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Intimidación: siete balazos en el macrocentro

Motociclistas gatillaron al menos siete veces contra una edificación de Zeballos al 2500 alrededor de las diez de la noche de este jueves. La primera interpretación fue que el destinatario del mensaje es un directivo de Rosario Central. Pero hay otras hipótesis.

Desconocidos atacaron a tiros en la noche de este jueves la fachada de una edificación en el macrocentro. Según voceros policiales y judiciales, esta vivienda está ubicada enfrente de la casa de un directivo de Rosario Central. Pero también hay otro dato: la casa de dos plantas atacada, donde hoy vive un comerciante, perteneció a la familia de una funcionaria judicial, también ligada con el club de Arroyito, con lo cual las hipótesis sobre el destinatario de la intimidación estaban abiertas. Horas después, en la madrugada de este viernes, hubo otro hecho similar con posibles conexiones.

Según las primeras informaciones, alrededor de las 22 de esta noche dos hombres en una moto Honda Tornado roja pasaron por la cuadra de Zeballos al 2500 y gatillaron al menos siete veces contra una edificación, a juzgar por la cantidad de cartuchos incautados en el lugar. Vecinos contaron que pasadas las 23.30 ya se habían recuperado seis proyectiles.

De acuerdo con voceros policiales y según una interpretación preliminar, el destinatario del ataque pudo haber sido en realidad alguien que vive en la vereda de enfrente: el vicepresidente de Rosario Central Ricardo Carloni.

Este dirigente del club de Arroyito es uno de los precandidatos del oficialismo de cara a la elección de renovación de autoridades que se avecina dentro de dos meses en esa entidad.

Aunque surgieron otra hipótesis. Según una versión recogida en el lugar del ataque, la casa de dos plantas cuya fachada recibió los impactos fue propiedad de una familia también vinculada con Rosario Central, y una de cuyos integrantes es funcionaria judicial. Allí vive hoy un comerciante, quien de acuerdo con esta misma especie es a la vez un policía retirado. Por si fuera poco, voceros policiales aportaron otro dato: en la planta alta vive un abogado penalista.

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