El acto por el Día de la Bandera en Rosario estuvo atravesado por el año electoral, si bien la presidenta Cristina Fernández evitó cualquier pronunciamiento en este sentido. En el palco coincidieron dos candidatos a gobernador de la provincia, Antonio Bonfatti (Frente Progresista) y Agustín Rossi (Frente Santa Fe para Todos), y dos postulantes a la presidencia de la Nación en los comicios de octubre: la propia mandataria –aunque todavía no oficializó su candidatura– que iría por la reelección, y el gobernador Hermes Binner, candidato por el Frente Amplio Progresista. Un dato para destacar es que Cristina fue la única oradora. Ni Binner ni el intendente Miguel Lifschitz, quienes en la previa se quejaron por el “acaparamiento partidario” de parte del kirchnerismo, hicieron uso de la palabra. Ambos evitaron exponerse a los silbidos e improperios de los militantes K, que igual se hicieron oír. No obstante, Cristina pronunció un discurso conciliador, llamando a la unidad de los argentinos, pero con una férrea defensa del proyecto político iniciado en 2003. También resaltó la figura de Manuel Belgrano, creador de la insignia y “uno de los padres de la Patria”. Luego presenció el desfile cívico-militar, saludó a sus seguidores bajo una llovizna que se hacía cada vez más copiosa y recibió presentes de todo tipo. Uno de los momentos más emotivos fue el paso de los ex combatientes de Malvinas.
Como era de esperar, las distintas agrupaciones kirchneristas coparon el lugar central frente al palco donde se ubicó la primera mandataria. “Borombonbón, borombonbón, para Cristina, la reelección”, fue el cantito que más se escuchó. Hubo una notoria presencia de sindicatos afines al gobierno nacional. Rossi ingresó al palco segundos antes de que lo haga Cristina. “El Chivo Rossi, gobernador”, coreaban los militantes embanderados. El diputado se ubicó detrás del atril donde habló la presidenta. Binner y Lifschitz, que a la mañana temprano participaron del izamiento de la bandera en el mástil mayor del Monumento, se mostraron algo incómodos y aplaudieron poco durante el discurso de la jefa del Estado.
Así de caliente estuvo el clima político en una jornada con bajas temperaturas. El sol apareció sólo en las banderas celestes y blancas que flameaban. Pese al gris plomizo del cielo y la amenaza de lluvia, más de treinta mil almas se congregaron en el Monumento para ser parte de la fiesta popular. Sobresalió, como se dijo, el fervor de la militancia kirchnerista, lo que hizo desistir al gobernador Binner de pararse frente al micrófono. “Estamos en el Día de la Bandera, es un día de todos los argentinos”, dijo Cristina después de saludar, en un intento por aplacar los abucheos a los socialistas que partían del público. “Somos los que estamos embanderados en este proyecto de transformación del país los máximos responsables de ayudar para cambiar actitudes, lo que no significa renunciar a nuestras ideas, al contrario, significa reafirmarlo”, dijo la presidenta, y remató: “Estamos seguros del rumbo que ha tomado el país”.
El acto comenzó con la entonación de las estrofas del Himno Nacional. Antes del discurso de Cristina, el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, pronunció una oración religiosa, donde hizo referencia a la acción de Belgrano de crear la insignia patria a orillas del río Paraná, y recordó el primer izamiento del 27 de febrero de 1812. El público estuvo bastante cerca del palco. El desfile fue más corto que años anteriores. Además de las formaciones militares acompañadas con la música de la Fanfarria Alto Perú, del desfile participaron ex combatientes de Malvinas de Rosario y de otros lugares del país. Después fue el turno de la bandera más larga, Alta en el Cielo, donde miles de personas se aferraron a ella y aprovecharon la ocasión para estar cerca de la presidenta. Obreros con sus cascos, pueblos originarios, cooperativas de trabajo social, comunidades extranjeras se sumaron al tradicional desfile. Algunos también expusieron sus reclamos, como “No a la minería a cielo abierto” o “Paren de fumigar”.
La presidenta de la Nación llegó a bordo del Tango 01 al aeropuerto Islas Malvinas cerca del mediodía y fue recibida por el gobernador Binner. De allí, acompañada por los ministros de su gabinete, se trasladó en combi hasta el Monumento. La jefa del Estado subió al palco a las 12.50 y una ráfaga de aplausos le dio la bienvenida.
“Hace 200 años ellos fueron por la libertad. Hoy nosotros tenemos que ir por la igualdad. Ese es el gran compromiso, la gran lucha”, arengó la presidenta en un tramo de su discurso, al encabezar el acto oficial por el Día de la Bandera. Con una resignificación de la historia, la mandataria destacó varias veces la figura de Belgrano; defendió el proyecto de país iniciado en 2003; repasó las principales medidas de gobierno; recordó a Néstor Kirchner como un “visionario que hizo cosas que otros no se animaron a hacer”; marcó como hitos la reestructuración de la deuda externa y la recuperación de los fondos de las AFJP en manos del Estado; contrastó el presente con el estallido de 2001; y resaltó el compromiso de los jóvenes con la política.
“Siento que tengo derecho de estar aquí frente al Monumento a Belgrano porque hemos hecho cosas para honrar esa memoria y esa historia”, consideró Cristina, mientras la militancia, le pedía que vaya por la reelección a sólo días del cierre de listas y presentación de candidaturas.
“Cuando veía al llegar a Rosario las obras, industrias que se levantan, cuando General Motors informa que invertirá 600 millones más, con 600 nuevos puestos de trabajo… es ésta la política de Belgrano: trabajo para los argentinos”, indicó la presidenta, y subrayó: “Nadie nos ayudó a llegar a este lugar, fue un logro colectivo. En el medio hay poderosos intereses que buscan frenar el avance, y a los que hay que enfrentar”.