Las candidaturas inscriptas para disputar bancas en el Concejo Municipal son una buena radiografía de la etapa que atraviesa cada espacio político.
Por el lado del kirchnerismo el Movimiento Evita tomó la decisión de probarse solo en las primarias con Fernando Rosúa, desairando el intento de una lista conjunta del rossismo y el cavallerismo. El ex intendente vuelve a ser la carta fuerte en la oferta electoral del peronismo local, lo cual es tanto un mérito para un hombre de su talla como un déficit del PJ que no pudo superar en años a su aliado extrapartidario.
Sin espacio en esas listas, otros kirchneristas que exceden al espacio peronista –Martín Fierro, La Cámpora, Miles, el Partido Comunista, Peronismo Militante, entre otros– parieron una lista por afuera del FPV, encabezada por Sebastián Artola y atravesada por jóvenes sub 40 y presencia femenina que excede el cupo de ley.
El sinceramiento de Jorge Boasso a la hora de inscribir una alianza por afuera del Frente Progresista proyecta tránsito liviano en las primarias para la coalición gobernante. A la lista “oficial” que encabeza Miguel Ángel Cappiello seguido por representantes del resto de los partidos que la integran, se le cruzan en el camino candidaturas de espacios políticos que postulan funcionarios de segunda línea del Palacio de los Leones, como Mónica Peralta del GEN y Martín Rosúa de la UCR-MAR, espacios que se juegan la patriada.
En cambio el PRO y el Peronismo Federal viven momentos turbulentos, como lo expresa el cuarteto de listas que disputarán la primaria. Lo curioso es que no son unos por un lado y otros por otro, sino que en esas listas se entremezclan macristas y justicialistas por igual. El salto de Diego Giuliano a ese espacio agregó más ruido del que había porque obligó a un corrimiento hacia abajo en la lista primigenia. Con el descenso de expectativas, empezaron a aparecer los heridos y la interna implosionó.
Por qué no habrían de darse estos desencuentros en un espacio que creció más de lo que maduró, si ocurre en las mejores familias. Matrimonios políticos que parecían mucho más consolidados entran en crisis a la hora de discutir poder. Ejemplos sobran. Basta citar la elección a gobernador de 2011, con tres listas del gobernante Frente Progresista, aventura que puso en riesgo el gobierno y hoy paga en la Legislatura. O el increíble encadenamiento de divorcios que suma Carlos Reutemann: el paso de Roxana Latorre y Celia Arena al kirchnerismo; el salto de sus ex ministros y diputados nacionales Carlos Carranza y Daniel Germano a tierras del PRO, munidos del sello Santa Fe Federal, y la desmarcación que, según la crónica periodística del diario UNO de Santa Fe, hizo Jorge Obeid a la hora de declarar como testigo en la causa por las inundaciones de 2003.