Desde diversos servicios online, blogs, redes sociales y foros, el prestigio de instituciones e individuos se puede incrementar o destruir con tan sólo un par de publicaciones en la Red.
La fama siempre ha sido algo de lo que preocuparse. Construir una identidad, una imagen no es algo fácil. Ni antes ni ahora. Desde los tiempos medievales donde eran capaces de ir a duelo por defender la reputación, hasta llegar al siglo XXI donde la Internet se ha apropiado de las herramientas para construir una buena imagen. El linaje ha sido sustituido por el historial de Google.
Cualquiera puede acceder a la Red. Antes, si crecías en un pueblo, sabías quién era hijo de quién y, si te metías en líos, todos se enteraban. Ahora, ese pueblo es Facebook o Twitter, donde si cometes un error, todos lo saben, y al instante y en todos lados.
Beal el creador de Trackur, un programa que busca identidades en Internet para averiguar lo que se está diciendo de ellas. Es una iniciativa semejante a la de Twinfluence , web que utiliza Twitter (portal donde se pueden publicar comentarios de hasta 140 caracteres) para determinar la popularidad de cada usuario, a cuánta gente llegan sus mensajes.
Medir la reputación y mejorarla es tarea de profesionales. Estudian la presencia en Internet de la empresa, institución o particular que les contrata y generan contenido positivo sobre ellas (texto, fotos y vídeos sobre lo que hacen y dicen, cuanto más, mejor). Si el daño ya está hecho, solicitan a blogs, foros y webs que retiren los comentarios injuriosos sobre sus clientes.
El 90% de las críticas hacia otros vienen de los foros y las redes sociales.
Aunque cueste creerlo se puede gestionar una buena reputación en Internet sin recurrir a expertos. Para hacerlo hay que sumergirse en un sinfín de webs en las que se pone nota a compañeros de trabajo, amigos y hasta a completos desconocidos. Todavía en pruebas, Unvarnished («sin barniz», en español) permite publicar comentarios sobre jefes y colegas de manera anónima. Se puntúan las diferentes aptitudes (productividad, sociabilidad…) y se ofrece una valoración general (de una a cinco estrellas).