El Hincha

3-3 para el infarto

Inexplicable: Newell’s lo tuvo para ganar y se lo empataron en la última jugada

La Lepra lo ganaba 2-0 y tenía un hombre de más. Luego se lo empataron por errores defensivos tras desperdiciar innumerables chances. Se puso 3-2 a los 48 del complemento por el pibe Silvetti y Riestra lo igualó de un lateral a los 51


Inexplicable. Increíble. Difícil de digerir. Newell’s tuvo un partido para golear, se durmió y se lo empataron, volvió a tener la victoria a los 48 minutos del complemento y se lo empataron 3 a 3 con un lateral en la última jugada. Y la igualdad que en la previa no parecía un mal resultado, al final tuvo pinta de frustración y bronca. Mucho más para el pibe Silvetti que metió un doblete y fue figura, y para Ever Banega, que le dio juego al equipo pero no alcanzó por los horrores de una defensa -arquero incluido- que hizo todo para no ganar.

La Lepra tuvo el inicio ideal. Tras un pelotazo largo de Fernández Cedrés al área, el arquero Arce salió lejos y sin confianza, y Ramírez cabeceó hacia adentro para que el juvenil Silvetti sólo tuviera que empujar el balón a la red. Un 1 a 0 a los siete minutos que trajo tranquilidad al equipo de Lunari.

Si esta ventaja inicial no parecía suficiente, a los 15 minutos llegó el segundo. Otra vez un pelotazo largo, esta vez Juanchón ganó de cabeza y otra vez Arce falló. Ramírez iba a anotar y le cometieron penal. Expulsión al defensor local Ramírez y bombazo de Banega para el 2 a 0. De no creer, partido casi resuelto en sólo un cuarto de hora. Al menos eso parecía.

Newell’s tuvo terreno, facilidades e intenciones para liquidar el partido rápido. Pero su mayor pecado fue que desperdició chances muy claras y dejó con vida al rival. Tomás Pérez quedó mano a mano con Arce tras pase filtrado de Banega y se abrió mucho. Así y todo, el pibe se recompuso y su remate rozó el travesaño.

Si esta jugada mereció lamentos, la siguiente fue para arrancarse los pelos de bronca. Tras otras jugada llena de pases, Ramírez apareció como extremo derecho y sacó un centro rasante para que Méndez gritara el tercero. Pero el uruguayo sobró la jugada y debajo del arco, tiró la pelota sobre el travesaño. Era el 3-0 y sentencia, fue la chispa que le dio a Riestra una vida más. Y la aprovechó.

El local entendió que la kryptonita leprosa iban a ser los centros al área. Macagno se llenó de dudas cada vez que la peelota sobrevoló el área, Méndez y Martino fueron figuras decorativas y Velázquez tuvo otro partido lleno de desconcierto. Newell’s le abrió la puerta a Riestra con una jugada innecesaria de Martino, al levantar demasiado la pierna en el área en una acción que no erra de extremo peligro y el VAR dio penal, tras llamar a Rey Hilfer. Herrera puso el descuento y Newell’s queedó impactado anímicamente.  Y en la jugada siguiente, un minuto después, todos miraron como llegó otro centro al área, Velázque no estaba por haber salido lejos sin sentido y Méndez se dejó anticipar por Herrera. Fue el 2-2 con Macagno atornillado a la línea sin ninguna intención de salir a cortar el centro. Y de estar para golear, la Lepra se fue al vestuario 2-2.

El empate relajó a Riestra, que cambió de libreto y se atrincheró un poco más. Banega empezó a manejar los hilos y Newell’s sólo debía esperar un pase preciso, un centro bien dirigido o una falla rival para volver a estar en ventaja. Y a los 7 minutos tuvo el tercero. Silvetti remató con desvío y la pelota dio en el travesaño, y en el rebote Juanchón cabeceó incómodo y desviado con el arco libre.

Ramírez se empezó a fastidiar, Méndez siguió tirando centros a nadie, Juanchón chocó más de lo que ganó y Silvetti ya no pudo desequilibrar tanto al tener menos espacio.

El 2-2 parecía demasiado castigo para los de Lunari, pero cada centro de Riestra al área, desde cualquier lugar de la cancha, era de peligro para una defensa leprosa incómoda, dubitativa y llena de inseguridades. Incluso hubo un tiro en el palo que pudo ser el 3-2 para el local.

Hasta que a los 48 minutos Besozzi sacó un centro complicado, Juanchón incomodó a los zagueros y Silvetti, oportunista, puso el 3-2 tras un remate con atajada y rebote. Debió seer la sentencia final. No lo fue.

La fragilidad defensiva leprosa le dio un centro más a Riestra. Fue un lateral largo, con el arquero Arce en el área leprosa. Y lo que no debía suceder, pasó. La peinó Arce, sí el arquero, y Benegas apareció inexplicablemente sin marcas para cruza un remate y poner un 3-3 increíble.

Un castigo grande para un Newell’s que aprendió a hacer goles, pero ahora se olvidó cómo defender. Y dejó escapar una chance inmejorable de ponerse a tiro en la tabla que clasifica a la Sudamericana. Una lástima.

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