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Insólito: el Pami I depende de generadores alquilados

Por Guillermo Correa.- El policlínico de Sarmiento al 300 estuvo 20 horas sin luz. Tiene equipo propio, pero es de 30 años atrás.

“Hicimos gestiones ante el directorio de la EPE, explicándoles que nosotros no somos una casa de familia a la que le puede podrir la comida de la heladera, sino un nosocomio que tiene 70 pacientes internados, algunos en condición crítica”, disparó ayer la interventora del Pami, Cristina Mastrotta. Más que enojo, la funcionaria emitió una señal de alarma: en la tarde del miércoles el policlínico de Sarmiento al 300 se quedó sin luz y la energía volvió recién al día siguiente. “Fueron 20 horas de corte”, denunció. Y si bien el centro de salud tiene un generador propio, tiene tres décadas cumplidas y su potencia está dimensionada para el consumo que había treinta años atrás. Dicho de otro modo, cada vez que hay un apagón, los únicos sectores que quedan con electricidad son terapia intensiva y un ascensor. “No se pueden hacer placas porque Rayos se queda sin electricidad. No se puede utilizar el laboratorio, porque también se queda sin luz. Solamente el 30 por ciento del policlínico sigue funcionando”, denunciaron por su parte los delegados del Pami enrolados la Asociación de Trabajadores del Estado, que además remarcaron que durante enero la situación llegó al extremo: entre uno y dos cortes por semana.
La interventora Mastrotta afirmó a este diario que profundizó las gestiones con la Empresa Provincial de la Energía con el nuevo corte de luz del miércoles, “el más largo” que sufrieron. Y dijo que allí se llevó la primera sorpresa: el pedido del policlínico para remediar la falta de energía había ingresado como “reclamo particular” en la distribuidora de electricidad. “El problema es que el Pami está conectado con los demás edificios y casas de la zona, y en los últimos años se hicieron construcciones sin control”, marcó la funcionaria.
En efecto, la zona, cercana al hoy paseo peatonal de la plaza Guernica y al Parque de España, se transformó en una de las más buscadas de la ciudad y allí se alzaron no pocos de los nuevos edificios con vista al río, además de otros no menos premium. Es lógico suponer que al multiplicarse las construcciones pensadas para familias de alto poder adquisitivo también lo hizo el consumo de electricidad. Y en ese marco, también se multiplicaron los cortes que terminaron afectando al Pami I.
“La dirección de la EPE se comprometió a «desenganchar» al policlínico del resto de la zona”, reveló la interventora. Pero dijo que en la compañía no le dieron plazos para la obra, que garantizaría la provisión energética para el clave centro de atención médica aun cuando en el resto de la zona se produzca un corte. Por ahora, la situación es que si los vecinos esperaban que la histórica presencia –antes era el sanatorio Mapaci– del policlínico los salvara de los apagones, lo que ocurrió fue todo lo contrario. Y no es la única paradoja: el Pami I está a no más de una decena de metros de la estación transformadora Sarmiento, que abastece a buena parte del radio céntrico. Y hoy depende de un generador vetusto –el propio– y de otros dos grupos electrógenos “alquilados” de mayor potencia: uno en el policlínico de Sarmiento al 300 y el otro en el edificio anexo, donde funcionan los consultorios externos, de Sarmiento al 400.
“Está bien: se cortó la luz en todas partes, no hay barrio de Rosario que no haya tenido un corte. Pero el Pami es el único policlínico que los sufre. Esto no pasó ni en el hospital Carrasco, ni en el Plaza, ni en ninguno”, se quejó por su parte el delegado de ATE Guillermo Grand. El representante gremial explicó además que los cortes de luz también les representan una demanda extra a los trabajadores del centro de salud: “Hace poco se generó una situación difícil con el familiar de un paciente que estaba internado, y los empleados tuvieron que contenerlo”, reveló.
Y también relató que uno de los trabajos con el generador propio del Pami consistió en conectar a uno de los ascensores del policlínico, ya que durante los cortes de luz era prácticamente imposible trasladar a los pacientes dentro del propio instituto.
De igual modo, el delegado subrayó que nada alcanza para enfrentar un corte de 20 horas, como fue el más reciente. “Ya ocurrió que el generador se quedó sin combustible. Antes se hacían pruebas de funcionamiento regulares, cortando la luz del policlínico, por ejemplo. Pero desde hace un tiempo se dejaron de hacer, y además faltan trabajos de mantenimiento del equipo”, relató.
Según la interventora, además de las gestiones con la EPE ya se iniciaron otras con la misma estructura del Pami. Ocurre que aun si la distribuidora eléctrica resolviera todos los problemas en la ciudad –y el mismo gobierno de Antonio Bonfatti reconoció que está lejos de hacerlo– el policlínico no puede tener un generador cuya potencia era acorde con la estructura que el entonces Mapaci tenía tres décadas atrás, cuando ni siquiera había computadoras personales, y ni hablar de los equipos que se fueron instalando. “Pero el cambio de generador es una decisión que se toma a nivel de al administración central del Pami”, recordó Mastrotta. Mientras tanto, a los abuelos sólo les queda, en sentido figurado y real, prender velas a la EPE.

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