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Inteligencia Artificial, Consumo y Empresas

Por Sebastián Farina, Abogado

Hablamos de la Inteligencia Artificial, del “Big Data”, del “Machine Learning”, de sus “bondades” (o no) de la misma, pero no es usual que se explique que toda esta tecnología es gracias al aprovechamiento de los datos que “vamos” dejando en cualquier sistema. Es decir, los “datos” son la materia prima de dichas tecnologías, y nosotros, los proveedores de los “datos”.

Tan es así que se afirma que “Los datos se han convertido en un factor de producción fundamental de cualquier proceso económico actual, indistintamente si es desde el sector privado, o el Estado. Así, la generación masiva de datos, y la capacidad de procesarlos para construir valor, resulta clave para incrementar la eficacia y eficiencia en la toma de decisiones”.

Al mismo tiempo, también se utiliza toda esta información para desarrollar el “microtargeting”, actividad que se desarrolla mediante el uso de perfiles “psicométricos”.

¿De qué se trata?

Según dice Byung Chul Han (“Infocracia”, Editorial Taurus), “La psicometría, también conocida como <psicografía> es un procedimiento basado en datos para obtener un perfil de personalidad. Los perfiles psicométricos permiten predecir el comportamiento de una persona mejor de lo que podría hacerlo un amigo o compañero. Con suficientes datos, es posible incluso generar una información más allá de lo que creeos saber de nosotros mismos (…)”.

Siguiendo esta línea, según Eli Pariser, “La nueva generación de filtros de internet se fija en lo que aparece que a usted le gusta -cómo ha sido de activo en la red o qué cosas o personas le gustan- y saca las conclusiones pertinentes. Las máquinas pronosticadoras crean y y refinan continuamente una teoría sobre su personalidad y predicen lo siguiente que usted querrá hacer. Juntas, estas máquinas crean un universo de información para cada uno de nosotros -lo que llamo “filtro burbuja”- y cambian fundamentalmente el modo en que accedemos a las ideas y a la información”. Cuanto más tiempo paso en internet, más se llena mi filtro burbuja de información que me gusta, que refuerza mis creencias. Sólo me muestran aquellas visiones del mundo que están conformes con la mía. El filtro corta el paso a otras informaciones, De ese modo, el filtro burbuja me enreda en un <bucle del ego> permanente.” (ver Infocracia).

¿Cómo se obtienen los datos?

Los datos provienen de todo tipo de fuentes: visita a cualquier sitio web a cualquier efecto; uso de GPS; todo tipo de consulta u operación que se haga por sistema; comentarios en redes sociales; foto multas; compras con tarjetas; correo electrónico; las aplicaciones cuentapasos; los geolocalizadores; aunque la mejor herramienta de registro de datos es el “smartphne”.

Debemos ser sabedores de lo siguiente: cualquier movimiento por más irrelevante que parezca produce una “dato” que otro aprovecha. ¿Cómo? Su “aprovechador” los procesa y emplea con múltiples y distintos fines.

Esto no debería sorprender a nadie ya que generalmente damos “permiso” para que usen “nuestros”. Así, cuando se visita un sitio web (al menos la primera vez) surge un formulario virtual que contiene “Términos y Condiciones” donde se explica “qué pasa” con la información que uno deja volcada en el sitio. Leer estos textos, tiene una duración promedio de dieciseis (16) minutos. En los hechos, las personas no leen nada y “clickean” “ACEPTAR” y pasan a lo que sigue; y lo que es cuasi seguro es que nadie sabe “dónde fueron a parar sus datos”.

¿Existen modos de prever, medir e incluso retrotraer el “viaje” de los datos?

Sí. El “data management” tiene dicha finalidad.

Data Management y Data Protection. La necesidad de su incorporación.

Las disciplinas que permiten organizar y sacar provecho de los datos, forman parte del Data Management o Gestión de Datos, y se puede pensar en ellas como una serie de prácticas que permiten el desarrollo y ejecución de arquitecturas, políticas y procedimientos que cubren las necesidades del ciclo de vida completo de los datos de una empresa.

Si bien no existe ninguna normativa doméstica sobre el particular, y dentro de los “organigramas” de las sociedades que manipulan datos no resulta frecuente la mención de un sector o departamento de “data compliance”, consideramos que resulta una figura necesaria y su incorporación no obedece sólo a una buena práctica, sino que también guarda estricta relación con las diligencias que deben adoptar los administradores societarios.

En otras latitudes, incorporar un “DPO” (siglas por “data protection officer” o “delegado de protección de datos”, que no es otra cosa que un “data compliance”) como órgano societario y/o como asistente permanente de los mismos, es una obligación cuyo incumplimiento genera distinto tipo de sanciones.

En esta línea, en la Unión Europea, debido a los distintos conflictos derivados del manejo irresponsable de datos, se sancionó el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD, aunque es más conocido como GDPR, por sus siglas en inglés). El RGPD –vigente desde el 2018– es un amplio conjunto de reglas centradas en la protección de la privacidad personal y el intercambio de datos entre fronteras.

Destacamos que de ningún modo se sugiere encastrar a la fuerza en nuestro sistema una figura propia de otro sistema (amén del éxito de la misma), sino tan sólo aprovechar las experiencias para casos similares.

Como fuere, entendemos necesaria la incorporación de una figura acorde.

Corolario

Del mismo modo que en otras áreas se entiende necesaria la existencia de un Programa de Compliance (por ej., Ley 27.401 de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas), consideramos imprescindible que las sociedades que se valgan de “datos”, cuenten con un sector o departamento de “Data Compliance”.

Como antes dijimos, su incorporación no obedece sólo a una buena práctica, sino que también guarda estricta relación con las diligencias que deben adoptar los hombres de negocios.

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