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Industria manufacturera y comercio crecieron en Rosario a pesar de la pandemia

Así lo reflejan datos del Centro de Información Económica (CIE) de la Municipalidad de Rosario en relación a la comparativa interanual del mes de septiembre. En cambio, los sectores de servicios privados y de construcción mostraron caídas.

En septiembre, según datos del Centro de Información Económica (CIE) de la Municipalidad de Rosario, la facturación privada de la ciudad se contrajo interanualmente 6,4 por ciento, acumulando una caída de 11,7 por ciento en los primeros nueve meses del año. Eso sí, el dato de dicho mes presenta notorias diferencias entre sectores.

La industria manufacturera y el comercio -con una representación conjunta de 63,7 por ciento en la facturación local- crecieron interanualmente 11,4 y 1,9 por ciento respectivamente, acumulando crecimientos interanuales consecutivos desde el mes de junio, con la excepción de agosto cuando el comercio se contrajo levemente.

En marcado contraste, los sectores de servicios privados y de la construcción registraron caídas interanuales de 21,9 y 45,1 por ciento en septiembre. En el marco de esta caída generalizada de la actividad, desde el CIE estiman interesante cuantificar con mayor precisión los efectos económicos de la cuarentena en los diferentes sectores locales.

Para ello, se estima la tasa de crecimiento mensual del componente irregular de cada serie de facturación sectorial, la cual denominaremos “efecto cuarentena”, dado que esta variable captura fundamentalmente los movimientos irregulares inmediatos y directos de la actividad económica.

Estos movimientos resultan aptos para aproximar las variaciones mensuales en la actividad debido a cambios en la administración del confinamiento. No obstante, debe tenerse en cuenta que estas estimaciones no contemplan los efectos indirectos de la cuarentena sobre la actividad económica que probablemente se manifiesten en el mediano y largo plazo, tales como la reconfiguración de las relaciones productivas entre los distintos sectores y cambios en la escala.

En el Gráfico Nº1 se observa con claridad que en el mes de marzo, con el establecimiento del aislamiento, la caída mensual de la actividad económica atribuible al efecto cuarentena fue generalizada en los sectores económicos locales con particular incidencia sobre la industria manufacturera, el comercio y la construcción.

En el mes de abril, el efecto cuarentena continuó siendo significativo en la actividad industrial y de la construcción debido a que estos sectores no pudieron desarrollar con normalidad sus actividades en la etapa más estricta del confinamiento. Por el contrario, en el comercio este efecto presentó una intensidad menor (-8,8 por ciento) posiblemente debido a que la actividad del sector incluye rubros esenciales -alimentos y farmacias- que no se vieron significativamente afectados por las restricciones impuestas a la movilidad.

Con la flexibilización de actividades que se produjo en mayo, todos los sectores presentaron un efecto cuarentena positivo, particularmente la industria manufacturera al registrar un aumento de 43,5 por ciento en el componente irregular de la serie de facturación local. En el mes siguiente, este efecto continuó siendo positivo de forma generalizada, destacándose el desempeño de la construcción, que de la mano de la habilitación de obras privadas con hasta diez operarios pudo terminar con obras preexistentes y también realizar obras menores y refacciones, provocando que en junio se observe el mayor efecto cuarentena positivo del período analizado.

En el tercer trimestre del año, el efecto de la cuarentena parecería diluirse en todos los sectores, con excepción de la construcción en el mes de julio (-15,4 por ciento), lo que posiblemente se explique por un reajuste de expectativas en el sector ante la incertidumbre generada por la extensión de la cuarentena y los cambios producidos en las modalidades de trabajo y hábitos de consumo de las personas. Así, este reajuste probablemente haya postergado el inicio de nuevas obras de infraestructura. Debe destacarse que aun en septiembre, en el que se restringe nuevamente el desarrollo de actividades, el efecto de la cuarentena no es significativo, siendo la caída inferior a 3,5 por ciento en todos los sectores.

Esto, en parte, se explicaría por la utilización de protocolos que posibilitaron el desarrollo de ciertas actividades, entre ellas el funcionamiento de la actividad industrial y el sector de la construcción.

Al analizar el efecto cuarentena en cada sector también debe tenerse en cuenta que muchas actividades productivas no esenciales pudieron seguir realizando sus tareas durante la etapa más estricta del confinamiento, adaptándose a un esquema de trabajo a distancia, algo que no fue posible en los rubros que requieren indefectiblemente de la presencialidad (industria manufacturera y construcción).

Esto explicaría la menor incidencia de la cuarentena en los servicios privados, estando aproximadamente 60 por ciento de la facturación del sector vinculada a las actividades financieras y de seguros, administrativas y de telecomunicaciones, las cuales son altamente compatibles con el teletrabajo. Si bien este sector comprende actividades fuertemente golpeadas por las medidas de aislamiento -tales como los rubros gastronómicos, de alojamiento y aquellos que contemplan el desarrollo de actividades culturales y artísticas-, éstas tienen una representación inferior a 5 por ciento en la facturación total del sector.

Teniendo en cuenta que el efecto inmediato y directo de la cuarentena parece haberse diluido en el tercer trimestre del año, resulta de interés analizar en qué medida los distintos sectores económicos de la ciudad de Rosario se han recuperado de la etapa más dura del aislamiento.

En el Gráfico Nº2 se observa que si bien todos los sectores muestran un crecimiento con respecto al punto mínimo registrado en abril, solo dos de ellos alcanzaron -e incluso superaron- los niveles de actividad registrados en el tercer trimestre de 2019. Así, comercio e industria manufacturera crecieron interanualmente en el período julio-septiembre 1,6 y 10,3 por ciento respectivamente, mientras que servicios privados y construcción se contrajeron 20,3 y 47,4 por ciento.

Este comportamiento dispar entre los sectores también se observa en el componente tendencia-ciclo de cada serie, el cual no está influenciado por el efecto propio de cada periodo –factor estacional- ni por aquellos asociados a los cambios en la administración de la cuarentena, capturados por el factor irregular.

Por un lado, como se muestra en la Tabla Nº1 el comercio y la industria manufacturera evidenciaron crecimientos mensuales de la tendencia que comienzan antes del establecimiento de la cuarentena, ubicándose este componente de la serie en un nivel por encima del registrado el año previo.

Contrariamente, en el caso de los servicios privados y la construcción, que registraron caídas mensuales en la tendencia-ciclo durante la mayor parte de 2020, muestran un nivel en este componente muy por debajo de los valores registrados el año previo.

En términos generales, se observa que el efecto inmediato y directo de la cuarentena en la facturación de los distintos sectores locales tuvo una mayor intensidad hasta junio, diluyéndose en los meses siguientes. Así, todos los sectores presentan un efecto cuarentena negativo en la fase de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (marzo y abril) que se torna positivo al establecerse el Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (mayo y junio).

En el tercer trimestre del año, el efecto de la cuarentena en la actividad local se diluye a pesar del retorno a un confinamiento más estricto en el mes de septiembre, lo que se explicaría por cambios en la forma de administrar la cuarentena y en el comportamiento de la población que tuvieron lugar gracias a la mayor información disponible sobre la trasmisión del virus y la posibilidad de diseñar protocolos sanitarios efectivos.

Así, distintas actividades productivas -especialmente en la Industria manufacturera- pudieron paulatinamente readecuarse y desempeñarse bajo un esquema regulado. Por el lado de la demanda de bienes y servicios se observa que la movilidad de las personas en la Ciudad si bien se contrajo en septiembre con respecto a los meses previos, no retornó a los niveles de marzo y abril.

De esta forma, resulta claro que la adaptación de las autoridades gubernamentales y la población en general permitió que ante una nueva escalada de casos, se encuentre un mejor equilibrio entre el manejo de la situación sanitaria y el desarrollo de la actividad económica. En este sentido, es evidente que el desarrollo controlado de las actividades tiene un mejor resultado económico respecto al esquema más restrictivo implementado en un principio, por lo que es de esperarse que la actividad económica se sostenga ante un incremento de contagios en la región.

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