La industria de fabricación y ensamble de electrónicos de Tierra del Fuego abastece cerca del 90 por ciento de los electrodomésticos tecnológicos que se venden en el país y al calor de la retracción del consumo interno está al borde del colapso: fuentes empresarias señalaron este jueves que las firmas acumulan entre 500 y 550 mil televisores que no pueden comercializar. Estiman que ante la crisis, este año producirán un 35 por ciento menos de unidades que en 2018. Los costos de acumular stock, la imposibilidad de trasladar a precios la totalidad de la devaluación del peso, y los costos financieros inflados por las altas tasas de interés que impiden la comercialización en cuotas razonables, se quejan, los empujan a reducir o como mínimo suspender personal, como ya ocurrió con el grupo BGH.
«El mercado está muy afectado. Tenemos el depósito lleno de unidades que fabricamos el año pasado», admitió off the récord el director comercial de una de las principales firmas que operan en la isla austral al portal iProUP. Otra de las compañías de mayor peso agregó que, entre el comercio minorista y las plantas fueguinas acumulan más de medio millón de televisores en sus depósitos. «Estamos hablando de entre 500.000 y 550.000 unidades. Es alarmante, y además el costo de tener toda esa mercadería parada es altísimo», asegura un CEO de esa compañía.
Las variables económicas juegan todas en contra. La caída del poder adquisitivo frena las ventas, la acumulación de stock hace que las líneas de producción se frenen o trabajen muy por debajo de su capacidad instalada mientras se debe hacer frente al pago de los costos fijos (salarios, tarifas, alquileres). La retracción de caja obliga a buscar financiamiento. Pero las tasas se fueron a las nubes por la suba de las referencias –como la de las Leliq– con las que el gobierno nacional se empeña en contener la paridad cambiaria. El combo, advierten, los lleva a un callejón sin salida.
El meta de producción de este año, ante un panorama incierto, es fabricar un 35 por ciento menos que en 2018. El rubro más afectado es el de los televisores. Le sigue el de los teléfonos móviles y el de los acondicionadores de aire.
Qué mal se te vé, se te escucha y se te acondiciona
El cimbronazo de la industria fueguina termina impactando en los trabajadores. BGH, que tiene casi un siglo de historia, aplicó un plan de suspensión de su producción en su planta de Río Grande hasta el 18 de abril. Sus 830 empleados cobrarán en ese lapso el 70 por ciento del salario. Brighstar redujo las jornadas de trabajo en marzo y evalúa hacer lo mismo en abril. Carrier, marca insignia de equipos de aire acondicionado, despidió a 10 empleados y desató una controversia con la UOM, gremio metalúrgico con el que había negociado no recurrir a esa medida extrema a cambio de flexibilizar sueldos y condiciones laborales.
Las plantas de Ushuaia y Río Grande produjeron el año pasado 3,3 millones de unidades, 100.000 más que en 2017. Uno de los motores, clásico, fue el «efecto Mundial de Fútbol». Pero con el último partido volvió el desplome de las ventas minoristas. Para este año, ya con un stock acumulado de medio millón de equipos, la meta es fabricar sólo 2,2 millones. Es, admiten las compañías, la cifra más baja desde 2009, cuando la crisis global de los créditos hipotecarios subprime desatada un año antes impactó en la Argentina.
En el caso de los teléfonos –el equipo que se comercializa más–, las compañías prevén producir apenas 7,5 millones de unidades este año, contra las 8 millones de 2018. Es el número más bajo desde 2010, en el inicio del programa de incentivos lanzado entonces por el gobierno anterior.
Los equipos de aire acondicionado, por último, estuvieron afectados por el factor climático –el verano se retrasó– y, sobre todo, por sus altos costos. La estimación de las fábricas es lanzar 850 mil unidades, muy lejos del último mejor año, 2015, cuando salieron de las líneas de producción 1,8 millón de unidades.
Salvavidas de rápido vencimiento
A principios de esta semana, las cadenas comerciales de todo el país se lanzaron a una estrategia de ventas similar a las black friday, de ventas anunciadas con rebajas: el Electro Fest, que duró tres días y está centrado en ventas telefónicas y por internet con promocionadas rebajas en torno al 10 por ciento. Los fabricantes fueguinos señalaron que se trata apenas de «una aspirina para una enfermedad mucho más grave». Insisten en que la retracción de ventas obedece a cuestiones estructurales que no aspiran a que se modifiquen en el mediano plazo y no contrarrestan las acciones de márketing