo de una enorme cantidad de insumos y productos. Para dar una idea general de su importancia, esta planta provee insumos irremplazables para la industria colchonera, farmacéutica, automotriz, de refrigeración y electrodomésticos, para la construcción, la industria del calzado, para la elaboración de pinturas y solventes y hasta para la actividad minera, entre otras actividades que podría alcanzar. Son pocas las fábricas que producen un insumo tan ampliamente demandado por otras actividades; por eso se trata de una “industria de base”.
En el caso argentino, además, se trata de una empresa que goza del beneficio de una posición monopólica; es decir, que es el único oferente de este producto en el mercado local; tampoco padece la competencia del extranjero, ya que hace algunos meses el gobierno nacional otorgó el beneficio antidumping, restringiendo las importaciones de polioles de China y protegiendo la producción de la planta de PGSM.
Sumado a esto, la empresa se encuentra en un nivel aceptable de uso de su capacidad instalada, por encima incluso de la media nacional, y son varias los sectores demandantes de polioles que ya están mostrando buena recuperación de la demanda y perspectivas de crecimiento; por ejemplo, la construcción (330% de crecimiento interanual) o la industria automotriz (99,2% de crecimiento interanual).
Por todo ello, queda evidenciado que el problema no es económico, financiero o jurídico, ya que en este caso el mercado nacional y la denominada “estabilidad jurídica” ha jugado en favor de esta empresa. ¿Por qué motivo entonces Dow Argentina decide cerrar, no vender y destruir una planta que es rentable, estratégica y única oferente de un insumo estratégico a nivel global?
La respuesta a esta pregunta la dio el propio gerente de asuntos públicos de la empresa, quien dijo que “se trata de una decisión en el marco de una reestructuración global de la compañía y que no tiene ninguna relación con la coyuntura económica o sanitaria del país”. Y explicó: “La idea es seguir suministrando el producto en la Argentina a través de otras plantas donde producimos poliuretano, como la de Colombia, Brasil o los Estados Unidos».
De las declaraciones oficiales de la empresa se desprende con exactitud que en la decisión de cierre no está primando consideración alguna de los siguientes costos: la destrucción de puestos de trabajo directos (120 aproximadamente) e indirectos, con efecto sobre contratistas, servicios tercerizados y otras actividades conexas; las cientos de empresas de varios sectores y actividades productivas del país que se enfrentan a la falta de un insumo crítico, o bien a la necesidad de importarlo (aunque difícilmente lo logren si lo hacen en reducidas cantidades); la demanda neta de divisas que significará importar los polioles (como propone la empresa Dow Argentina), siendo que ahora se produce internamente; la pérdida de competitividad que implicará conseguir este insumo clave, a la par que otras economías del mundo; la dependencia del extranjero para sostener la producción nacional, por la incertidumbre que el cierre implica acerca de la disponibilidad futura de este insumo, ante un crecimiento de la demanda mundial.
Claramente, el impacto socioeconómico del cierre de una empresa de esta importancia, tiene un magnitud que supera cualquiera estimación posible para este artículo.
Es cierto que no se debería esperar que una empresa extranjera pondere estos aspectos a la hora de decidir producir en el país; sin embargo, es exigible que la dirigencia (tanto del campo privado como público) tome cartas en el asunto, porque no hay razón económica alguna para detener la producción de la planta de PGSM en condiciones de viabilidad técnica y económica de mercado.
No hace falta “un rescate” público, ni endeudar al Estado, ni ceder políticamente ante nadie para hacer valer la utilidad pública de la planta de PGSM para mantener la producción de un insumo clave, que puede condicionar cualquier estrategia de desarrollo nacional. En efecto, si el gobierno nacional se ha propuesto como política económica “incorporar valor a la materias primas”, con este caso puede dar muestras contundentes de que eso no es sólo un discurso sino una realidad que se traduce en decisiones políticas contundentes.
Misma cosa cabe al gobierno provincial (Poder Ejecutivo y Legislativo) que tiene en sus manos las herramientas necesarias, en el marco de la ley, para dar solución armónica y efectiva a este problema. Por su parte, los empresarios agremiados también tienen mucho que aportar a esta causa, porque no hace falta que abandonen su interés gremial y de negocios, sino que comprendan que sin la producción local de este insumo cientos de empresas deberán cerrar, y la economía en la que desarrollan su actividad, se empobrecerá aún más.
El sostenimiento de la actividad productiva de la planta de Dow en PGSM es totalmente factible, desde el punto de vista jurídico, administrativo, técnico, económico y financiero, sea que la firma Dow Argentina quiera revertir su decisión de cerrar la planta, como que abandone la actividad. Esta es una noble causa nacional, porque no hay argentino que pierda con la planta de PGSM produciendo, con sus trabajadores adentro.
Es cuestión de decidir en dirección al interés nacional, por la grandeza de la Patria y para la felicidad de nuestro pueblo. NO AL CIERRE DE LA PLANTA DE PGSM.
(*) fundacion@pueblosdelsur.org