Los concejales que integran las comisiones de Servicios Públicos, Gobierno y Presupuesto se reunieron ayer con la secretaria de Movilidad, Eva Jokanovich, para una mesa informativa conjunta sobre un tema excluyente y que probablemente en el corto plazo le cambie la vida a los rosarinos y los residente en la región: el transporte de pasajeros. En concreto, en la reunión, encabezada por la propia titular del Concejo Municipal, María Eugenia Schmuck, se habló sobre el proyecto de ordenanza que el Palacio de los Leones envió semanas atrás, y que declara la emergencia para el sector. Ahora el Ejecutivo encendió motores y, tras una serie de conversaciones informales con los distintos bloques del cuerpo se arribó al encuentro virtual de ayer: todo parece indicar que habrá una nueva reunión la semana que viene –acaso ya como plenario de comisiones– y que el tema se tratará en el recinto el próximo jueves. De ahí en más se vendrán profundos cambios en el transporte, como unificación de recorridos, alteraciones de frecuencias hasta incluso fusiones transitorias de líneas, ya que todo el sistema se tornó insustentable y avanza indefectiblemente a la quiebra tras siete meses de pandemia.
Los números que fue volcando Jokanovich y algunos de los ediles que volcaron sus opiniones y reparos hablan de una crisis sin freno, la peor en la historia del transporte público local. Para dar una dimensión de la gravedad de la situación, la funcionaria repasó que en octubre de 2019 el llamado servicio nocturno, que circula entre la 0 y las 5 de la mañana, transportó en promedio 2.700 pasajeros por día. En el octubre que acaba de terminar, y aun con una cuarentena que está lejos de ser la estricta decretada el pasado 20 de marzo, los pasajeros transportados fueron 400. Es decir, menos de 15% de la circulación en una primavera “normal”.
La cuenta a nivel local resulta clave para el complejo sistema de subsidios que compensa al sistema. Jokanovich recordó que en 2018 el anterior gobierno de Mauricio Macri recortó en un 70% los subsidios nacionales al transporte público del interior del país, que así quedó al borde del colapso. Rosario no fue la excepción, aunque al contrario de la llamada área metropolitana de Buenos Aires la mayor porción de sostén del sistema son los pasajeros… Hasta que llegó la pandemia. Hasta marzo pasado, el 55% de los ingresos al sistema eran los boletos, y el resto subsidios. Ahora ese porción cayó está en el 22%, y los subsidios de la Nación recién están al nivel que tenían hasta 2018. En la zona metropolitana, en cambio, los pasajeros representan apenas el 10% de los ingresos a un sistema hipersubsidiado, con flagrante desequilibrio respecto del interior.
En ese esquema, la Jokanovich marcó que el número de pasajeros del sistema hasta marzo pasado, cuando se dispuso el aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia de covid-19 era de 450 mil pasajeros por día. Ahora y con cuarentena no estricta, está entre 90 mil y 100 mil. Menos de la cuarta parte, y la idea es llevar ese número a 120 mil y 140 mil. Sigue siendo insustentable el sistema, pero el concejal Eduardo Toniolli marcó que entre 2019 y 2020 los subsidios de Nación aumentaron un 279%. Y la otra noticia que puede aportar es el boleto gratuito escolar, implementado por el gobierno de Omar Perotti. El Estado provincial destinará en 2021 en toda Santa Fe 4.359 millones de pesos para sostenerlo: alrededor de 2 mil millones de ese monto serán para Rosario. Con ello sumado a otros subsidios que totalizan unos 1.000 millones de pesos y que se fueron resolviendo durante este año, en un marco de medidas de fuerza de la Unión Tranviarios Automotor por retrasos en el pago de salarios y aguinaldo, el flujo de la provincia para el sistema local sería de unos 3 mil millones de pesos. Pero otra vez aparece la pandemia: el boleto escolar aplica si hay clases presenciales, algo que por hora está lejos de se posible en Rosario y la región.
Desfasados
El cálculo de Jokanovich es que para el mes que viene, cumplidos nueve meses de pandemia, las pérdidas del sistema del transporte serán de 1.900 millones de pesos.
Las cuentas también alcanzan a los coches: hasta marzo había unos 800 con la licitación del nuevo sistema de transporte; ahora quedan 686 en servicio.
En ese marco se dio el debate con los concejales: además de peronista Toniolli hablaron la socialista Verónica Irizar, Caren Tepp, de Ciudad Futura, el demócrata progresista Lichu Zeno y Renata Ghilotti de Propuesta Republicana, y Germana Figueroa Casas de Juntos por el Cambio dos alas del macrismo en el cuerpo, y la también peronista Marina Magnani. Con matices, todos quienes hablaron sostuvieron que el sistema está en real emergencia por lo que se descuenta que el proyecto que la declara recibirá un voto al menos mayoritario. Pero de igual modo faltan limar detalles: el mensaje del intendente Pablo Javkin, en su primer artículo, declara la emergencia por tres años. Y allí las opiniones se dividen: una opinión es que debe durar tanto como las medidas de excepción sanitarias por el coronavirus, sea este plazo menor –como todos esperan– o mayor, lo que a todos espanta. Y otra opinión, que acaso puede ser la de consenso, es que la emergencia debe permanecer hasta que el sistema vuelva a tener las mismas condiciones que antes de marzo, esto es con los pasajeros explicando un 55% por ciento de la recaudación, cuando sea que eso ocurra.
Pero, ¿qué implica en concreto la emergencia? El primer efecto es que da por tierra con el pliego de licitación, el cual en rigor nunca no había avanzado mucho en lo previsto en 2016 en cuanto a los recorridos: estos contemplaban troncales, líneas secundarias y líneas barriales, por ejemplo. Sí se cumplieron determinadas exigencias de inclusión en las unidades, esto es, piso bajo, rampa, espacio para silla de ruedas, entre otras. El consenso general en la reunión es no precarizar ese logro.
Pero el problema es lisa y llanamente de plata. Por ello el proyecto oficial faculta al Ejecutivo a implementar un rediseño total del transporte, incluyendo “líneas, frecuencias, prestaciones necesarias, nuevos requerimientos técnicos de flota, recorridos, ramales, paradas, paradores y demás cuestiones operativas” con el objetivo de adaptar el sistema “a las nuevas necesidades originadas por la emergencia sanitaria”. Esto es que el sistema como está y con la cantidad de viajes que tiene es insostenible. Así que los ediles mencionaron alternativas para achicar costos, como fusionar recorridos que coincidan y planificar nuevos. La idea es un mayor aprovechamiento, posiblemente con menos coches.
Y aunque nadie lo mencionó aparece como probable frecuencias más espaciadas, con horarios exactos, un modelo que se utiliza históricamente en Europa, pero que en la Argentina sólo se utiliza en media y larga distancia.
De igual modo, con el proyecto, si se aprueba tal como está, el Ejecutivo municipal estará habilitado para una renegociación integral de los contratos vigentes “en concordancia con la redefinición del sistema”.
La definición de la Jokanovich era que de llegar todo como está a fin de año, las dos privadas Rosario Bus y la mendocina El Cacique, que ganaron la licitación en 2016, simplemente se irían, cuando el contrato vigente es hasta 2029 y con posibilidad de renovación por dos años más. “¿Y quien absorbe los 2.700 puestos de trabajo”, se preguntó.
De igual modo, el otro parámetro clave de la cuestión es el precio del boleto. Según las cuentas oficiales, actualmente el desfasaje entre costo y tarifa es de un 130%, es decir que el pasaje debería costar unos 73 pesos. ¿Y quién los paga?