Joven, comunicadora social con la inquietud y el compromiso, desde hace mucho, de difundir la “buena moticia”, Inés San Martín es una rosarina de 26 años que tuvo a su cargo, desde la organización, nada menos que recibir y atender a la prensa internacional en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Rio de Janeiro. Recibió a 5 mil periodistas de todos los países, entre ellos más de 248 argentinos. Vivió una fuerte experiencia tanto a nivel profesional como personal, y finalmente se confundió en un abrazo con el Papa. Ahora le han encomendado que participe en la preparación de Cracovia 2015 y ya está trabajando en eso. En diálogo con El Ciudadano, Inés fue clara respecto de la Iglesia y la comunicación: “Muchos no conocen el verdadero mensaje de la Iglesia y por eso se la critica tanto. Y muchos que conocemos el mensaje, no sabemos cómo transmitirlo”.
Desde la oficina de prensa en Río, Inés contó a este diario su experiencia de trabajo con profesionales del mundo entero, en un encuentro único, que superó todas las expectativas. Cómo llegó y cuál es el balance que hacen quienes trabajaron en la JMJ “desde adentro”.
La joven rosarina estuvo trabajando desde enero para la organización de prensa de la JMJ. Comenzó a hacerlo desde su casa y luego en abril se trasladó a Rio. Aún sigue allí cerrando la oficina. Licenciada en comunicación social, confesó a este diario que su sueño es trabajar por la “profesionalización” de la comunicación en la Iglesia. Consideró que las “imágenes” de esta JMJ marcarán el pontificado de Francisco, que “bajará a los gestos y a lo concreto la teología de Benedicto XVI”.
La aventura de Inés de trabajar en prensa católica comenzó hace dos años, cuando envió un mail al comité organizador de la JMJ de Madrid. “Me ofrecí para hacer lo que hiciera falta, si querían les servía café, no me importaba”, contó. Le aceptaron la propuesta y viajó. Cabe aclarar que todo el trabajo que realizó Inés, tanto en España como en Brasil, fue completamente voluntario, al igual que los miles y miles de jóvenes del mundo que quisieron ir, pero para ayudar. La Jornada Mundial sólo les cubrió el alojamiento en casas de familia, las comidas y los traslados.
Volviendo a Madrid, Inés comenzó recibiendo a los voluntarios internacionales. Cuando vio a la persona que se encargaba de prensa se ofreció a ayudar allí y terminó como responsable de acreditaciones de los periodistas que viajaron para hacer la cobertura de la JMJ en España. Aquella experiencia fue inolvidable y por eso no dudó en volver a ofrecerse para trabajar en la Jornada de Río.
Cuando en septiembre del año pasado Benjamín Paz, el argentino gerente de comunicación de la Jornada Mundial de la Juventud llegó a Río de Janeiro, Inés le envió un mail diciéndole que quería participar del trabajo en Brasil, y Paz le contestó que viajara enseguida. “Querían que llegara en enero, pero estaba terminando un master, y por eso llegué recién en abril”, explicó la joven que trabajó todos estos meses sin cobrar un peso.
Experiencia increíble
A nivel profesional trabajar en un evento internacional como la JMJ supuso un gran crecimiento. “Creo que no alcanza una vida para aprender todo lo que conocí en estos cuatro meses”, comentó emocionada y agradecida a quienes la recibieron en Río. “En estos días conocí gente muy interesante y sobre todo descubrí que la prensa, cuando no está trabajando en busca de la primicia, es muy generosa y logré una buena relación con todos que logró cambiar un poco la visión negativa que yo tenía de los periodistas”, confesó.
Y eso que su tarea no fue fácil: “Al principio me volvieron muy loca, pero sólo los primeros días, porque después se dieron cuenta de que la intención fue siempre la mejor y que lo que más queríamos es que todos los peregrinos del mundo que no pudieron venir a Río tuvieran una cobertura amplia y completa”.
La joven comunicadora destacó la cobertura de los medios internacionales. “Captaron la reacción de los jóvenes, se conmovieron ante la multitud de la Iglesia viva y joven y se dieron cuenta de que la noticia no era que se inundó Campus Fidei (donde originalmente se iba a hacer la vigilia y misa de conclusión) o que faltaron baños, sino que captaron que la noticia eran los jóvenes. Todos los periodistas se sintieron impactados al ver el silencio de la playa de Copacabana llena de 3 millones de jóvenes en silencio, rezando ante la eucaristía con el Papa”, relató.
Según contó Inés, esta Jornada Mundial de la Juventud superó los tres millones de personas, y creen que batió el récord de Copacabana, que era de 3,5 millones de personas: fue en el recital que dio Rod Steward en esa playa.
La impresión que quedó en la rosarina es que la prensa internacional recogió sobre todo tres mensajes del Papa: “Creer en los jóvenes”.
“La importancia de los jóvenes no sólo para el futuro sino para el hoy, para cambiar la sociedad. Y esto se lo dijo también a los obispos cuando Francisco expresó: «No tengan miedo de perder tiempo con los jóvenes»; a los dirigentes de Brasil «Inviertan en los jóvenes» y nos lo dijo también a los jóvenes: «No balconeen la vida, métanse en ella»”, recordó Inés.
Y luego quedó claro el deseo del papa de sacar la Iglesia a la calle, como ocurrió en Río. Analizando la cobertura internacional del evento, la joven señaló que si bien el Papa se robó los titulares, los chicos y chicas coparon las bajadas y copetes. “Los chicos sorprendieron porque fueron cinco días de lluvia y aún se los escuchaba cantando de noche volviendo a los alojamientos agotados, pero con la sonrisa de oreja a oreja”, concluyó la comunicadora social.